Orlando Avendaño 25 de noviembre de 2024
¿Cuáles
son los hilos que mueven al Foro Cívico? La coalición de organizaciones
sociales emprendió una gira internacional para promover un «Acuerdo Democrático
Nacional», sin embargo, desde algunos sectores se les señala de promover una
narrativa antisanciones
El 5
de abril del 2022, Nicolás Maduro recibió al Foro Cívico en Miraflores. El
evento fue reseñado por el régimen como un encuentro entre Maduro y “la
plataforma que articula a organizaciones de la sociedad civil”.
Pero
no todos los integrantes del Foro sabían que esa reunión se iba a dar. Fue el
día anterior cuando Maduro invitó a la organización, liderada entonces por la
activista Mariela Ramírez y el expresidente de Fedecámaras, Ricardo
Cusanno.
Del encuentro,
el Foro Cívico publicó un comunicado en el que se refiere a la disposición del
régimen de equilibrar los poderes públicos, de permitir un Tribunal compuesto
de magistrados imparciales y de mantener el ánimo de conversaciones con los
diferentes sectores de la sociedad.
Varias organizaciones que hasta el momento habían estado participando en las reuniones dentro del Foro Cívico se enteraron del encuentro como el resto de los venezolanos. Algunos miembros, incluso fundadores, no estuvieron de acuerdo con asistir al llamado de Miraflores. En ese momento se dieron grietas dentro de la organización. Era claro: el Foro Cívico no era simplemente un punto de encuentro de organizaciones, sino una fuerza política con una agenda clara. Y Maduro marcaba el tono.
Un par
de años después, el Foro Cívico llevaría a cabo giras por el mundo con un
mensaje concreto: Venezuela está atrapada entre dos extremos, los
venezolanos no quieren sanciones y con Nicolás Maduro es posible llegar a un
acuerdo. Los esfuerzos, sin embargo, no son tan orgánicos como parece.
Tampoco hay ingenuidad. Detrás hay una relación de años, de vaivenes, con el
régimen y empresarios cercanos al Estado.
«Jorge
Rodríguez me atiende el teléfono»
El
Foro Cívico surgió luego de las protestas del 2017. Entonces, Mariela Ramírez,
arquitecto, asistía a las manifestaciones con varias pancartas, con una letra
grande en cada una. Las repartía. Entre los manifestantes formaban expresiones.
Lo llamaban «El alfabeto móvil». “¡Medicinas ya! ¡Protesta pacífica!”, se leía
en una concentración en Caracas. El esfuerzo tomó forma y terminó llamándose
Dale Letra. “¡Venezuela quiere acuerdo!”. “¡Exigimos acuerdo nacional!”.
Junto
a Dale Letra, otros movimientos se fueron sumando, amén de tener diálogos sobre
el país. Poco a poco los encuentros, de los que formaban parte varias
organizaciones como Provea, se fueron estandarizando. Primero se llamó Diálogo
Social, luego, Foro Cívico. El 6 de febrero de 2021 la organización se consumó
y, en una declaración de principios, anunció su
existencia. Entre los puntos de su declaración, está su voluntad de mantener
“el camino de la paz (…) una solución pacífica, constitucional y electoral (…)
articular la pluralidad de actores sociales (…) incorporar voces de diversos
sectores (…) sacar a Venezuela del estancamiento”, etcétera.
Unos
meses antes, las organizaciones y los firmantes habían
enviado una carta al entonces secretario de Estado del Gobierno de
Donald Trump, Mike Pompeo, pidiéndole que no sancionara al régimen de Venezuela
con medidas contra la industria petrolera. A los firmantes se le sumó la
oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés),
cuya sección para Venezuela entonces dirigía Geoff Ramsey.
El
documento de 10 puntos fue
suscrito por decenas de organizaciones, entre las que se encontraban
Fedecámaras, Dale Letra, Acción Solidaria y PROVEA. Entre los individuos
firmantes estaban el expresidente de Fedecámaras, Jorge Botti; el actual rector
de la Universidad Central de Venezuela, Victor Rago; y la activista Indira
Urbaneja —que entonces asistía a los encuentros bajo la marca de chavismo disidente
pero que hoy se alinea con los sectores comunicacionales del régimen.
Mariela
Ramírez, Ricardo Cusanno y otros miembros del Foro Cívico se abocaron a sumar a
la mayor cantidad de instituciones posible. Para ello, consideraban fundamental
incluir al Frente Amplio, una organización que entonces dirigía el rector en la
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), José Virtuoso. Según cuenta una
fuente de la UCAB, Virtuoso se negó a participar en el Foro, porque notaba,
desde ese momento, las intenciones políticas. “La reunión fue tensa. Casi que
un encontronazo. Mariela llegó a exigirle a Virtuoso que se uniera al Foro. Él
no estuvo de acuerdo”, cuenta la fuente, que pidió mantener su nombre en el
anonimato.
A
algunos líderes de la sociedad civil le incomodaba la participación de ciertas
figuras dentro del Foro. Una de las voces que generaba inquietudes era la del
encuestador Luis Vicente León, pero también, la de empresarios cercanos al
chavismo. Otro de los nombres incómodos para muchos era el de Indira Urbaneja,
que dirigía la organización Reunificados, asidua de los encuentros del Foro.
Con
algunos miembros, el Foro Cívico empezó a desarrollar relaciones con el
régimen de Nicolás Maduro. Había una interlocución. Con ella, el Foro se
planteó incidir en los procesos de selección de rectores y magistrados. Entre
sus postulados a formar parte del Consejo Nacional Electoral estaba Roberto
Picón, también miembro del Foro. En mayo del 2021, el Parlamento chavista
aceptó la postulación del Foro Cívico. WOLA,
al respecto, dijo que “la inclusión de Picón representa un logro significativo
del Foro Cívico y destaca su creciente importancia en la movilización de la
sociedad civil”.
Las
relaciones del Foro con el régimen se fueron afianzado, al punto de que, en
reuniones privadas, según contaron dos exmiembros del Foro Cívico que pidieron
mantener su nombre en reserva, Mariela Ramírez se ufanaba de hablar
constantemente con Jorge Rodríguez. Era una forma de mostrar la capacidad de
influencia de la organización. “Decía que tenía ese puente. Que tenían buena
relación. ¿La verdad? Le creían todo a Jorge Rodríguez. Le creían los chismes
sobre la oposición”, dice uno de los ex miembros del Foro.
Finalmente,
las relaciones llevaron a que el mismo Nicolás Maduro invitara a los miembros
del Foro Cívico a Miraflores. A la reunión asistieron Mariela Ramírez, Cusanno,
Feliciano Reyna, de Acción Solidaria; y el presidente de la Academia Nacional
de Medicina, Enrique López-Loyo.
El
encuentro significó un parteaguas. Entonces, miembros fundadores como Beatriz
Borges y Deborah Van Berkel se apartaron. Propiamente, fue la primera gran
crisis dentro del Foro. Para algunos era claro: el Foro no era lo que en algún
momento fue. Ahora estaba sometido a una agenda política, con la que Maduro
estaba conforme y a la que le sonreía.
“En
ese momento se destapó la falta de transparencia de algunos miembros del Foro.
Una invitación de Miraflores no llega de la noche a la mañana. Era claro que
había una relación previa con el Gobierno de la cual no estábamos al tanto”,
cuenta una fundadora del Foro.
“A mí
me invitaron, como a varios. Muchos condenamos la decisión de ir. No éramos
quiénes para estar negociando con Maduro. Al final, a todos nos quedó esa
imagen: los integrantes del Foro Cívico dándose puñitos con Maduro. Ellos
pensaban que podían incidir en el Gobierno, pero terminaron siendo absorbidos
por el mismo Gobierno”, agrega la cofundadora.
Luego
de la profunda crisis que significó la reunión en Miraflores, Mariela Ramírez,
Ricardo Cusanno y la también miembro Colette Capriles —profesora y politóloga—
mantuvieron dos reuniones formales y privadas con Jorge Rodríguez. Ante la
incomodidad, Ramírez, Cusanno y Capriles desarrollaron consultas amén de
resolver dudas entre los integrantes del Foro, pero que terminó siendo un
proceso “hostil” y “tenso”, de presiones a los miembros.
“Estaba
cegada por el poder que creían tener. Mariela decía con orgullo que tenía
enlace directo, que no necesitaba interlocutor, porque tenía el número de Jorge
Rodríguez”, cuenta la miembro fundadora del Foro.
Los
empresarios y el Foro
Luego
del 2019, Venezuela entró en una dinámica compleja. Mientras el régimen de
Maduro suprimía por completo las libertades políticas, al mismo tiempo alentaba
a empresarios amigos, para que se hicieran del control de grandes sectores
económicos. El régimen dejó de regular la economía, favoreció a ciertos grupos
económicos y permitió la dolarización de facto del país.
Para
la nueva dinámica los gremios eran fundamentales. Entonces, organizaciones como
Fedecámaras o Consecomercio empezaron a impulsar la narrativa de que el país
debía apartarse de la diatriba política e insertarse en la producción. Para
ello, el levantamiento de sanciones impuestas por Estados Unidos o la Unión
Europea a la tiranía era clave.
En
un informe publicado
por WOLA en el 2020, el entonces miembro del Foro Cívico y expresidente de
Fedecámaras, Ricardo Cusanno, dijo que “las sanciones han generado tanto daño
como las expropiaciones del 2007-2008”. El propósito era claro: el nuevo sector
empresarial favorecido por el chavismo necesitaba operar con libertad y, para
ello, las sanciones diseñadas para golpear a la tiranía chavista eran molestas.
A
mediados del 2023, el portal chavista Misión
Verdad reseñó al ahora presidente de Fedecámaras, Adán Celis, y sus
posturas contra las sanciones: “Ningún país quiere estar ‘sancionado’, el
venezolano que diga que quiere ‘sanciones’ es un loco. Nosotros pedimos que se
levanten. Eso no ha hecho sino empobrecer al país. Al eliminarlas vamos a tener
un comercio más fluido”. Ello ha sido ampliamente
rebatido por economistas de prestigio: en un amplio y detallado
artículo, los economistas Ricardo Hausmann y Frank Muci explican cómo la
devastación económica del país ocurrió mucho antes de las sanciones
—devastación provocada, sobre todo, por la corrupción.
Sin
embargo, la voluntad persiste. Los empresarios venezolanos favorecidos por el
régimen necesitan operar sin la presión de Washington. Y el régimen necesita
mantener su aparato, alimentado por años por la corrupción. Desde que se
impusieron, el levantamiento de sanciones ha sido el principal reclamo de la
tiranía de Maduro en los estrados internacionales. Y quien aliente sanciones es
inmediatamente perseguido y criminalizado dentro de Venezuela.
De
esos empresarios, uno de los más cercanos al régimen y más poderosos es el
presidente de Ron Santa Teresa, Alberto Vollmer. Vollmer es, también, uno de
los colaboradores del
Foro Cívico. Es, además, conocido por su estrecha relación con el ahora caído
en desgracia expresidente de PDVSA y ministro, Tareck El Aissami, acusado por Estados
Unidos de narcotráfico.
Y
Vollmer, junto a Cusanno, protagonizaron en agosto del 2023 una de las acciones
más agresivas del chavismo contra una institución, que provocó una segunda
crisis dentro del Foro Cívico. Luego de una denuncia de Diosdado Cabello, el
fiscal general, Tarek William Saab, anunció
la intervención forzada de la Cruz Roja Venezolana. Para ello, el régimen
designó una “Junta Reestructuradora”, liderada por Ricardo Cusanno, Alberto
Vollmer y el esgrimista chavista Rubén Limardo.
La
medida profundizó las divisiones dentro del Foro Cívico. Algunos miembros se
inquietaron por la arbitrariedad. Otros, que ya se habían apartado del Foro
antes, veían desconcertados al prestigioso defensor de los derechos humanos
Feliciano Reyna por continuar en una organización que había consentido la toma
de la Cruz Roja. En medio de la crisis y por el ruido, el
Foro decidió publicar un comunicado desmarcándose de la designación de
Ricardo Cusanno y Alberto Vollmer como miembros de la Junta de la Cruz Roja.
El
texto decía que “la intervención por vía judicial de la Cruz Roja
Venezolana sienta un gravísimo precedente que vulnera el derecho a la libre
asociación», además de aclarar que «el Foro Cívico quiere dejar asentado
que no ha sido informado ni formal ni informalmente en relación con este
proceso». No obstante, ni Cusanno ni Vollmer son mencionados.
Para
el momento, algunas organizaciones consideraban insostenible continuar en el
Foro Cívico. Provea y CEPAZ ya habían tomado la decisión de apartarse.
“En el
año 2019, luego del fin de las protestas y de la derrota de la estrategia de
‘máxima presión’, estábamos de acuerdo, como Provea, en participar en todos los
espacios de articulación de las fuerzas democráticas. Por eso asistíamos a las
reuniones del Frente Amplio, convocadas por José Virtuoso. Y en ese año nos
invitaron al Foro Cívico, que en ese momento se vendía como un espacio de
confluencia y conversación entre diferentes sectores de la sociedad
venezolana”, cuenta Rafael Uzcátegui, quien entonces dirigía Provea.
“Acudíamos
a las reuniones, formales e informales, y participábamos en sus mecanismos de
intercambio de información, como un sector más. En abril del 2022 algunos
representantes, que eran sus voceros más conocidos, acudieron a una reunión
convocada desde Miraflores, de manera apresurada e improvisada. En ese momento
entendimos que el antiguo espacio de articulación e intercambio se había
transformado, súbitamente, en un grupo que promovía una agenda y una teoría de
cambio específica, con la que no coincidíamos. Varias organizaciones nos
alejamos en ese momento”, agrega.
Según
Uzcátegui, “la supuesta diversidad fue sustituida por una línea específica de
pensamiento y acción, a partir de ese encuentro con el poder. Y con esa línea
teníamos muy poca afinidad, pues de ella habíamos escuchado posturas
lamentables sobre las protestas del año 2017”. El activista por los derechos
humanos agrega que desde el Foro Cívico se afirmaba que la represión del 2017
fue una “consecuencia de la radicalidad” de los manifestantes.
Aunque
muchos miembros del Foro disintieron del tono de la reunión en Miraflores y de
la decisión de asistir, “la respuesta fue que si los volvieran a invitar
acudirían de nuevo en las mismas condiciones”.
La
plata para los viajes
Los
fondos del Foro Cívico provinieron, primero, de las embajadas de Suiza y
Noruega. Luego, oficialmente, de la Unión Europea. Rafael Dochao Moreno, quien
asumió como encargado de negocios en Venezuela en septiembre de 2021 luego de
que el régimen de Maduro expulsara a la diplomática Isabel Brilhante Pedrosaa,
ayudó a gestionar los fondos para el Foro, según comentaron tres fuentes
consultadas de la organización.
A los
pocos días de que Dochao asumiera el cargo en Venezuela, el Foro Cívico anunció
que una delegación viajaría
a Europa amén de “reconstruir la ruta electoral”. La delegación estuvo
conformada por Mariela Ramírez, Ricardo Cusanno, Colette Capriles; Feliciano
Reyna y Enrique López-Loyo.
Meses
después, en diciembre de 2022 la delegación de la Unión Europea en Venezuela,
encabezada por Dochao, anunció un millonario proyecto de cooperación con
organizaciones locales. “En rueda de prensa, Dochao enfatizó que los programas
van dirigidos a la atención y promoción de la juventud y la promoción de
procesos electorales”, se lee en Unión
Radio. Una de las organizaciones más beneficiadas fue el Foro Cívico.
Rafael
Dochao Moreno caía bien entre todos los sectores políticos de Venezuela.
Particularmente, guardaba buenas relaciones con jerarcas del régimen, según una
fuente. Una de las metas de Dochao, según fuentes, era recabar información en
Venezuela para convencer a Europa de relajar las sanciones al régimen.
En
marzo del 2023, desde el estado Zulia, lo dijo públicamente: las sanciones
están en revisión y pueden ser levantadas. Pero Dochao no duró mucho en
Venezuela después de eso. Sin embargo, sus apadrinados ya volaban solos.
Ya
entrado el 2024, año clave para Venezuela, el Foro Cívico invirtió algunos
esfuerzos en evitar la candidatura presidencial de la líder opositora María
Corina Machado. El 8 de abril de 2024, un grupo de miembros de organizaciones y
representantes de la sociedad civil se reunió en una oficina de la Universidad
Católica Andrés Bello en La Castellana, Caracas. El propósito estaba sobre la
mesa: posicionar la candidatura de Manuel Rosales y presionar para el
levantamiento de las sanciones.
En la
reunión hubo representantes de Fedecámaras y expresidentes del gremio como
Jorge Botti, Jorge Roig y Tiziana Polesel; también los dirigentes de Fuerza
Vecinal Gustavo Duque y David Uzcátegui; también, los dirigentes Henrique
Capriles y Tomás Guanipa; el rector de la UCAB, Arturo Peraza; el encuestador
Luis Vicente León; el dirigente del partido Un Nuevo Tiempo, Stalin González; y
los miembros del Foro Cívico, Mariela Ramírez y Colette Capriles. De hecho,
Colette Capriles ayudó a organizar el encuentro.
De esa
cita surgió un comunicado en
el que, entre otras cosas, el grupo pide que “se preserve la ruta de
flexibilización de participación de Venezuela en el mercado energético”.
“Este
comunicado es el resultado de una reunión realizada el pasado lunes 8 de abril
con algunos de los firmantes de este documento. Una fuente que estuvo presente
en esta reunión confirmó a El Pitazo que la intención de ese encuentro fue
manifestar la necesidad de mantener la ruta electoral, además de la
preocupación por la eliminación de la flexibilización de las sanciones a
Estados Unidos al sector petrolero venezolano”, se lee en El
Pitazo.
Según
contaron fuentes
a La Gran Aldea, en la reunión del 8 de abril, varios de los presentes
insistieron en que la oposición debía darle la espalda a María Corina Machado y
apoyar a Rosales. En el encuentro, Mariela Ramírez, del Foro Cívico, dijo que
había estado por Europa y Estados Unidos “abogando por la suspensión de las
sanciones”.
Uno de
los miembros fundadores del Foro, que luego se retiró, dice que, aunque no sabe
exactamente de dónde han seguido llegando los fondos, está al tanto de que este
2024 la organización ha gozado de “mucho dinero”. Otro exintegrante del Foro
sostiene que no cree que los recursos actuales del Foro sean los brindados por
la Unión Europea.
Todo
está normal
El 28
de julio, con el monumental fraude del régimen de Maduro, Venezuela entró en
une etapa compleja, marcada por la represión y por los intentos de ciertos
sectores políticos y de la clase empresarial chavista de someter al país a una
normalidad forzada. Desde Fedecámaras empezaron
los llamados al diálogo y a un acuerdo “concertado”. No hay mención del fraude.
Entonces, empezó el relato de los extremos.
En una
entrevista con el medio VPI, mientras en las calles los agentes del régimen
reprimían a los manifestantes que reclamaban el triunfo opositor de Edmundo
González en las presidenciales, el rector de la UCAB, Arturo Peraza, dijo
que Venezuela necesita apartarse de “ambos extremos” y que es “improductivo”
llamarle dictador a Maduro. Exactamente el mismo argumento lo utilizó el Foro
Cívico para anunciar una gira por Europa entre el 21 y el 25 de octubre: “La
sociedad está atrapada entre posiciones políticas extremas, en un clima de
terror y desconfianza”.
Para
la gira, la delegación del Foro Cívico, conformada por Mariela Ramírez, Colette
Capriles y Enrique López-Loyo, visitó Madrid, Bruselas y Ginebra, para
encontrarse con diferentes funcionarios europeos. Parte de la gira es detallada
por el mismo Foro Cívico en un artículo publicado en Runrun.es,
como parte de un derecho a réplica: reuniones con “autoridades de la Unión
Europea”, la Cancillería española, diputados de España, la oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra,
“académicos, periodistas, empresarios”, etcétera.
Según
dos fuentes, parte de los planteamientos del Foro Cívico en Europa fue
que aún no están las pruebas suficientes para que algún candidato en las
elecciones presidenciales venezolanas sea proclamado ganador, aseguran que
“hay que buscar soluciones para instalar un Gobierno de coalición, que permita
la participación en elecciones parlamentarias o legislativas en el 2025”.
Asimismo,
según dos fuentes consultadas —de las cuales una es un miembro activo actual de
la organización—, el Foro Cívico se paseó por Europa con una carpeta de
encuestas de la empresa de Luis Vicente León, Datanálisis, que sostiene que la
mayoría de los venezolanos no está dispuesto a participar en manifestaciones en
las calles y que más del 70% “rechaza las sanciones”. Sin embargo, una
encuesta del Atlantic Council disiente de este porcentaje en cuanto al
apoyo o rechazo a las sanciones.
El
Diario Las Américas también tuvo acceso a fuentes que le insistieron
en que los delegados “respaldan la continuidad del régimen de Maduro y buscan
legitimar una agenda que insiste en el diálogo y la negociación como única vía,
mientras subestiman la represión y los abusos del chavismo. En sus argumentos,
ignoran las inhabilitaciones políticas, las manipulaciones institucionales y
los derechos vulnerados de los líderes opositores, sugiriendo una posición
alineada con el oficialismo y promoviendo una ‘reconciliación’”.
De
hecho, estando en Europa, Mariela Ramírez, del Foro, dio una entrevista al
periodista Román Lozinski en la que dijo que, con la gira, ha
planteado que “los venezolanos tenemos que abandonar la cultura de guerra a
muerte (…) Lo peor que puede pasar en el país es que alguien gane en el
conflicto (…) No es democrático pensar que la victoria pasa por aplastar al
contendor. En la medida en que los venezolanos abracemos los principios
democráticos, abracemos el disenso y la diferencia como algo que es normal y
consigamos que los conflictos y las diferencias podamos resolverlas,
construiremos una visión común de futuro”.
Con
respecto a las sanciones, Ramírez fue clara: “La política de presión no
logró los objetivos y causó, colateralmente, un daño mayor a la población”.
“Hay
que exigirles a los actores políticos que regresen a la mesa de diálogo, pero
con una intención real y no de satisfacer intereses particulares”, dijo
Ramírez.
Para
Rafael Uzcátegui, quien con Provea formó parte del Foro Cívico en sus
inicios, “la ingenuidad política del Foro Cívico y su mal diagnóstico,
consecuencia de la soberbia intelectual, los ha convertido en los tontos útiles
de la dictadura”.
“El
Foro Cívico, según su documento de gira internacional, sigue teniendo el mismo
diagnóstico de la situación que habían realizado antes del 28 de julio, basado
en que las autoridades actuales eran lo que eran como respuesta a la
‘radicalidad de la oposición’ y que el punto privilegiado para la resolución
del conflicto es llegar a un ‘acuerdo entre las partes’”, dijo Uzcátegui.
Tras
regresar de Europa, el Foro Cívico anunció otra etapa de la gira, pero esta vez
en Latinoamérica. La delegación, conformada por Mariela Ramírez, Colette
Capriles y otros, visitará Santiago de Chile, Buenos Aires, Bogotá y Brasilia.
En el documento en el que anuncian la gira, vuelven a plantear la tesis de la
polarización: “Se considera urgente activar todas las capacidades diplomáticas
y sociales para instaurar un proceso de paz en Venezuela, con el fin de
contener el agravamiento del conflicto. La sociedad está atrapada entre
posiciones políticas extremas”.
“Van a
Chile a tratar de cambiar la posición de presión del Gobierno de Boric”,
sostuvo una de las fuentes que fue parte del Foro.
El
politólogo Walter
Molina se refirió a la organización en una entrevista con la
periodista Carla Angola. Dijo que “varios grupos, como el Foro Cívico, actúan
en las sombras. Hablan con embajadores, salen del país —y habría que
preguntarse con qué recursos—, para hablar con diferentes actores
internacionales y venderles la idea de que en Venezuela hay un conflicto entre
dos bandos iguales y no un país entero que desea y quiere ser libre y un
pequeño grupo que usa la fuerza bruta y el terrorismo de Estado”.
Ante
las declaraciones, el Foro Cívico publicó en su
cuenta de X que lo mencionado por Molina es “falso o inexacto”; sin
embargo, en el comunicado de respuesta, no aclara de dónde provienen los fondos
o cuál es su posición frente a las sanciones. El comunicado se dedica a
ratificar que la labor del Foro es la de promover el diálogo entre las partes y
expresar “los temas prioritarios que preocupan a la mayoría de los
venezolanos”.
En una
entrevista este 22 de noviembre, la líder
opositora María Corina Machado se refirió a “los normalizadores de la tiranía”.
Ante la pregunta del entrevistador, Melanio Escobar, sobre cuál es su posición
frente a grupos como “Fedecámaras, el Foro Cívico, que hacen lobby
internacional para tratar de equiparar a la oposición con todo el poder del
régimen de Nicolás Maduro”, Machado dijo que, durante los regímenes
totalitarios, a lo largo de la historia, siempre “surgen fuerzas que, aún no
pareciendo parte del sistema, terminan de alguna manera ayudando a que
permanezca, en algunos casos conscientes y en otros inconscientemente”.
“Hay
gente que genuinamente cree que no hay manera de lograr un cambio. Que no los
puedes derrotar. Entonces, ‘si no puedes contra ellos, úneteles’. Más o menos
esa es la lógica. Y no se dan cuenta del daño que hacen, y se vuelven
instrumentos de este sistema”.
“Sí
hacen daño afuera. Eso es verdad. Viajan con una narrativa: ‘La oposición está
dividida… La gente en Venezuela tiró la toalla… El país ya se resignó… La
situación no está tan mal’. Repiten eso, porque ellos están bien”, agregó.
Hoy en
día ninguna organización de defensa de los derechos humanos importante en
Venezuela forma parte del Foro Cívico. Además, aunque el Foro asegura que “más
de 600 líderes sociales” lo integran, solo se conocen los nombres del pequeño
grupo que tiene presencia en los medios. La miembro fundadora consultada para
este trabajo indicó que Mariela Ramírez suele considerar a algunas
organizaciones integrantes del Foro sin que lo sean. También dijo que el Foro
Cívico, que recibe grandes fondos, suele condicionar a organizaciones pequeñas
en el resto del país, a la que le subvencionan recursos, “algo que es poco
ético”. “Se dicen que son organizaciones, pero realmente simplemente son
extensiones del Foro porque dependen de esos recursos”, agrega.
Mariela
Ramírez fue contactada para la elaboración de este trabajo, pero expresó
que, para el momento de la publicación, no tendría las respuestas a las
inquietudes expresadas en torno al financiamiento, su relación con Jorge
Rodríguez o su postura ante las sanciones a Venezuela. Dijo que haría
llegar las respuestas lo antes posible tras la publicación del texto, esperando
que fuesen publicadas.
Orlando
Avendaño
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