La historiadora venezolana deja claro que la oposición necesita «ganar con una ventaja importante» para poder sortear las «trampas» y el «control» sobre el CNE
La historiadora Margarita López Maya señala que el régimen de Nicolás Maduro “no se ha rendido” y alerta sobre las acciones que pueda ejecutar si a dos semanas de las elecciones se da cuenta de que ni con trampa podrán ganar el 28 de julio.
Por eso la reconocida profesora advierte que “todavía no estamos en transición” y que el chavismo no ha dado señales de aceptar esa posibilidad aún, por eso considera fundamental llegar a las presidenciales, ya que ahí es donde “se podría abrir la puerta a una transición”.
López Maya comenta que no ha hablado con María Corina Machado, pero eso no impide que compare el liderazgo de la ganadora de las primarias con el que encarnó Hugo Chávez: “es una líder carismática, mesiánica, la gente llora y la abraza; es como una santa que va por ahí».
Sin embargo, enfatiza que la elección no se ganará con los grandes mitines que vemos hoy, sino con el trabajo electoral que la oposición unida logre materializar el 28 de julio
–¿Cómo interpreta usted que Edmundo siga en carrera y que María Corina Machado logre girar por el país?
-Me da la impresión de que Maduro no puede obviar las elecciones del 28 de julio, principalmente, por el sector militar. Pareciera que para ellos la realización de las presidenciales es un punto importante, crucial, para seguir apoyando que el chavismo siga en el poder. Eso no es un grupo homogéneo, ni siquiera muy institucional; pero están con Maduro mientras gane elecciones, aunque de manera poco limpia. Debe haber grupos en la Fuerza Armada diciendole al ministro Padrino que existe mucho descontento e insatisfacción en parte de la oficialidad y eso causa su efecto. Son conjeturas que hago, obtener información desde dentro del mundo militar es difícil.
-¿Descarta que las suspendan?
-Creo que el juego no es suspenderlas, aunque han movido piezas como la del conflicto con Guyana para hacerlo, si llegara a ser estrictamente necesario. Sin embargo, no es el escenario que les interesa; ellos están apostando a ganar esas elecciones echando mano de todos los recursos que tienen para hacerlo: control total sobre el Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y el resto de los poderes públicos.
La estrategia que buscan implementar, hasta ahora, es intentar controlar el evento electoral antes de que se produzca la entrada del voto en la urna. Por eso, están creando centros de votación en sitios no convencionales como el Helicoide, consejos comunales o bases de misiones, es decir, lugares donde la oposición muy difícilmente tendra testigos.
-¿Pero es posible para Maduro ganar sin un fraude masivo?
-El registro real no es de veintiún millones de venezolanos, porque hay cinco millones que están fuera del país o muertos, eso, de entrada, nos deja en dieciséis millones de votantes. De los cuales la encuestadora Delphos dice que el techo del chavismo es 30%, que equivale a otros cinco millones; entonces ya vamos por once millones. Según las bases de datos del CNE en Venezuela hay seis millones de jóvenes inscritos, sin embargo, sondeos y análisis cualitativos que hemos hecho nos indican que esos muchachos no tienen mucho entusiasmo por salir a votar. Si eso no se revierte y solo vota el 50% de ellos, son tres millones más que debemos descontarles a los once millones que quedaban y ya pisaríamos los ocho millones…
Lo que quiero reflejar es que se debe ganar con una ventaja importante y el número de votos que tenemos disponibles no es infinito. Por eso la apuesta del régimen, en este momento, es intentar ganar la elección con trampas aquí y allá, más el control sobre el CNE y el amedrentamiento.
-Pero el riesgo de hacer eso el alto para el chavismo, la gente se podría envalentonar y María Corina Machado es impredecible…
-Pienso que María Corina no es tan impredecible. Ella se va a inmolar, si se tiene que hacerlo. Yo sí siento que su figura será un factor absolutamente determinante en que la gente salga a la calle o no.
Creo que hay mucha incertidumbre sobre lo que podría hacer el régimen si veinte días antes de las elecciones constata que ni con trampas y chantajes las puede ganar.
–Hace unas semanas le oí decir que no estaba viendo ningún tipo gesto del gobierno que le hiciera pensar que se van a ir, ¿sigue teniendo la misma percepción?
-Es que no creo que se hayan rendido y la naturaleza de Maduro no es entregar el poder democráticamente. Yo estoy convencida de eso, porque es un régimen autoritario con rasgos sultánicos que destruyó la institucionalidad y el tejido social para mantenerse en Miraflores. Esta gente está montada sobre la represión de colectivos armados, milicias y sectores paramilitares; en esas condiciones, una salida negociada empíricamente casi nunca sucede, es muy difícil.
En dictaduras más convencionales hay más posibilidades, porque siempre existen sectores que se convencen de que la sociedad no aguanta más el autoritarismo y abren el juego político, pero yo no he visto señales de eso en el gobierno de Maduro. Hasta ahora las negociaciones lo que han demostrado es que el régimen las usa para para aliviar la tensión, conseguir ciertas concesiones y ganar tiempo; pero no para establecer una ruta hacia la transición.
–¿Por qué el gobierno nunca ha aceptado las garantías que le ha ofrecido la oposición y la comunidad internacional si dejan el poder?
-La mentalidad militar es autoritaria per se, o sea, no entiende eso de entregar el poder. Ahí hay una concepción militarista que sigue enroscada en quedarse a perpetuidad; los militares venezolanos siempre han pensado que son ellos quienes deben mandar en Venezuela. Además, el socialismo en el que se formaron los jerarcas civiles del chavismo no cree en la democracia, porque la consideran burguesa. Por ejemplo, Jorge y Delcy Rodríguez han dicho que están vengando la muerte de su padre, eso demuestra el desprecio que sienten por los valores democráticos. Después, está el tema de la violación sistemática de derechos humanos que han perpetrado y el miedo que le tienen a instancias como la Corte Penal Internacional.
–¿Y qué podemos esperar de la comunidad internacional en este momento?
-Deben construir un puente de plata que le ofrezca garantías postelectorales al chavismo y, al mismo tiempo, aliados históricos como Lula y Petro tienen que presionar por una elección competitiva. Estados Unidos debe hacer lo mismo, mientras produce algunos incentivos como quitar las recompensas por las cabezas de la cúpula del régimen o levantar algunas sanciones personales, para que puedan refugiarse.
Es importante que el foco de esas garantías tome en cuenta a los cuadros medios y bajos para que terminen de dejar al alto mando del régimen sin piso. Es decir, garantizar la sobrevivencia política de quienes no están totalmente comprometidos con la violación de los derechos humanos es clave en este momento.
–Hay quienes dicen que “las dictaduras también se equivocan”, ¿usted esta de acuerdo?
-Sí, Carlos Marx decía que cuando las clases dominantes empiezan a debilitarse, no ven con claridad y creo que eso está pasando. El hecho de que hayan permitido las primarias confiando en que factores de oposición les aseguraron que sería un fracaso, demuestra que no tienen la brújula muy afinada. Esa elección le devolvió la esperanza y la confianza en el voto. Cuando veo declaraciones de Jorge Rodríguez contra su propia gente o los videos que están saliendo de Maduro montado en un carro, como un payasito haciendo alarde de que hay una multitud en frente, cuando la verdad es que hay cien personas; me pregunto cuál es la necesidad de moverse en esas mentiras que no engañan a nadie. Me parece que están cometiendo errores, porque quedaron descolocados luego de la primaria e, indudablemente, no tienen propuestas que darle al país.
-¿Que revelan los recientes estudios e investigaciones que ha hecho sobre los jóvenes venezolanos?
-El mensaje más contundente de ellos, es que solo quieren oportunidades económicas para no verse obligados a emigrar y que se quiebre la familia. Ansían oportunidades para no irse, porque el miedo a la migración y al rechazo. Están conscientes de lo que es pasar trabajo afuera. Los bonos son atractivos aún para los abuelos y los papás, pero no para los jóvenes, ellos no desean vivir del Estado. El valor supremo de estas generaciones nuevas es la familia, porque es lo que les quedó. Muchos se sacrifican y no estudian, para sostener, no a sus hijos; sino a sus padres y abuelos. Para ellos María Corina representa algunos valores, puesto que la consideran honesta, trabajadora y madre.
–Entonces, ¿por qué no quieren votar?
-Creen que el oficialismo y buena parte de la oposición son lo mismo. Las generaciones más jóvenes se han vuelto pragmáticas y no están dispuestas a seguir ideales ideológicos que ofrecen, pero que no concretan en lo económico y lo social. Dicen con claridad que no les interesa la ideología, el socialismo o la democracia, sino un empleo digno para quedarse en Venezuela. Ellos tienen un morral con una carga muy pesada, no es que sean apáticos; sino que tienen otras prioridades.
-¿Cuál es su valoración de lo construido por María Corina?
-María Corina, que se ha erigido, como Chávez, en una líder carismática, mesiánica… La gente llora y la abraza; es como una santa que va por ahí… Con la diferencia de que ella no es militar, ni tiene un liderazgo autoritario basado en el resentimiento social producto de su origen humilde y educación deficiente. María Corina es una mujer que proviene de la clase media alta, casi aristocrática, profesional, sus padres la quisieron y ha construido posicionamiento ideológico de centro-derecha, tecnocrático y liberal.
Además, ella supo aprovechar una gran oportunidad que los otros no vieron, ella gana la primaria con el 92% de los votos, porque los otros no apostaron a medirse allí. Los demás apostaron a que ella iba a fracasar y eso le dio más empuje, ni hablar de la resistencia que ha tenido en instancias como el Foro Cívico, por ejemplo, es impresionante. En esta coyuntura, donde la gente está hastiada de la mentira, el engaño y las promesas falsas, la mayoría de la población dijo, bueno, esta mujer ha sido coherente con lo que ha predicado. Ella también podría representar un poco lo que es la antipolítica, por eso digo que su fenómeno es parecido al de Chávez: levanta grandes expectativas, moviliza, polariza.
–¿Siente que hay quiebres internos dentro del chavismo?
-Es difícil saber información interna del Partido Socialista Unido de Venezuela, pero hay discursos contrapuestos entre gente como Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez; y gente más o menos cercana al chavismo habla de un colapso gradual en los cuadros medios del PSUV. Las improvisaciones que estamos viendo pudieran responder a eso y en la medida que avancemos hacia 28 de julio, podrían profundizarse, por eso dependiendo de lo que pase ese día, podría darse una fractura importante. Yo, siendo ellos, no me confiaría de una victoria producto de un fraude masivo, porque si la gente sale a participar, veremos una enorme indignación moral que obligue a una negociación o se derrumbaría el gobierno.
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