San Josemaría 30 de noviembre de 2024
@sJosemaria
“Coepit
facere et docere” –comenzó Jesús a hacer y luego a enseñar: tú y yo hemos de
dar el testimonio del ejemplo, porque no podemos llevar una doble vida: no
podemos enseñar lo que no practicamos. En otras palabras, hemos de enseñar lo
que, por lo menos, luchamos por practicar. (Forja, 694)
No se ha limitado el Señor a decirnos que nos amaba, sino que lo ha demostrado con las obras. (…) Vino a enseñar, pero haciendo; vino a enseñar, pero siendo modelo, siendo el Maestro y el ejemplo con su conducta.
Ahora,
delante de Jesús Niño, podemos continuar nuestro examen personal: ¿estamos
decididos a procurar que nuestra vida sirva de modelo y de enseñanza a nuestros
hermanos, a nuestros iguales, los hombres? ¿Estamos decididos a ser otros
Cristos? No basta decirlo con la boca. Tú ‑lo pregunto a cada uno de vosotros y
me lo pregunto a mí mismo‑, tú, que por ser cristiano estás llamado a ser otro
Cristo, ¿mereces que se repita de ti que has venido, facere et docere,
a hacer las cosas como un hijo de Dios, atento a la voluntad de su Padre, para
que de esta manera puedas empujar a todas las almas a participar de las cosas
buenas, nobles, divinas y humanas de la redención? ¿Estás viviendo la vida de
Cristo, en tu vida ordinaria en medio del mundo?
Hacer
las obras de Dios no es un bonito juego de palabras, sino una invitación a
gastarse por Amor. Hay que morir a uno mismo, para renacer a una vida nueva.
Porque así obedeció Jesús, hasta la muerte de cruz, mortem autem
crucis. Propter quod et Deus exaltavit illum. Y por esto Dios lo
exaltó. (Es Cristo que pasa, 21)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/
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