Julio César Arreaza B. 02 de junio de 2024
En eso
andamos los venezolanos que estamos adentro y los que están afuera. El norte
que nos anima a todos es encontrar el camino hacia la libertad. Unidos por la
causa común de rescatar la democracia y el Estado de Derecho, sentando
conciencia de que el poder radica en la gente. Se palpa la determinación común
de que el narcorrégimen termine. Ya no tiene discurso ni gente. Se produjo la
ruptura de las bases afectivas, es inocultable el precario tejido social que lo
sostiene
Se observa una debilidad del sistema comunal aguas abajo, recordemos que el chavismo había convertido lo comunitario en comunal. La gente tiene rabia acumulada y descontento; y aprovecha cualquier huequito que despliegue un halo de luz para transitar el camino de la libertad.
La
Fuerza Armada es un reflejo del país y ya no quiere calarse a estos narcos. El
núcleo antes duro, ahora no tan duro. Los frágiles equilibrios terminan siempre
debilitándose con actos disruptivos. La fuerza bruta es finita. Se ha hecho
protuberante la estructura nada legal sobre la cual se asienta el poder en
Venezuela.
El
poder radica en la gente, se nota su disposición a enfrentar la trampa, yendo
más allá del acto de votar, para hacer valer sus derechos. Los costos se han
elevado mucho para la usurpación, por el desgaste de tanto tiempo en el poder.
Pesa
cada día más la conciencia política de los millones de expulsados del país
donde nacieron: la llamada diáspora.
Ha
calado el mensaje de empoderamiento de la líder del coraje que, con las
condiciones adecuadas promovidas por el sistema de libertades, cada quien pueda
hacerse cargo de su vida. Los pequeños emprendedores perdieron el miedo, a voz
en cuello la invitan a entrar en sus negocios, así los cierren por represalia
inaudita y cobarde. Se niegan a normalizar la pobreza y miseria, y mucho menos
a dignificarlas. 6 millones de compatriotas se encuentran en riesgo de
hambruna.
La
Justicia usurpada por el régimen está al servicio de la inequidad. Las cárceles
han sido convertidas en campos de concentración en donde ocurren abiertas
violaciones a los derechos humanos. Todos han perdido peso y visto deteriorarse
su salud. Rocío San Miguel continúa presa aunque goza de medidas cautelares.
Wilder Vásquez con pena cumplida no ha sido liberado. No es posible que
cualquier persona esté sujeta a ser detenida sin haber cometido delito. Estamos
en manos de la impunidad. Esto se acabó. Solo falta el trámite. El cambio
viene.
¡Libertad
para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío
San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los
hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni
exiliados!
Julio
César Arreaza B.
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