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viernes, 6 de mayo de 2011

Resolución 17.621 ¿Plan integral de formación militar?


Por Olga Ramos

El 24 de marzo el país se sorprendió Con la publicación de la Resolución Ministerial 17.621, promulgada por el Ministro del Poder Popular para la Defensa, general en jefe Carlos José Mata Figueroa, Denominada: Plan Integral de Educación Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. La primera e instantánea reacción de la población ante su contenido, se centró mayoritariamente en la pretensión de modificar el currículo vigente de la escuela regular. Sin embargo, este es sólo uno de los cuatro aspectos que deben llamar nuestra atención.

Pero antes de pasar a señalar estos cuatro aspectos, es importante hacer notar que a lo largo del texto, esta resolución presenta reiteradamente dos contradicciones: dice que la formación militar debe estar acorde con los requerimientos del siglo XXI, pero se fundamenta a documentos e ideas de 1800; y menciona en diversas oportunidades la vocación humanista de la educación y su propósito de formación para la paz, pero su basamento se inscribe en la doctrina de seguridad y defensa nacional y su visión geopolítica asociada. Estas contradicciones pueden explicar el tratamiento que se hace de algunos de los temas contenidos en la resolución. Los cuatro aspectos de la resolución que deben llamar nuestra atención son: La existencia de un nuevo pensamiento militar venezolano; la pretensión de modificar el currículo nacional vigente de toda la educación básica y así como de modificar los planes de estudio de la educación universitaria; el rol de las milicias en la instrumentación del plan y el contenido curricular de la formación militar.

La existencia de un “nuevo pensamiento militar venezolano”
Lo que se denomina “nuevo pensamiento militar venezolano” en esta resolución, tiene su inspiración en el denominado árbol de las tres raíces (La visión geopolítica y moral de Simón Bolívar, la educación popular de Simón Rodríguez y los ideales de desarrollo endógeno que forzadamente se asocian a Ezequiel Zamora), pero también en la doctrina de seguridad y defensa nacional sobre la que se sustenta esta peculiar concepción de la “defensa integral de la nación” como una labor “cívico-militar” que se restringe a defender a la patria de las amenazas internas y externas que se presenten. Desde esa óptica, todo lo que sea diferente o tenga objetivos o intereses que compitan con los propios es catalogado y tratado como enemigo. Esta lógica dista mucho de la basada en la paz y la tolerancia que son valores fundamentales consagrados en la Constitución.

Frases como: “la defensa o seguridad de la nación constituye un objetivo permanente del Gobierno, del Estado y de las organizaciones del Pueblo”; “la doctrina de guerra de la Nación se origina en su doctrina política”; “la acción defensiva de la Nación se extiende desde sus fronteras geográficas hasta la configuración ideológica del Pueblo en todos y cada uno de sus habitantes”; nos permiten ilustrar la lógica que sustenta esta corriente de pensamiento y que explica, en buena medida, tanto los intentos de modificación curricular, como el rol de las milicias en este escenario, que veremos a continuación.

Una vez que la resolución expone motivos y describe los aspectos generales de la formación militar, el MPP para la Defensa, sin orden ni concierto, se incluye entre los entes rectores de la educación, en principio dice que es rector de la Educación Militar, pero seguidamente comienza una exótica argumentación para la implementación de “una nueva dinámica educativa con un enfoque muy particular: La Educación para la Defensa”, con frases como que en la LOFAN hay “una serie de funciones que implícitamente impulsan la aplicación de la gestión de la modalidad educativa militar, más allá del ámbito de los espacios castrenses”. A partir de esta sólida argumentación se afirma que se “impone la Educación para la Defensa Integral como eje integrador del Sistema Educativo Nacional”.

Pero cuando se va a la instrumentación de esta disposición la resolución establece que la Educación para la Defensa Integral se desarrollará, en el Sistema Educativo Nacional, como una asignatura y como un eje integrador en los subsistemas de Educación Básica (que incluye desde maternal hasta secundaria) y de Educación Universitaria. Esto en la práctica significa que se requiere, además del diseño de la materia, y la formación de los maestros que la dictarán, el reajuste de las horas de clase, que implicará eliminar horas de las áreas del currículo vigente, para abrirle espacio en el horario escolar. ¿Serán las horas de Ciencias Sociales en las que se desarrollan los tópicos de formación ciudadana?

Pero la Educación para la Defensa Integral no es sólo materia, sino eje integrador, lo que en la práctica significa que todos los docentes serán formados en sus contenidos para integrarlos en el desarrollo de las otras áreas curriculares y materias. Tarea larga y titánica que le impone el MPP para la Defensa al Sistema Educativo Nacional, en su nuevo rol de “rector”.

Esta inconcebible usurpación de funciones y la pretensión de utilizar al Sistema Educativo Nacional para desarrollar una nueva concepción de Estado “cívico-militar” son absolutamente inaceptables en el marco constitucional vigente y en una sociedad formada por ciudadanos.

El rol de las milicias en la instrumentación del plan
Por todos es sabido que la creación de las milicias es inconstitucional, aunque hayan sido incluidas en la recién aprobada LOFAN. La misión que se les adjudica es el entrenamiento, preparación y organización del pueblo para la defensa integral de la nación. Estas se comportarán como el eslabón de enlace entre civiles y militares para la conformación de la muy nombrada unión “cívico-militar” que ha sido consigna de este gobierno desde antes de sus inicios. Ya este rol y esta misión son bastante preocupantes. Sin embargo, en la resolución en cuestión, hay dos cosas que preocupan más.

La primera es que, en el marco de las funciones del Viceministerio de Educación para la Defensa Integral, la milicia desarrollará, para la modalidad de educación militar, los planes y programas de estudio de la asignatura o materia denominada “Educación para la Defensa Integral” y la administrará en los programas de dicha modalidad. Esta disposición, como las señaladas en la sección anterior, está totalmente fuera de lugar, porque no puede ser competencia de un cuerpo “no militar”, ni sin formación pedagógica, el desarrollo de planes y programas y la administración de los mismos, en las escuelas de formación militar.

La segunda es la incorporación de las milicias al desarrollo del Tercer Motor Moral y Luces, que como todos sabemos, es un programa que este gobierno ha adelantado para promover la formación ideológica de la población a través de círculos de estudio a lo largo y ancho de la geografía nacional. Este programa, como todos los relacionados con la formación ideológica de la población, ha sido muy poco exitoso. No obstante, la incorporación de las milicias y la determinación de la inclusión como tema de la “Educación para la Defensa Integral” podrían darle un nuevo aire, pretendiendo “sembrar” por el país, esta visión que bastante se aleja de la formación y el espíritu ciudadano.

El contenido curricular de la formación militar
Este es uno de los aspectos que parece haber pasado más desapercibido de la resolución. Quizá fue así ante la opinión pública y no en el seno de la Fuerza Armada Bolivariana, ellos sabrán. La mayor parte de la resolución expone en una serie de cuadros los lineamientos generales para fortalecer la educación militar como modalidad en el sistema educativo. Pero en su última página se presentan 4 cuadros cuya calidad, en términos de contenido, deja mucho que desear y que no permiten apreciar realmente, cuál es el perfil del egresado que se quiere lograr en la modalidad de educación militar. De hecho, el primer cuadro dice contener las corrientes filosóficas en las que se sustenta el diseño curricular. Estas corrientes son: Pragmática, Reconstruccionista y Dialéctica. Sin embargo, cuando se lee la definición asociada a cada una de estas corrientes, se descubre que estas poco tienen que ver con la corriente filosófica a la que pretenden definir. Pero, si esto fuese sólo un error y este cuadro se corrigiera, es importante preguntarse por la compatibilidad de estas corrientes con la formación militar y cómo se comportarían, cumpliendo sus funciones, los miembros de una Fuerza Armada formados con enfoque reconstruccionista. El segundo cuadro, que contiene los “enfoques educativos”; de todo lo contenido en la resolución, es lo menos grave.

El tercer y cuarto cuadros de esta sección, honestamente, no dicen nada. Deberían contener los elementos para desarrollar el perfil del egresado y sólo incluyen generalidades y en la descripción del perfil “académico, ocupacional y de personalidad” sólo se colocan paréntesis indicando lo que debería ir, pero no la descripción de estos perfiles. Esta parte de la resolución parece haber sido incluida a última hora e incompleta, lo cual no se entiende si el propósito de la resolución era precisamente el diseño curricular de la modalidad de educación militar.

Contradicción, pretensión de imposición de la lógica geopolítica basada en la doctrina de seguridad y defensa nacional por encima de la lógica ciudadana basada en la paz y la tolerancia, usurpación de roles, un nuevo esfuerzo de adoctrinamiento, distorsión de la formación militar y mediocridad, son los aspectos más preocupantes de esta resolución del MPP para la Defensa.

Publicado Revista Digital Visión Analítica Abril 2011:
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