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sábado, 29 de octubre de 2016

¿Maduro o Maburro?, por FRANCISCO MARTÍN MORENO



FRANCISCO MARTÍN MORENO 29 de octubre de 2016

Cuando un dictador tristemente célebre como Fidel Castro, el gran destructor de la economía cubana, era retratado en los foros mundiales invariablemente vestido con un informe de militar como si todavía se encontrara en campaña militar en la sierra Maestra, más bien parecía un triste payaso de carpa, un bufón, de no haber tenido las manos ensangrentadas al imponer a sangre y fuego una de las tiranías más largas y siniestras de todos los tiempos. Hugo Chávez imitó al comandante al exhibirse, por lo general, con indumentaria castrense, la misma que utilizó para asestar un golpe de Estado antes de acceder por la vía democrática a la presidencia para desgracia de los venezolanos. Maburro surge ante la prensa envuelto en una enorme chamarra con los colores de la enseña de Venezuela. A ambos lados se distinguen banderas con los mismos colores sin faltar al fondo una escultura de Simón Bolívar. ¿Qué pretende el nuevo dictador venezolano con estas poses demagógicas de gran aceptación entre las masas iletradas siempre y cuando nos les falte la comida, el empleo y las medicinas? Sí, él pretende encarnar, ni más ni menos, a la mismísima patria. Él, el presidente Maduro, quiere tanto a los pobres que a diario los multiplica por doquier…


Claro que los dictadores latinoamericanos son fieles herederos de la intolerancia española que padecimos en el Nuevo Mundo durante los 300 interminables años del virreinato. A vuelo de pájaro me vienen a la mente en desorden cronológico Gustavo Rojas Pinilla, Augusto Pinochet, Alfredo Stroessner, Juan Velasco Alvarado, Marcos Pérez Jiménez, Anastasio Somoza, Porfirio Díaz y Jorge Rafael Videla, entre otros muchos más. Lo que llama la atención es el hecho de que Maduro pretenda imponer una dictadura cuando, al día de hoy, en el concierto de las naciones sólo se pretende construir democracias y consolidar los Estado de derecho.

Lo anterior viene al cuento porque de la misma manera que el presidente Macri solicitó y logró la suspensión de Venezuela del Mercosur, ahora la comunidad internacional debe expulsar a Venezuela de la OEA si Maduro insiste en ejecutar procedimientos dictatoriales para impedir a toda costa la convocatoria de un referendo revocatorio de su mandato. En el hemisferio sur no sólo debemos condenar la intolerancia tiránica de Maduro, no, no es suficiente: su ejemplo no debe cundir entre nosotros, por lo que quienes somos amantes de la democracia y luchamos por el perfeccionamiento de las instituciones estamos obligados a ayudar a los venezolanos para largarlo a patadas del poder, de tal manera que no permee en el continente la tentación totalitaria, cuyos resultados palpables es posible observarlos en una breve visita a la Cuba castrista.

Cuando Yasser Arafat murió en París y la prensa reveló la existencia de más de 2.000 millones de euros de su propiedad, la fortuna amasada por este siniestro sujeto después de engañar y desfalcar a cientos de ONG, de inmediato recordé un viaje a Panamá, durante el cual un abogado me señaló un par de bancos, en donde las hijas de Hugo Chávez y Maduro tenían depositados miles de millones de dólares. ¿Usted lo dudaría? ¿Se acuerda de Ferdinand Marcos, de Filipinas? Quien piense que cuando el presidente Maduro sea derrocado volverá a conducir su camión como en los viejos tiempos, se encuentra absoluta y totalmente equivocado, de la misma manera en que lo estaría quien sostenga que Raúl Castro, de ser depuesto como actual tirano de la isla mayor de las Antillas, morirá en el destierro sepultado en la miseria. Es imposible olvidar la riqueza acumulada por los vomitivos nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Antes que dictadores son bandidos…

Maduro, antes que dictador y ladrón, es un hombre patéticamente tonto, es decir, Maburro, porque si realmente se siente el representante de la patria, o es la encarnación de la patria…, debe tratar DE disminuir los daños sociales y huir de Venezuela para gozar su fortuna mal habida en el exilio durante el tiempo que le quede libre, como cualquier otro malhechor de su naturaleza. Ya veremos si después la Interpol lo regresa encadenado a Venezuela para acabar sus días encerrado en un sótano saliginoso en alguna cárcel de Maracaibo…

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