Páginas

domingo, 29 de diciembre de 2013

El milagro del pesebre en tu corazón

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES sábado 28 de diciembre de 2013

Una de las cosas que más me conmueve de todas las decoraciones navideñas es la gran variedad de nacimientos o pesebres que podemos ver en las casas o expuestos en sitios públicos. Muchos son verdaderas obras de arte, que en mi opinión, reflejan no solo la creatividad de quienes los hacen, sino la inspiración que esta historia produce en quienes entran en contacto con ella. Pareciera que de alguna manera han internalizado el profundo mensaje que reside en el nacimiento del Rey de Reyes y Señor de Señores. El nacimiento de Jesús representa uno de los milagros más maravillosos de la historia cristiana y nos recuerda cuán cerca puede estar Dios de aquellos que humildemente le abren la puerta de su corazón.

Como soberano del universo, Dios pudo haber hecho todos los arreglos necesarios para que Jesucristo naciera en un ambiente que reflejara toda la magnificencia y majestad de su condición. Pero Dios actúa en el hombre y por medio del hombre; por lo tanto, eran necesarios unos cuántos corazones dispuestos a hacer la voluntad del Señor para que, por medio de la acción de cada uno de ellos, se llevara a cabo de una manera tan humana y al mismo tiempo tan divina el nacimiento de Jesús de Nazaret.

La Virgen María es el primer personaje bíblico que le da forma a la voluntad de Dios en la historia que nos narra el pesebre. Dicen las Escrituras que ella había hallado gracia delante de los ojos de Dios, lo cual nos revela que había algo en ella que conquistó el corazón de Dios. ¡Fue escogida como madre del Salvador del mundo! Pero Dios no hace nada violando el libre albedrío que le confirió al ser humano desde su creación. Él espera que nosotros tomemos nuestra decisión, Él espera el Sí de nuestra parte, y María le dio el Sí: Entonces María dijo: "Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra". Lucas 1:38. Ella no lo cuestionó, ni mucho menos puso condiciones, ella tuvo una actitud de entrega absoluta.

Luego, el ejemplo viene de parte de José quien estando comprometido con María recibe la noticia del embarazo de ella. Dice la Biblia que era un hombre justo. No se dejó llevar por sus razones humanas. No quiso deshonrarla, como pudo haberlo hecho de acuerdo a la ley judaica. Sin embargo, José estaba muy preocupado, tanto que se quedó dormido pensando en cómo resolver esta situación, y durante el sueño recibió dirección: Pero mientras pensaba en esto, se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciéndole: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados". Mateo 1:20. José dispuso su corazón para hacer la voluntad de Dios, él también le dio el Sí a su Señor: Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado. Mateo 1:24.

También en esta hermosa historia tienen un papel muy importante los pastores y los sabios, también conocidos popularmente como los reyes magos. Un ángel del Señor se les apareció a los pastores y les dio las buenas nuevas: "... porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo (el Mesías) el Señor". Lucas 1:11. Estos sencillos hombres del campo que apacentaban a  sus ovejas creyeron al ángel y dieron su Sí al Señor haciendo como se les había dicho: "Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Cuando Lo vieron, dieron a saber lo que se les había dicho acerca de este Niño". Lucas 1:16-17. Los sabios también le dieron su Sí al llamado del Señor, siguieron a la estrella y donde ella se posó encontraron al niño adorándolo llenos de regocijo: "Cuando vieron la estrella, se regocijaron mucho con gran alegría. Entrando en la casa, vieron al Niño con su Madre María, y postrándose lo adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra". Mateo 2:10.

Todos estos personajes tuvieron características en común a pesar de lo diferente que eran unos de otros. Todos anhelaban al Mesías, todos creyeron las señales que Dios les mostró, todos recibieron con gozo al Niño, todos vinieron a Él y postrados le adoraron. Todos fueron parte de esta maravillosa historia que determinó el comienzo de la cristiandad, porque todos le dieron su Sí a Dios, todos se rindieron a su voluntad y todos fueron bendecidos.

Aceptemos hoy el llamado de nuestro Señor y ofrezcamos nuestros corazones como ese humilde pesebre para que more nuestro Redentor. Al darle nuestro Sí al Señor, ciertamente recibiremos en nuestras vidas el mismo milagro que tuvieron María, José, los pastores y los sabios:
¡Jesús el Salvador nacerá en el pesebre de tu corazón!

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico