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jueves, 19 de mayo de 2011

Vividores del ahorro de otros


Por Manuel Bermúdez Romero

Cuando sobre una situación se sabe todo, se ha dicho la verdad, pero los señalados continúan exculpándose y la autoridad no interviene, continuar en la denuncia no sirve de mucho.

No obstante, hay que insistir yendo al tema:
El estafador Francisco Illaramendi actuó solo y nadie en Petróleos de Venezuela es responsable, según lo afirma Eudomario Carruyo, vicepresidente de finanzas de PDVSA, en declaración que dio el sábado 14 de mayo al diario El Nacional.

De la afirmación se concluye que Illaramendi es un mago prodigioso y extrajo con su arte 581 millones de dólares del Fondo de Pensiones de los Jubilados de PDVSA para invertirlos fraudulentamente.

En los archivos de PDVSA, según informa el indescriptible Carruyo, no hay evidencia de la fechoría. No hay constancia de inversiones que se haya hecho con ese monto. Es decir, el dinero se esfumó: no existe prueba administrativa de transferencias, recibos, facturas que demuestren el trámite. Illaramendi, levantó su varita mágica, sustrajo el monto y lo invirtió por cuenta propia.

Pero además -cojan palco-, uno de los responsables de ese asalto “a mano desarmada” es el capitalismo, “el carácter capitalista con que fue creado el fondo”. De lo que se colige que es así por sus aborrecibles prácticas dirigidas a obtener ganancias sobre dinero invertido en operaciones mercantiles de empresas estables presentes en el mercado global. Y añade Carruyo, por si fuera poca su osadía, que la acusación contra PDVSA está basada en “medias verdades con refritos periodísticos”.

Eudomario Carruyo, socialista real con presunta casa en la imperial Miami y un salario que no debe ser de menos de 40 millones de bolívares mensuales, 40 mil bolívares supuestamente fuertes, deja entender que el capitalismo es malo porque facilitó la pésima inversión del dinero ahorrado durante toda la vida por más de 23 mil jubilados petroleros, ahora la mayoría amenazado por la ruina. Y -por su declaración se infiere- ni él ni Rafael Ramírez, presidente de PDVSA, tienen ninguna responsabilidad en el caso.

Retornando a lo dicho en el primer párrafo, ha de repetirse que este artículo sirve de poco frente a la actitud de estos descarados y ante una autoridad que no sanciona. Por tanto, sólo quedan dos acciones por adelantar en lo inmediato en el ámbito público: el uso de la virulencia verbal para abordar el tema, pero esa no es una respuesta inteligente, y, la segunda, sacar con los votos a estos señores de sus cargos. A lo último nos dirigimos entusiastas hacia 2012.

Repele
El terrible capitalismo de la versión Eudomario, tiene sin embargo el cuidado de que, para proteger los recursos monetarios de los inversores y mantener la confianza en el sistema de valores financieros, se ocupa de obligar a casas de bolsa, fondos mutuales y otras agencias de inversión, a resarcir, incluso con ganancias, a quienes hayan sido estafados.

A diferencia, pregúntese dónde puede estar el dinero que tenían en caja de ahorros los más de 18 mil trabajadores botados en 2002 de PDVSA, la petrolera que hoy saquean los vividores de la Revolución Socialista del Siglo XXI, viviéndose la plata honestamente obtenida y acumulada por los ex empleados.
¡Y toma tu refrito periodístico, Eudomario Carruyo

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