sábado, 28 de mayo de 2011

El General Páez tocaba el violín


Por Oscar José Márquez

Al acercarse las elecciones de 2012 veremos al gobierno cada vez más desesperado por apelar a los sentimientos patrioteros, ante su incapacidad para gobernar. Por eso no nos sorprenda la creación faraónica de un mausoleo para los tres huesos que aún le quedan intactos a Bolívar, o la proliferación de discursos chillones narrando una y otra vez la epopeya de la Independencia, en el tono de letanía fastidiosa de Eduardo Blanco en su “Venezuela Heroica”.

El gobierno ha reemplazado al Bolívar histórico por un Bolívar de utilería, vacío y travesti, muy propicio para servir de coartada al fundamentalismo ideológico del régimen, quien lo utiliza de la misma manera que el régimen de Castro se sirve de la imagen romántica de José Martí, para endilgarle cualidades socialistas que jamás tuvo ni proclamó. El régimen apela a la ignorancia de la historia de los venezolanos.

Sin embargo, si examinamos la historia, encontraremos inmediatamente que el parecido del venezolano común, no es con el señorito (“sifrino” diríamos hoy día) Simón Bolívar, sino con el llanero alpargatado José Antonio Páez. Pero atención, Páez no se parece al venezolano común en su ignorancia, o en su pobreza; todo lo contrario. Se parece a el por haber luchado contra ella toda su vida, a diferencia de Bolívar, para quien la superación cultural nunca fue problema porque su entorno de muchacho rico ya le garantizaba eso.

Si uno acepta que el máximo héroe de la Patria es quien funda sus instituciones, no quien libra una guerra, es José Antonio Páez y no Simón Bolívar quien merece estar sentado en la estatua ecuestre que domina la plaza angular situada frente a la esquina Torre y Gradillas, en Caracas. La nacionalidad venezolana nace de la mano de José Antonio Páez, un venezolano común, quien pese a haber nacido pobre e ignorante llanero, no se resigna a su condición, sino que lucha durante toda su vida para superar su propia ignorancia.

Al general Páez lo solemos recordar por sus hazañas de la Toma de las Flecheras, Mucuritas, las Queseras del Medio o su valentía en Carabobo. Pero para el quizás su verdadera hazaña personal fuera aprender inglés y francés, aprender a tocar el violoncelo y el piano, haber escrito una autobiografía que es testimonio histórico único de esa etapa poco conocida que fuera el primer medio siglo de republica independiente, haber cultivado la amistad de notables de su época, cultivarse como individuo, superando con dignidad las humillaciones de su jefe de hacienda, el negro Manuelote, quien se burlaba de su ignorancia.

Francisco González Guinán (1929) expresa que Páez adquirió rápidamente una cultura apreciable: la guitarra y maracas que tocaba en sus mocedades llaneras las sustituyó con el violoncelo y ejecutaba con buen gusto música clásica.

De acuerdo con Alfonso Marín (1990), Páez “… convierte su residencia en Valencia en una especie de ateneo. Toca piano, violín, violoncelo, canta. Su potente voz de barítono llena toda la casa. Funda en ella un grupo de teatro, quizá el primero que hubo en Valencia. Lo inaugura con la tragedia ‘Otelo’, de Shakespeare…” ente los actores contamos al propio Páez, a Peña y a Soublette, entre otros.

El mismo autor nos dice que, además, trata de ensayar música propia, y en cuanto a sus actividades botánicas, baste observar que una rosa de jardín y también una paja para alimentar ganado, llevan su nombre…” (Marín, 1990). Esto sin decirles que estudiaba idiomas entre ellos inglés y francés.

Como indica Luis Rafael García Jiménez en su ensayo “El general José Antonio Páez y la valencianidad”, fue un autodidacta ejemplar: Páez fue la quintaesencia del venezolano común, que no celebra su ignorancia sino que se avergüenza de ella y trata de superarla con esfuerzo y estudio. Quizás esta fue su mejor virtud, muy por encima de su valentía como guerrero. Fue esta virtud la que posiblemente hizo que estableciera gobiernos civiles (ej. El médico José María Vargas) contra la opinión de sus camaradas militares. Fue esa búsqueda de civilización personal la que quizás indujera a Páez a luchar por instaurar la civilización en una sociedad arrasada por la Guerra de Independencia. Gracias a Páez los venezolanos tuvimos nuestras primeras instituciones de gobierno, que entre 1830 y 1859 y con sus altos y bajos, dotaron a Venezuela de la mayor estabilidad de su historia, después de Punto Fijo.

Es decir, Páez luchó por establecer en Venezuela todo lo contrario de un régimen que celebra lo chabacano, la mediocridad y la ignorancia como muestra de idiosincrasia autóctona. Páez representa la venezolanidad, mientras que Chávez está en las antípodas. La ideología oficialista del régimen chavista no solo es un fiasco; es la negación de la verdad histórica y sociológica del venezolano. Para decirlo más redondamente: nada más remoto a un venezolano que Hugo Chávez.

Por esta razón quiero proponer la reubicación de la ecuestre de Bolívar a la Avenida Páez, y traer la del general llanero a la que injustamente ocupa Bolívar.

Oscar José Márquez: Doctor en Derecho (LUZ),Abogado(USM) MS en Seguridad y Defensa(IAEDEN). Especialista en Geopolítica y Fronteras (ULA).El Derecho en Función del Ambiente (Universidad de Buenos Aires).Curso Superior de Protección Ambiental (Guardia Civil) España

Tomado del blog:

http://generalenjefejoseantoniopaez.blogspot.com/
José Antonio Páez El Centauro del Llano.

Este blog está destinada a rescatar la memoria del General en Jefe José Antonio Páez y a preservarla en su justa dimensión.

Publicado por:
http://venelib-antao.blogspot.com/2011/05/el-general-paez-tocaba-el-violin.html

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