Por Víctor Salmerón
Para la mayoría de las
personas salir de Frankfurt y aterrizar en Caracas, Lima, El Cairo o cualquier
otra ciudad del tercer mundo, es dejar atrás un universo de mayor
industrialización y tecnología. No obstante, Hernando de Soto considera que la
diferencia principal es que se ingresa a un sistema donde los pobres, que
representan al grueso de la población, están marginados porque no poseen
títulos de propiedad idóneos.
Al carecer de estos títulos de
propiedad y no existir en los registros formales, los pobres permanecen
excluidos del crédito porque no pueden colocar sus viviendas en garantías; están
relegados del mercado hipotecario, porque les es imposible respaldar nuevas
obligaciones para financiar el crecimiento de sus microempresas; poseen
negocios pero carecen de la posibilidad de emitir acciones, en fin, se trata de
un capital muerto.
En 2000 Hernando de Soto, tal
vez el economista peruano de mayor renombre, inició su cruzada para cambiar la
suerte de los pobres a través del derecho a la propiedad. Su libro El Misterio
del Capital, donde desarrolla a fondo esta idea, se transformó en un gran éxito
de ventas y rápidamente comenzó a asesorar a primeros ministros y presidentes
en una larga lista de países. La organización que preside, el Instituto
Libertad y Democracia, es uno de los centros de investigación con más actividad
en el mundo.
Invitado por el dirigente de
Primero Justicia, Julio Borges, Hernando de Soto cumplirá una intensa agenda en
Caracas que incluye un foro con vecinos de Petare y encuentros con distintos
sectores del país.
Usted ha planteado que en los
países del tercer mundo la mayoría de la población funciona a través de
mecanismos extralegales que deberían ser formalizados. ¿Cómo pueden los
gobiernos descubrir cuáles son esos mecanismos extralegales?
Es relativamente sencillo. Hacemos un muestreo de los registros de propiedad, en Egipto donde hemos trabajado mucho, contrastamos lo que dice el registro con quienes en realidad habitan las viviendas. Nuestro equipo, por ejemplo, llegaba a una vivienda y preguntaba si se encontraba Ahmed quien aparecía como dueño. La respuesta era que había vendido mucho tiempo atrás. En el 92% de los casos se detectó que no había coincidencia: ese es un sector extralegal, una realidad de invasiones, de transferencias, que se hace al margen de la formalidad.
En Egipto solamente 18% de las
empresas están a nombre de quien aparece en el registro, ese es un sector
extralegal. ¿Por qué ese sector extra legal es tan importante? Porque no tiene
acceso al crédito, no es posible vender parte de la empresa a través de
acciones, alquilar, toda una serie de cosas que permite la legalidad. Entonces
se hacen a través de mecanismos extralegales, limitados a transacciones entre
vecinos y parientes. Marx y Adam Smith plantearon que, básicamente, toda
riqueza depende de la escala y quien está en el sistema extralegal no alcanza
una mayor escala, entonces siempre será un microempresario.
Usted plantea que la solución
a lo extralegal no puede venir desde arriba que hay que estudiar cómo funciona
el mecanismo extralegal para convertirlo en legal. ¿Hay experiencias en este
sentido, qué le recomendaría a un gobierno que quisiera dar el paso de
formalizar lo extralegal?
Esas personas van a terminar en la legalidad, es la historia del mundo. Han venido hasta acá, los tienen rodeados. Probablemente Hugo Chávez, en el fondo, ha contenido la revolución que hubiesen producido en Perú con Sendero Luminoso porque algo les ha dado, no sé. Si yo fuera ellos estaría profundamente resentido. Van a llegar a la legalidad pero la pregunta es cómo podemos hacer que el proceso sea más rápido.
Tienen papeles, vamos a Petare
a ver si no tienen papel, esos papeles deben ser la base para crear el nuevo
título. Si se quiere ir rápido hay que tomar lo que existe y transferirlo. En
Petare pueden haber alrededor de diez sistemas extralegales.
¿Podría relatar una
experiencia en la que haya entregado títulos de propiedad a una comunidad como
Petare y cuál ha sido el resultado?
En Perú son varias, como el Olivar, comenzamos en 1988 a titular. Los números los hizo un instituto de Princeton y señalan que cuando se entregan títulos de propiedad aumenta tres veces la cantidad de mujeres que trabajan y el primer año crece 28% el número de niños que asisten a la escuela porque ya no deben quedarse cuidando la vivienda por temor a una invasión. También aumenta el valor de las viviendas porque pueden ser transadas a través del sistema formal, con la existencia de un título de propiedad adecuado existe seguridad y por tanto no hay que hacer transacciones a precio de ganga.
Las personas que tienen,
por ejemplo, casas a la entrada del barrio y por tanto más idóneas para el
comercio, reciben ofertas. Comienza a funcionar el mercado, con todos sus
problemas.
Desde la publicación de su
libro El Misterio del Capital usted ha mantenido la idea de que en el tercer
mundo existen más personas que utilizan teléfonos digitales pero permanecen en
la periferia del capitalismo porque carecen de títulos de propiedad sobre
activos valiosos como sus viviendas o la tierra que laboran. Desde su punto de
vista si pudieran usar sus bienes para obtener crédito y crear capital
colocándolos como garantía su suerte cambiaría. ¿No es demasiado optimista esta
visión? ¿No es necesario evaluar temas como la necesidad de políticas
socioeconómicas dirigidas a la generación de empleos e ingresos, la existencia
de mercados de capitales endebles, cooperación entre el sector público y
privado, sistemas de seguridad social deficientes o, como en Venezuela, alta
inflación?
La crisis financiera que surgió en 2008 a raíz de las hipotecas subprime, o de menor valor como podríamos llamarlas en español, demuestra que gran parte del financiamiento que obtienen los estadounidenses proviene de garantías otorgadas con base al valor de las viviendas. El valor de las cosas tiene mucho que ver con la documentación, entonces hablo de las cosas que podrían comenzar a pasar si comienzan a documentar a su gente.
Para ingresar a
Venezuela me han pedido mi pasaporte. Todo lo que es valor e identidad viaja en
un documento y según entiendo hay entre 60% y 70% de venezolanos que no tienen
documentos que identifiquen lo que tienen y lo que son capaces de tener. El
documento permite credibilidad y mover las propiedades de forma representativa.
¿Pero qué diría de la crítica
de que su tesis deja por fuera temas como programas sociales o la necesidad de
tener una macroeconomía ordenada?
No dudo de la necesidad de elementos como la macroeconomía ordenada, de hecho, la macroeconomía ordenada que tiene hoy el Perú existe porque nosotros (Instituto Libertad y Democracia) convencimos a Alerto Fujimori de su necesidad. Los programas del Banco Mundial de Doing Business, las ayudas en microcréditos, también las hemos diseñado nosotros. No ignoro estos elementos, lo que ocurre es que somos más conocidos por el libro El Misterio del Capital porque un tercermundista defendiendo la propiedad es algo raro.
Hernando de Soto retratado por
Roberto Mata
Los pobres han estado
recibiendo acceso al crédito a través de las microfinanzas. ¿Ha evaluado el
impacto que han tenido estas iniciativas en el tercer mundo? ¿Y en verdad la
banca formal estaría dispuesta a dar crédito a los pobres solo con la condición
de que estos tengan derechos de propiedad?
Todo lo que le permita a los pobres tener los mismos derechos que los ricos para mi es positivo. Pero noto que cuando escribí El Misterio del Capital, 70% de los créditos provenían de los bancos, no se habían desarrollado nuevas formas de financiamiento como los Junk bonds, o el financiamiento a las ideas, hoy en día tal vez los bancos entreguen 15% del crédito en Estados Unidos. Pero lo central sigue siendo que nadie entrega liquidez si no es contra una garantía de propiedad.
Todo lo que le permita a los pobres tener los mismos derechos que los ricos para mi es positivo. Pero noto que cuando escribí El Misterio del Capital, 70% de los créditos provenían de los bancos, no se habían desarrollado nuevas formas de financiamiento como los Junk bonds, o el financiamiento a las ideas, hoy en día tal vez los bancos entreguen 15% del crédito en Estados Unidos. Pero lo central sigue siendo que nadie entrega liquidez si no es contra una garantía de propiedad.
El microcrédito es una
gran cosa porque es obvio que este sistema de financiamiento no va a alcanzar a
la señora que, como decía Muhammad Yunus, solo quería 10 dólares al mes. Muy
bueno que el microcrédito llegue hasta allí pero decir que eso basta es como
llegar a Etiopía y afirmar que como hay una gran cantidad de personas flaquitas
y chiquitas solo necesitan camisas chicas y calzones chicos.
Hablemos de Venezuela. El
enfoque del chavismo y del gobierno de Nicolás Maduro es que no solo debe
existir la propiedad individual. Por ejemplo, el Estado ha construido viviendas
y se les asigna a familias que pasan a tener un título de propiedad familiar,
no individual. La oposición señala que no debe haber apellidos en la propiedad,
que debe ser un título de propiedad como tiene la clase media por ejemplo,
donde existe una persona que puede ejercer ese derecho libremente. ¿Qué opina?
No tengo problemas con tal de que la gente tenga alternativa. Una cosa simpática de occidente es que usted decide, cada tipo de propiedad tiene sus ventajas o desventajas. En Estados Unidos 70% de las industrias lecheras son cooperativas, evidentemente les sale a cuenta hacerlo, pero son cooperativas de varios tipos.
Mi respuesta es que no me
parece bien que se le diga a ningún ser humano cómo debe organizarse. ¿Por qué
no dejas que escojan?
¿Vista su experiencia se
atrevería a dar un consejo en este tema?
Dejarles a todos los mismos derechos, incluyendo la propiedad comunal, que escojan. Ahora mi experiencia es que no conozco, salvo algunos casos aislados, que en Perú alguien tenga algo en comunidad. Cuando preguntas si un terreno es de la comunidad inmediatamente aparece el dueño. Ha habido dos congresos indígenas y han dicho que no funciona la propiedad comunal.
El chavismo también cree en
modelos de propiedad distintos a los individuales para el caso de las empresas.
Lo que se conoce como el Plan de la Patria redactado por Hugo Chávez y que
Nicolás Maduro considera su principal guía contempla la propiedad social,
que podrá ser directa, cuando el Estado la asigne a comunas o ciudades, o
indirecta, cuando la ejerza el Estado a nombre de la comunidad. También
se cree en impulsar las empresas comunales donde sus integrantes “no tienen
derecho o participación sobre el patrimonio” y el reparto de ganancias, que en
la ley se menciona como “excedentes económicos”, cuando existan, “se hará a
través de la reinversión social en beneficio de la colectividad”. ¿Qué opina de
estas alternativas a la propiedad individual?
Nuevamente, está muy bien, ¿pero por qué no dejan que las personas escojan? Y esto no es solo de izquierda, también la derecha lo hace. La derecha peruana ha estado en mi contra porque he dicho que no es una clase capitalista sino mercantilista que utiliza al Estado para imponer sus derechos a los otros e insisten, al igual que la izquierda, en que los indígenas deberían vivir en comunidad, así es más fácil dominarlos.
No comprendo que alguien crea
que tiene la mejor forma de propiedad, no puede ser un artículo de fe. En
la forma de propiedad hay que dejar que la gente decida, buenos jueces, buenas
reglas del juego y mucho periodismo para saber qué funciona y qué no funciona.
Lo cierto es que la propiedad
de empresas comunales no ha tenido éxito en América Latina, han terminado
siendo una madeja de empresas que subsisten por el presupuesto nacional.
Así es pero tampoco le quiero dejar la cancha libre al otro lado, que es un regreso al pasado. Ustedes ya habían comenzado a caer antes de esta experiencia, hay que ver dónde está el contrato social. Básicamente el arte de gobernar es el arte de lo posible, ¿Qué quiere la gente? Decidan ustedes, que ni el Banco Mundial ni el Fondo Monetario les digan qué hacer, decidan.
Declaró en noviembre de 2007
que Hugo Chávez era “la voz de una parte importante de América Latina que se
intenta globalizar”. ¿Todavía tiene esta idea del chavismo?
Eso lo dije en España, en una conferencia importante. Estábamos varias personas en una mesa y alguien comenzó a hablar de que Hugo Chávez era un payaso. Entonces dije: no lo ridiculicen, porque lo quieran o no en este momento él representa una voz que no está solitaria, que representa una parte de la opinión en América Latina. Tómenlo en serio, no dije que tenía las fórmulas, lo que dije es que había que tomarlo en serio y dirigirse a sus argumentos y no a las cosas que hacía.
Hernando de Soto retratado por
Roberto Mata
¿Hoy en día vista la
experiencia del chavismo tiene alguna opinión formada sobre lo que ha sido ese
proceso?
Dije que era la voz de quienes han fracasado en su globalización.
Chávez le hubiese dicho que la
globalización era la explotación del tercer mundo.
Sí pero yo no he dicho que Chávez era la globalización, he dicho que era la voz de los que estaban tratando de globalizarse sin éxito.
En América Latina la
disconformidad con las reformas de los años 90 abrió la puerta a gobiernos que
se arropan bajo la cobija del Antineoliberalismo: Brasil, Bolivia, Ecuador y
Venezuela son ejemplo de ello y hasta hace poco Argentina. ¿Ha comenzado a
perecer ese movimiento, cree que la victoria de Mauricio Macri es el inicio de
un nuevo ciclo?
Vamos a ver. No estoy seguro. Creo que el capitalismo ahora está en una severa crisis. Han creado capital ficticio, es la crisis de 2008 y esto tiene que corregirse.
El capitalismo es una fuerza
salvaje hasta cierto punto, como el poder nuclear y hay que encontrar las
formas de controlarlo. En muchos casos hay que poner más política que economía
porque se ha descarrilado, pero sigue siendo la alternativa.
¿El único sistema que funciona
es el capitalismo?
Sueco, noruego, danés, francés, inglés, chino, por allí va. Lo importante es que existe algo que captura el valor, lo que hay que hacer es hacerlo lo más asequible posible a los pobres, es una fuerza muy grande que hay que democratizar. La idea es cómo damos el poder económico a los más pobres y los igualamos de abajo para arriba y en libertad. Si eso no sucede los ricos van a ser los primeros en sufrir.
¿Cómo evalúa la experiencia de
la izquierda en América Latina en países como Brasil, Bolivia, Ecuador,
Venezuela?
Socialismo tibio, corporativismo tibio. Una gran desilusión. Yo dediqué mi libro El Otro Sendero a la izquierda porque pensaba que de allí iban a venir las grandes reformas. Me arrepiento.
¿Qué rescataría del proceso?
Escriben mejor, auscultan mejor, pero no están preparados para gobernar. Su gran déficit es que cuando llegan al poder les sale un arroz con mango horrible. Tendrían que hacer un esfuerzo para ver cómo dejan que exista una maquinaria productiva. Tendrían que estudiar mejor las partes que sí funcionan en el modelo de Estados Unidos y de Europa.
16-02-16
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