CORINA YORIS – VILLASANA 31 de mayo de 2024
@yorisvillasana
«Hemos
transitado de la desesperanza a la esperanza; de la indiferencia ciudadana, a
la activa participación; del fuerte descreimiento a la confianza»
Esta
columna la he llamado «Meraki». De ascendencia griega, esta hermosa palabra
transmite la noción de dedicar el alma y el corazón a todo lo que emprendemos.
Cuando se consulta su significado siempre se alude al ámbito de la joyería,
donde cada pieza elaborada con «Meraki» lleva aparejada un toque personal que
la vuelve realmente extraordinaria.
Con este fin, escribiré este artículo centrándome en una comprensión específica de un suceso en un período histórico particular, describiéndolo como algo más que una simple explicación de eventos que afectan a una determinada comunidad, pero que también son indicativos de un cierto patrón prevaleciente en la sociedad.
Los
acontecimientos surgen de las personas mismas, como surge el agua de las
fuentes subterráneas. La historia nos permite presenciar la continua revelación
del destino humano desde lo más profundo de la humanidad.
En
este caso, el término “era histórica” no se limita al período entre
acontecimientos monumentales, sino que se convierte en el período en el que
domina una forma de vida. Así hablamos del «Siglo de las luces», del «Siglo de
Oro Español», por tan solo nombrar algunos.
Suelen
caracterizarse por cambiar ciertos valores y costumbres de una sociedad en una
determinada época histórica.
Si
hacemos un recuento de momentos en los cuales se ha pasado del desaliento a la
euforia, o mejor, dicho, de la inacción a la protesta social, son varios los
acontecimientos que acuden a nuestra mente. Son fases durante las cuales
ocurren hechos que le dan un vuelco a la historia.
«Se
trata de un movimiento nacional de protesta pacífica. Ha ido creciendo
exponencialmente; es sentimiento y es razón»
Basta
con recordar un gesto que ocasiona un desafío al imperio británico. En 1930,
Mahatma Gandhi, en su lucha por la independencia de la India del «Raj
británico» emprendió la famosa «The Salt Satyagraha» (La marcha de la sal). En
su ruta de la no violencia («áhimsa»), condujo una manifestación que recorrió
al país y la protesta era contra los impuestos que se le habían asignado a la
sal.
Gandhi
hizo un recorrido de unos 300 kilómetros, cifra que se recoge en las distintas
reseñas de este suceso, y al llegar al mar recogió un poco de sal con sus
propias manos. Con este simple gesto, Gandhi exhortó a sus coterráneos a hacer
lo mismo y quebrantar la prohibición sobre la producción y comercialización de
la sal. ¡Había sido desafiado el Imperio! Fueron arrestadas unas sesenta mil
personas, incluyendo al propio Gandhi, pero las leyes, al cabo de un tiempo,
quedaron derogadas.
Otro
de esos momentos que han permanecido en los anales de la historia, fue el
llamado «otoño de las naciones», referido a la caída del comunismo, y quedó
grabado en las imágenes de una multitud derribando el muro de Berlín. Este
«otoño» se inició en Polonia un año antes con las protestas y paros que
estuvieron promovidos por el sindicato Solidaridad.
Centrándome
en Venezuela, hemos transitado de la desesperanza a la esperanza; de la
indiferencia ciudadana, a la activa participación; del fuerte descreimiento a
la confianza. Esta travesía comenzó con la convocatoria a unas elecciones
primarias; el nombramiento de una Comisión Nacional de Primaria y su carácter
autónomo. Durante ese año, vimos cómo se dio el paso de la desconfianza a una
actitud más esperanzada, hasta llegar a la culminación de ese proceso y la
realización, contra viento y marea, de las elecciones, cuyo resultado, conocido
por todos, produjo un nuevo cambio. Empezaron a formarse alianzas, no exentas
de acechanzas y golpes muy fuertes; persecuciones, encarcelamientos y, sin
embargo, se consolidó una candidatura para las elecciones presidenciales. La
confianza se ha ido sobreponiendo a la suspicacia.
Decía
un conocido analista político, Georg Eickhoff, en un tuit excelente por su
certera visión, que en las calles y pueblos de Venezuela se está produciendo un
fenómeno realmente inédito en nuestra patria; no puede reducirse a entenderlo
como la postulación y aceptación de una o dos candidaturas. Se trata de un
movimiento nacional de protesta pacífica. Ha ido creciendo exponencialmente; es
sentimiento y es razón; es determinación por lograr un giro copernicano. Y esa
determinación se siente en cada concentración, en cada grito de «Libertad».
Es una
etapa donde se ha potenciado la figura femenina; el papel maternal; la batalla
por recuperar a los hijos errantes; el retorno y reunión de las familias.
Estamos pariendo a una nueva Venezuela, lo repito una vez más. Buscamos
restituirle a esta Tierra de Gracia su dignidad y lo estamos haciendo con
«Meraki», es decir, le estamos poniendo alma y corazón.
CORINA
YORIS – VILLASANA
@yorisvillasana
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