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sábado, 23 de noviembre de 2013

Acoso al ciudadano: cultura de la escasez

Escrito por Marta de la Vega G. Viernes, 22 de Noviembre de 2013

Los mejores economistas venezolanos han explicado hasta la saciedad las causas de la inflación, agravada por controles de precio generalizados
que agudizan la escasez asociada a la producción estancada y al exceso de dinero circulante. El gobierno arropa con importaciones masivas la poca oferta de bienes por falta de incentivos a la producción nacional y a la inversión. Y habla de "guerra económica".

En busca de efectismo electorero, ordena bajar los precios de los bienes suntuarios e incita a la población a satanizar a comerciantes y empresarios, despectivamente llamados "burguesía parásita", a quienes culpa de causar el deterioro económico por la especulación y la usura, en vez de ver los efectos devastadores de su actual política económica sobre el aparato productivo interno, salarios y capacidad adquisitiva de las mayorías.

Productos electrónicos y electrodomésticos sí; pero Maduro no toca los bienes de primera necesidad, incluidos los medicamentos, cuya escasez es irreversible y creciente, calculada hoy en más de 20% por el Banco Central de Venezuela, porque sabe que no hay cómo hacer "que los anaqueles queden vacíos" de productos inexistentes, ni tampoco acusa a los revendedores informales de los precios especulativos que sí ponen a productos regulados de consumo, porque, en un país con más de 45% de desempleo camuflado en la buhonería, son un importante mercado electoral. No hay aún cartilla de racionamiento, como en Cuba. Pero de facto, las largas colas ante supermercados o tiendas pequeñas, bajo el sol o la lluvia inclementes, para comprar leche, pollo, aceite, etc., o las romerías de farmacia en farmacia, son signos de que los productos básicos están racionados y si se consiguen, los comerciantes imponen restricciones en la cantidad comprada, cual policías de control de consumo. Acoso al ciudadano.

No es con amenazas y persecuciones como se construye convivencia democrática. No con declaraciones de guerra va a sanar la economía. El gobierno tiene que empezar por entender que las regulaciones de precio, el férreo control de cambio, la imposibilidad de obtener divisas para insumos o bienes importados incrementan el riesgo de los empresarios y generan una mentalidad inmediatista que se desboca para recuperar la inversión. Así, el sobreprecio y la ganancia exagerada. No por "malucos" los vendedores, sino por las distorsiones y efectos perversos de políticas económicas equivocadas.

Donde hay competencia se reduce la ganancia porque el riesgo de nuevos competidores con precios más bajos sirve de barrera.

Donde hay libertad de consumo, crece la producción y se diversifica. El peor acoso al ciudadano es la incesante renta petrolera controlada por el gobierno, para dominar al ciudadano y tapar el desastre económico.


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