Ismael Pérez Vigil 30 de noviembre de 2024
Escribir
sobre procesos de “resistencia política” en América Latina es un desafío
complejo. Aunque existen múltiples casos, estos no suelen enmarcarse en
conflictos bélicos de carácter general −como la lucha contra el nazismo, el
fascismo− o como la segregación racial, en EEUU y Sudáfrica, que podrían
otorgarles una legitimidad distinta. En cambio, están profundamente impregnados
de elementos políticos e ideológicos, lo que dificulta abordar el tema con
objetividad y mucho más hoy en día dado el ambiente de extrema polarización
política.
Es el
caso de los Sandinistas en Nicaragua, quienes enfrentaron la dictadura de los
Somoza, una de las más crueles, corruptas y sanguinarias del continente, sobre
la que haré una síntesis general de ese proceso y posteriormente abordaré las
desviaciones que han desembocado en el régimen autoritario de Daniel Ortega,
una dictadura tan corrupta y represiva como el régimen de Somoza, al que
combatió el sandinismo.
El origen.
El
nombre del movimiento se deriva del guerrillero nicaragüense, Augusto Cesar
Sandino (ACS), quien hace ya una centuria, se enfrentó a las tropas
norteamericanas, asentadas en el país desde principios del Siglo XX, cuando la
explotación agrícola dominaba en los países centroamericanos recién
independizados de España. Inicialmente, ACS tenía una ideología más bien
liberal y su lucha se centraba en combatir el imperialismo y la ocupación
extranjera de su país.
Con
escasos recursos y tropas, inició una resistencia guerrillera contra el
gobierno conservador y las fuerzas estadounidenses que lo respaldaban. Su
audacia y éxito llevaron a que las tropas norteamericanas se retiraran en el
marco de la política de “buena vecindad” de Franklin D. Roosevelt −que
confrontaba además graves problemas económicos internos− dejando la seguridad
militar en manos de la recién creada Guardia Nacional, liderada por Anastasio
“Tacho” Somoza García. “Tacho” Somoza orquestó el asesinato de ACS el 21 de
febrero de 1934 y, dos años después, derrocó al presidente liberal Juan
Bautista Sacasa, su tío político, convirtiéndose en dictador de Nicaragua
durante 22 años. Tras su asesinato, sus hijos Luis y Anastasio Somoza Debayle
asumieron el poder hasta su derrocamiento en 1979 por el Ejército de Liberación
Sandinista.
Sandino,
enfrentándose a tropas bien armadas y apoyadas incluso por ataques aéreos, fue
reconocido como un héroe antiimperialista y proclamado “General de Hombres
Libres”. Su legado inspiró a generaciones, convirtiéndose en símbolo de lucha
contra la dictadura somocista, que finalmente caería 45 años después de su
asesinato.
El
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El
FSLN, que tomó el nombre de Sandino, surgió tras diversos intentos por oponerse
a la dinastía Somoza, en el poder desde 1936. Su origen se encuentra en movimientos
estudiantiles clandestinos y en la formación de distintos frentes de
resistencia −como la Juventud Democrática Nicaragüense, el Frente Unitario
Nicaragüense y el Frente Interno de la Resistencia− y en algunas acciones
aisladas y puntuales, como el asesinato de “Tacho” Somoza en 1956 y brotes
guerrilleros en diferentes épocas. Inspirado en movimientos anticolonialistas y
revolucionarios, como la lucha en Argelia y Cuba, el FSLN adoptó una ideología
de izquierda político-militar, proclamándose heredero del nacionalismo y
antiimperialismo de Sandino y emprendió un primer intento de formación con el
Frente de Liberación Nacional de Nicaragua en 1961. Sin embargo, no se puede
establecer una fecha clara para su fundación, ni un acta o proclamación que le
diera vida. Como algunos de sus “fundadores” dijeron, su constitución fue más
el resultado de la práctica, de una acción contra la dictadura “somocista”, que
se proclamó inspirado en el legado de Sandino y se atribuye, el nombre del
movimiento y la inspiración fundamental a Carlos Fonseca, fallecido en combate
contra el “somocismo” en 1976.
Las
facciones del FSLN.
El
FSLN confrontó diversas divisiones, básicamente de matices, por la presencia de
ideas políticas muy heterogéneas −desde el marxismo-leninismo hasta la
socialdemocracia, la democracia cristiana y el liberalismo− y buscando
diferenciarse de la oposición “antisomocista” tradicional, de los partidos
liberal y conservador y hasta del partido comunista. Fue a partir de finales de
1963 cuando aparece el nombre de Frente Sandinista de Liberación Nacional, pero
dividido en tres facciones, con el mismo nombre, el mismo objetivo, pero con
líderes, acciones y actividades separadas y poca coordinación entre ellas:
- El FSLN Guerra Popular Prolongada, de
inspiración guerrillera guevarista, en la zona norte de Nicaragua.
- El FSLN Proletario, de inspiración
marxista-leninista, concentrado en zonas urbanas, cuestionando la
estrategia de la “Guerra Popular Prolongada” y planteando la creación de
un “Partido Obrero”, como vanguardia del proletariado para la lucha
insurreccional.
- El FSLN Insurreccional o Tercerista, de
composición ideológica más amplia −marxistas, socialdemócratas, demócratas
cristianos, empresarios, estudiantes y profesores universitarios,
intelectuales− que planteaban una mediación entre los otros dos grupos y
preparar un gobierno demócrata al final del “somocismo”.
En
general, las primeras acciones, que fueron de carácter guerrillero, estaban muy
inspiradas en la lucha cubana para derrocar a Batista, pero −como reconocieron
algunos de sus líderes más tarde− la zona campesina escogida para iniciar las
acciones, por su pobreza, retraso y aislamiento, resultó ser un fracaso y
concluyó en el desmantelamiento de ese frente.
A
partir de 1963 realizaron diferentes acciones que les fueron ganando
reconocimiento en el pueblo nicaragüense y les permitió organizarse y unificar
a las diferentes facciones. Sin embargo, dada la dura represión y arremetida
del “somocismo”, casi desaparecen a principios de los años 70. Sin embargo,
tras lo que denominaron la “acumulación de fuerzas”, en 1974 iniciaron la
campaña definitiva contra la dictadura que logró en 1979 el derrocamiento de la
dictadura de Anastasio Somoza Debayle y de la dinastía de la familia Somoza,
que había gobernado el país durante 43 años.
Factores
para la caída del “somocismo”.
El
triunfo de la arremetida del FSLN en 1979 se logró por la confluencia de varios
factores, que pueden servir de lección para otras experiencias y realidades:
1. Su
creciente popularidad y apoyo entre el pueblo nicaragüense.
2. El
éxito de varias acciones militares significativas y llamativas, como: el asalto
a una mansión de un ministro somocista en la que se encontraban importantes
personalidades, entre ellas el embajador norteamericano; el ataque a diversas
instalaciones militares, entre ellas al cuartel de Waslala, encabezado por el
denominado “Comandante Rodrigo”, que abrió la ofensiva militar en todo el país;
algunos golpes efectistas, como la toma del Palacio Nacional del Congreso, por
el “Comandante Cero” −Edén Pastora− que les dio notoriedad internacional; y la
conformación de varios frentes militares en todo el país, 7 en total,
incluyendo el casco urbano de Managua.
3. La
conformación, a principios de 1979, de un comando nacional, que unificó a las
tres fracciones del FSLN, en una “Dirección Nacional Conjunta”.
4. El
apoyo de sectores democráticos del país, tanto en Nicaragua como en el
exterior, no vinculados a la lucha guerrillera, que tuvo un punto de inflexión
en el asesinato por la dictadura somocista del periodista y político opositor,
director de La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro, que produjo el rechazo de la
clase media nicaragüense al gobierno de Somoza.
5. La
pérdida de apoyo nacional e internacional al gobierno represivo y corrupto de
Anastasio “Tachito” Somoza, dedicado a incrementar su ya considerable fortuna
personal −apropiándose incluso de buena parte de la ayuda internacional al
terremoto devastador de Managua en 1972− mientras el país estaba en una
situación de pobreza generalizada.
6. La
dictadura militar somocista, como ya dije, la más cruel y corrupta de
Centroamérica, era un modelo de las dictaduras “gorilas” latinoamericanas, que
se arrastraban desde finales de los años 40 del pasado siglo; pero, comenzó a
enfrentar un ambiente internacional menos propicio con la llegada a la
presidencia de los EE.UU. de Jimmy Carter, su política de respeto a los
derechos humanos y la negociación para devolver el Canal de Panamá a los
panameños.
7. Se dio
además la conformación de una coalición internacional −Costa Rica, Cuba,
México, Panamá y Venezuela− que apoyaron, incluso con armas, al FSLN; todo eso
fue aislando internacionalmente al gobierno de Somoza.
8. En
respuesta el dictador sumió al país en una “guerra civil” −asesinando a la
población desarmada, no beligerante y bombardeando las ciudades que eran
tomadas por el FSLN−, hasta que perdió incluso el apoyo definitivo de los EE.
UU, especialmente tras el asesinato de un periodista norteamericano, Bill
Stewart, por la Guardia Nacional somocista.
La
precaria situación económica del pueblo nicaragüense, el ambiente internacional
poco favorable, el innegable avance de los sandinistas, a pesar de la represión
y crueldad del ejército somocista, precipitaron la renuncia de Anastasio Somoza
quien se marchó al exilio, vagando por algunos países y estableciéndose
finalmente en Paraguay, gobernado en ese entonces por otro dictador, Alfredo
Stroessner. Somoza fue asesinado por un comando sandinista-guevarista en
septiembre de 1980.
Conclusión.
La
próxima semana evaluaré la actuación del gobierno “Sandinista” que emergió de
este proceso, la oposición a ese gobierno, su degeneración en dictadura y
algunas conclusiones y aprendizajes de ese proceso histórico.
Ismael
Pérez Vigil
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