José Ignacio Gerbasi 06 de diciembre de 2024
@jgerbasi
El talento importa, pero la mayoría de las veces no se trata de tener un don. Se trata de tener agallas. La disciplina y la paciencia son talentos. Confiar en uno mismo es un talento. Abrazar el proceso, amar el proceso es un talento. Algunas personas nacen con esos talentos, pero todo el mundo tiene que trabajar en ellos. Una vez escuché a Roger Federer decir: “En el tenis, la perfección es imposible. De los 1.526 partidos de singles que jugué en mi carrera, gané casi el 80 por ciento. Ahora, ¿qué porcentaje de puntos creen que gané en esos partidos? Solo el 54% -se respondió-. Cuando pierdes uno de cada dos puntos, aprendes a no fijarte en cada golpe. Es apenas un punto.” Creo que esto se aplica 100% a la vida.
Juegues
a lo que juegues en la vida, a veces vas a perder. La vida es una montaña rusa
con muchos altibajos. Es natural, cuando estás abajo, dudar de ti mismo, sentir
lástima por ti. Pero la energía negativa es energía desperdiciada. El signo de
un campeón es convertirse en un maestro de la superación de los momentos
difíciles. Los mejores no lo son porque ganan todos los puntos, sino porque
saben que perderán una y otra vez y han aprendido a lidiar con ello. Por eso,
celébrate, felicítate, porque nadie sabe lo que pasaste para llegar donde
llegaste, nadie sabe ser tú, solo tú.
Para
los venezolanos que han migrado en busca de un mejor destino, a los presos
políticos y aquellos que han tenido que huir por razones de seguridad e
integridad de sus vidas, y a cada uno de los que continúan luchando siempre por
tener el mejor país del mundo, este mensaje es para ustedes. La vida nos ha
puesto en un desafío constante, pero también nos ha dado la fuerza para
enfrentarlo. Hemos demostrado que, a pesar de las adversidades, es posible
seguir adelante y buscar un futuro mejor.
Si
tienes disciplina y paciencia, que son talentos, no te conviertas en un
bombillo apagado como hay muchos, que ya no alumbran a nadie. Lo que hacen es
criticar, sin importar lo que hayas hecho; simplemente viven criticando sin
ayudar. No entienden que el tiempo que tenemos es limitado y lo gastan viviendo
la vida de otro. No te dejes atrapar por el dogma que es vivir según los
resultados del pensamiento de otros. Ojalá tengan el talento de volver a
alumbrar, pero esto es difícil ya que hay que tener mucha valentía y sabiduría
para volver a alumbrar a más de 100 0vatios.
La
vida, como en el tenis según Federer, no se trata de ganar todos los puntos,
sino de cómo te recuperas de cada fallo. Cada derrota, cada tropiezo es una
oportunidad para aprender, para crecer y para fortalecerte. Es en esos momentos
de dificultad donde se forjan los verdaderos campeones, aquellos que no se
rinden, que continúan adelante a pesar de los obstáculos. Así es como se
construye el carácter, con cada desafío enfrentado y superado.
Recuerdo
una historia inspiradora de Thomas Edison, el inventor de la bombilla
eléctrica. Antes de lograr su éxito, Edison fracasó miles de veces. Cuando le
preguntaron sobre estos fracasos, respondió: “No he fracasado. He encontrado
10,000 maneras que no funcionan.” Esta actitud de perseverancia, de ver cada
fracaso como un paso más hacia el éxito, es lo que diferencia a los grandes de
los demás.
Además,
es crucial entender que el éxito no es solo personal. Vivimos en una comunidad
y nuestra luz puede iluminar a otros. Cuando no dejamos que nuestras críticas
nos apaguen, cuando compartimos nuestra luz y ayudamos a otros a brillar,
creamos un entorno donde todos podemos prosperar. Como dijo alguna vez la Madre
Teresa: “No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor.”
En el
camino hacia tus metas, recuerda siempre mantener tu luz encendida. No importa
cuántas veces falles, lo importante es levantarte y seguir adelante. Tu viaje
es único y solo tú puedes recorrerlo. Abraza cada momento, cada lección, cada
derrota, porque son las piedras angulares de tu éxito. La valentía, la
sabiduría y el talento no son solo para los que nacen con ellos, son para los
que se atreven a cultivarlos día a día.
Entonces,
no permitas que las críticas de los demás te apaguen. Sé la luz que ilumine tu
camino y el de otros. La disciplina, la paciencia y la autoconfianza son tus
herramientas. Usa cada fallo como un trampolín hacia algo más grande. Porque,
en última instancia, no se trata de cuán brillante sea tu luz, sino de cómo
decides usarla para iluminar el mundo que te rodea. Recuerda, lo que importa no
es ganar todos los puntos, sino cómo juegas el juego.
Vamos
por más…
José
Ignacio Gerbasi
@jgerbasi
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