Paulina Gamus 12 de febrero de 2023
Un
nuevo escándalo ha echado más leña al fuego en el que se enfrentan el ex
presidente Donald Trump y el actual mandatario Joe Biden. Lo que comenzó a
fines de enero de este año como una audaz incursión de China en el espacio
aéreo de los Estados Unidos (en Montana) con un globo supuestamente espía, ha reventado
en revelaciones que dejan muy mal parados al Pentágono y en general a todos los
servicios de Inteligencia durante el mandato de Trump.
No
fueron uno ni dos los globos chinos que se posaron a sus anchas en los cielos
de distintas regiones de EEUU. Fueron nada menos que (tomen aire amigos
lectores) ¡163! Así lo confesó este lunes el jefe del
Comando Norte del Pentágono Glen D. VanHerck, máximo responsable militar del
espacio aéreo de esa región del país.
Según VanHerck, durante el mandato de Donald Trump (2017-2021) hay registros de incursiones de globos espías chinos que no se detectaron como tales hasta mucho tiempo después. Otros funcionarios estadounidenses confirmaron, bajo condición de anonimato, que dichas incursiones se clasificaron en un primer momento como «fenómenos aéreos no identificados (ovnis).»
«Les
diré que no detectamos esas amenazas, y esa es una laguna de conocimiento del
dominio«, reveló VanHerch a The New York Times. «Les
pareció tan descarado y loco que alguien intentase espiar
con un globo en el cielo a la vista de todos, que la opción menos absurda para
explicar aquello era que se trataba de un ovni». Una explicación que
asumió durante años el Pentágono, uno de los departamentos de defensa más
sofisticados del mundo.
No fue
hasta 2021, ya con Joe Biden, cuando la inteligencia estadounidense
intensificó sus esfuerzos para encontrar explicaciones más racionales para
estos objetos divisados cerca de bases militares. La conclusión fue que la
opción menos complicada es la correcta. Es decir, lo que parecía un globo era
efectivamente, un globo. Trump ha reaccionado como era de esperarse, acusando a
Biden de divulgar “fake news”. Biden ha tenido que modificar de raíz su
discurso del Estado de la Nación para incluir el impasse que se ha producido
con China. El globo espía ¿el 164? fue derribado por la fuerza aérea de USA y
esperan rescatar sus restos para investigarlos. El Ejército baraja la
hipótesis de que China busca obtener información sobre cómo entrenan los
pilotos estadounidenses y aprender de su «coordinación de armamento militar
en contextos de combate».
En
algún momento de esta escandalosa situación, un funcionario de la
administración Biden denunció que había globos espías chinos volando sobre
América latina. Y casi enseguida unos habitantes de Maracaibo declararon a la
prensa haber visto un globo en el cielo de su ciudad.
Hago
un paréntesis para narrar que en 1980 tuve el privilegio de hacer el viaje más
interesante de mi vida: cuatro mujeres dirigentes políticas fuimos invitadas
por la Federación de Mujeres Chinas a un recorrido de tres semanas por
distintas ciudades de ese país que acababa de liberarse de la «Banda de los
Cuatro». Los hoteles eran de cuarta categoría, la comida en ellos escasa y de
pésima calidad; nos compensaban los fastuosos banquetes que nos ofrecían en
cada ciudad las presidentas locales de la Federación. Todos los mil y tantos
millones de chinos y chinas vestían el traje «Mao». Los enchufados
de fina tela de casimir y en un tono azul oscuro, y el común en un vulgar dril
gris claro.
Los
automóviles reservados para la nomenclatura. El resto de la población se
desplazaba en cientos de miles de bicicletas que se podían adquirir con los
ahorros de seis o siete años. Las fábricas a donde nos llevaron carecían de
medidas de seguridad industrial y los obreros debían resistir condiciones
infrahumanas. Todos los chinos repetían como loros que la culpa de todo lo
malo, en cualquier circunstancia, la tenía la Banda de los Cuatro. Tres o
cuatro años después la China era otra: hoteles de lujo, tours de chinos
viajando por el mundo, asombroso desarrollo industrial, avances tecnológicos
inimaginables. Las mejores casas de moda se instalaron en las principales
ciudades y China empezó a ser la fabricante y surtidora de todo o casi todo, en
todo el mundo. Una superpotencia comercial, industrial y tecnológica
con capitalismo por la superficie y comunismo para reprimir.
Viene
ahora la pregunta ¿qué objetivo puede perseguir un globo espía chino sobre
América latina y específicamente sobre Venezuela? Si empieza por México se
encuentra con un país acosado por las mafias del narcotráfico, con horrendos
asesinatos masivos y con un extravagante presidente que se disfraza de
distintas maneras para decir babiecadas casi todos los días. En El Salvador se
consiguen a un tal Bukele quien se ufana –al mismo tiempo– de abrir el mejor
hospital público de todo el Continente, pero también la cárcel más grande,
quizá, del mundo. En Colombia un presidente Petro que todavía no se sabe si es
chicha o limonada, pero que ya empezó a arremeter contra la prensa libre con
los mismos argumentos de todos los dictadores. En el caso de Perú hasta los
chinos que analicen las grabaciones del globo, llorarían. No creo que se
molesten en enviar uno a la Argentina donde todo lo que sucede es un deja
vu. Pero si se trata de Venezuela la cosa es para varios globos espía,
uno es insuficiente.
Que
hayan elegido el Estado Zulia y concretamente Maracaibo, demuestra que la
milenaria sabiduría china no solo no ha decaído, sino que ahora se alimenta de
todos los medios de información. China quiere saber cómo es que el chavismo y
el madurismo lograron, hacer exactamente lo contrario que ella. China
evolucionó y estos involucionaron. China quiere saber –viéndolo con sus propios
ojos, es decir con los del globo– cómo el Estado insignia de Venezuela, el
surtidor de petróleo de casi todo el país y de sus exportaciones, fue transformado
en un rancho en que el servicio eléctrico y el suministro de agua sufren un
racionamiento criminal.
Pero
más asombroso aun, las dificultades de la población para surtirse de gasolina
porque toda la infraestructura petrolera fue devastada. Si el globo siguiera
espiando sobre el resto del Venezuela China haría un documental extraordinario
con el título «Como destruir todo un país en apenas 22 años».
Paulina
Gamus
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