El 5 de abril del 2022, Nicolás Maduro recibió al Foro Cívico en Miraflores. El evento fue reseñado por el régimen como un encuentro entre Maduro y “la plataforma que articula a organizaciones de la sociedad civil”.
Pero no todos los integrantes del Foro sabían que esa reunión se iba a dar. Fue el día anterior cuando Maduro invitó a la organización, liderada entonces por la activista Mariela Ramírez y el expresidente de Fedecámaras, Ricardo Cusanno.
Del encuentro, el Foro Cívico publicó un comunicado en el que se refiere a la disposición del régimen de equilibrar los poderes públicos, de permitir un Tribunal compuesto de magistrados imparciales y de mantener el ánimo de conversaciones con los diferentes sectores de la sociedad.
Varias organizaciones que hasta el momento habían estado participando en las reuniones dentro del Foro Cívico se enteraron del encuentro como el resto de los venezolanos. Algunos miembros, incluso fundadores, no estuvieron de acuerdo con asistir al llamado de Miraflores. En ese momento se dieron grietas dentro de la organización. Era claro: el Foro Cívico no era simplemente un punto de encuentro de organizaciones, sino una fuerza política con una agenda clara. Y Maduro marcaba el tono.
Un par de años después, el Foro Cívico llevaría a cabo giras por el mundo con un mensaje concreto: Venezuela está atrapada entre dos extremos, los venezolanos no quieren sanciones y con Nicolás Maduro es posible llegar a un acuerdo. Los esfuerzos, sin embargo, no son tan orgánicos como parece. Tampoco hay ingenuidad. Detrás hay una relación de años, de vaivenes, con el régimen y empresarios cercanos al Estado.
«Jorge Rodríguez me atiende el teléfono»
El Foro Cívico surgió luego de las protestas del 2017. Entonces, Mariela Ramírez, arquitecto, asistía a las manifestaciones con varias pancartas, con una letra grande en cada una. Las repartía. Entre los manifestantes formaban expresiones. Lo llamaban «El alfabeto móvil». “¡Medicinas ya! ¡Protesta pacífica!”, se leía en una concentración en Caracas. El esfuerzo tomó forma y terminó llamándose Dale Letra. “¡Venezuela quiere acuerdo!”. “¡Exigimos acuerdo nacional!”.
Junto a Dale Letra, otros movimientos se fueron sumando, amén de tener diálogos sobre el país. Poco a poco los encuentros, de los que formaban parte varias organizaciones como Provea, se fueron estandarizando. Primero se llamó Diálogo Social, luego, Foro Cívico. El 6 de febrero de 2021 la organización se consumó y, en una declaración de principios, anunció su existencia. Entre los puntos de su declaración, está su voluntad de mantener “el camino de la paz (…) una solución pacífica, constitucional y electoral (…) articular la pluralidad de actores sociales (…) incorporar voces de diversos sectores (…) sacar a Venezuela del estancamiento”, etcétera.
Unos meses antes, las organizaciones y los firmantes habían enviado una carta al entonces secretario de Estado del Gobierno de Donald Trump, Mike Pompeo, pidiéndole que no sancionara al régimen de Venezuela con medidas contra la industria petrolera. A los firmantes se le sumó la oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), cuya sección para Venezuela entonces dirigía Geoff Ramsey.
El documento de 10 puntos fue suscrito por decenas de organizaciones, entre las que se encontraban Fedecámaras, Dale Letra, Acción Solidaria y PROVEA. Entre los individuos firmantes estaban el expresidente de Fedecámaras, Jorge Botti; el actual rector de la Universidad Central de Venezuela, Victor Rago; y la activista Indira Urbaneja —que entonces asistía a los encuentros bajo la marca de chavismo disidente pero que hoy se alinea con los sectores comunicacionales del régimen.
Mariela Ramírez, Ricardo Cusanno y otros miembros del Foro Cívico se abocaron a sumar a la mayor cantidad de instituciones posible. Para ello, consideraban fundamental incluir al Frente Amplio, una organización que entonces dirigía el rector en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), José Virtuoso. Según cuenta una fuente de la UCAB, Virtuoso se negó a participar en el Foro, porque notaba, desde ese momento, las intenciones políticas. “La reunión fue tensa. Casi que un encontronazo. Mariela llegó a exigirle a Virtuoso que se uniera al Foro. Él no estuvo de acuerdo”, cuenta la fuente, que pidió mantener su nombre en el anonimato.
A algunos líderes de la sociedad civil le incomodaba la participación de ciertas figuras dentro del Foro. Una de las voces que generaba inquietudes era la del encuestador Luis Vicente León, pero también, la de empresarios cercanos al chavismo. Otro de los nombres incómodos para muchos era el de Indira Urbaneja, que dirigía la organización Reunificados, asidua de los encuentros del Foro.
Con algunos miembros, el Foro Cívico empezó a desarrollar relaciones con el régimen de Nicolás Maduro. Había una interlocución. Con ella, el Foro se planteó incidir en los procesos de selección de rectores y magistrados. Entre sus postulados a formar parte del Consejo Nacional Electoral estaba Roberto Picón, también miembro del Foro. En mayo del 2021, el Parlamento chavista aceptó la postulación del Foro Cívico. WOLA, al respecto, dijo que “la inclusión de Picón representa un logro significativo del Foro Cívico y destaca su creciente importancia en la movilización de la sociedad civil”.
Las relaciones del Foro con el régimen se fueron afianzado, al punto de que, en reuniones privadas, según contaron dos exmiembros del Foro Cívico que pidieron mantener su nombre en reserva, Mariela Ramírez se ufanaba de hablar constantemente con Jorge Rodríguez. Era una forma de mostrar la capacidad de influencia de la organización. “Decía que tenía ese puente. Que tenían buena relación. ¿La verdad? Le creían todo a Jorge Rodríguez. Le creían los chismes sobre la oposición”, dice uno de los ex miembros del Foro.
Finalmente, las relaciones llevaron a que el mismo Nicolás Maduro invitara a los miembros del Foro Cívico a Miraflores. A la reunión asistieron Mariela Ramírez, Cusanno, Feliciano Reyna, de Acción Solidaria; y el presidente de la Academia Nacional de Medicina, Enrique López-Loyo.
El encuentro significó un parteaguas. Entonces, miembros fundadores como Beatriz Borges y Deborah Van Berkel se apartaron. Propiamente, fue la primera gran crisis dentro del Foro. Para algunos era claro: el Foro no era lo que en algún momento fue. Ahora estaba sometido a una agenda política, con la que Maduro estaba conforme y a la que le sonreía.
“En ese momento se destapó la falta de transparencia de algunos miembros del Foro. Una invitación de Miraflores no llega de la noche a la mañana. Era claro que había una relación previa con el Gobierno de la cual no estábamos al tanto”, cuenta una fundadora del Foro.
“A mí me invitaron, como a varios. Muchos condenamos la decisión de ir. No éramos quiénes para estar negociando con Maduro. Al final, a todos nos quedó esa imagen: los integrantes del Foro Cívico dándose puñitos con Maduro. Ellos pensaban que podían incidir en el Gobierno, pero terminaron siendo absorbidos por el mismo Gobierno”, agrega la cofundadora.
Luego de la profunda crisis que significó la reunión en Miraflores, Mariela Ramírez, Ricardo Cusanno y la también miembro Colette Capriles —profesora y politóloga— mantuvieron dos reuniones formales y privadas con Jorge Rodríguez. Ante la incomodidad, Ramírez, Cusanno y Capriles desarrollaron consultas amén de resolver dudas entre los integrantes del Foro, pero que terminó siendo un proceso “hostil” y “tenso”, de presiones a los miembros.
“Estaba cegada por el poder que creían tener. Mariela decía con orgullo que tenía enlace directo, que no necesitaba interlocutor, porque tenía el número de Jorge Rodríguez”, cuenta la miembro fundadora del Foro.
Los empresarios y el Foro
Luego del 2019, Venezuela entró en una dinámica compleja. Mientras el régimen de Maduro suprimía por completo las libertades políticas, al mismo tiempo alentaba a empresarios amigos, para que se hicieran del control de grandes sectores económicos. El régimen dejó de regular la economía, favoreció a ciertos grupos económicos y permitió la dolarización de facto del país.
Para la nueva dinámica los gremios eran fundamentales. Entonces, organizaciones como Fedecámaras o Consecomercio empezaron a impulsar la narrativa de que el país debía apartarse de la diatriba política e insertarse en la producción. Para ello, el levantamiento de sanciones impuestas por Estados Unidos o la Unión Europea a la tiranía era clave.
En un informe publicado por WOLA en el 2020, el entonces miembro del Foro Cívico y expresidente de Fedecámaras, Ricardo Cusanno, dijo que “las sanciones han generado tanto daño como las expropiaciones del 2007-2008”. El propósito era claro: el nuevo sector empresarial favorecido por el chavismo necesitaba operar con libertad y, para ello, las sanciones diseñadas para golpear a la tiranía chavista eran molestas.
A mediados del 2023, el portal chavista Misión Verdad reseñó al ahora presidente de Fedecámaras, Adán Celis, y sus posturas contra las sanciones: “Ningún país quiere estar ‘sancionado’, el venezolano que diga que quiere ‘sanciones’ es un loco. Nosotros pedimos que se levanten. Eso no ha hecho sino empobrecer al país. Al eliminarlas vamos a tener un comercio más fluido”. Ello ha sido ampliamente rebatido por economistas de prestigio: en un amplio y detallado artículo, los economistas Ricardo Hausmann y Frank Muci explican cómo la devastación económica del país ocurrió mucho antes de las sanciones —devastación provocada, sobre todo, por la corrupción.
Sin embargo, la voluntad persiste. Los empresarios venezolanos favorecidos por el régimen necesitan operar sin la presión de Washington. Y el régimen necesita mantener su aparato, alimentado por años por la corrupción. Desde que se impusieron, el levantamiento de sanciones ha sido el principal reclamo de la tiranía de Maduro en los estrados internacionales. Y quien aliente sanciones es inmediatamente perseguido y criminalizado dentro de Venezuela.
De esos empresarios, uno de los más cercanos al régimen y más poderosos es el presidente de Ron Santa Teresa, Alberto Vollmer. Vollmer es, también, uno de los colaboradores del Foro Cívico. Es, además, conocido por su estrecha relación con el ahora caído en desgracia expresidente de PDVSA y ministro, Tareck El Aissami, acusado por Estados Unidos de narcotráfico.
El expresidente de Fedecámaras, Ricardo Cusanno, estuvo en la reunión en Miraflores
Y Vollmer, junto a Cusanno, protagonizaron en agosto del 2023 una de las acciones más agresivas del chavismo contra una institución, que provocó una segunda crisis dentro del Foro Cívico. Luego de una denuncia de Diosdado Cabello, el fiscal general, Tarek William Saab, anunció la intervención forzada de la Cruz Roja Venezolana. Para ello, el régimen designó una “Junta Reestructuradora”, liderada por Ricardo Cusanno, Alberto Vollmer y el esgrimista chavista Rubén Limardo.
La medida profundizó las divisiones dentro del Foro Cívico. Algunos miembros se inquietaron por la arbitrariedad. Otros, que ya se habían apartado del Foro antes, veían desconcertados al prestigioso defensor de los derechos humanos Feliciano Reyna por continuar en una organización que había consentido la toma de la Cruz Roja. En medio de la crisis y por el ruido, el Foro decidió publicar un comunicado desmarcándose de la designación de Ricardo Cusanno y Alberto Vollmer como miembros de la Junta de la Cruz Roja.
El texto decía que “laintervención por vía judicial de la Cruz Roja Venezolana sienta un gravísimo precedente que vulnera el derecho a la libre asociación», además de aclarar que «el Foro Cívico quiere dejar asentado que no ha sido informado ni formal ni informalmente en relación con este proceso». No obstante, ni Cusanno ni Vollmer son mencionados.
Para el momento, algunas organizaciones consideraban insostenible continuar en el Foro Cívico. Provea y CEPAZ ya habían tomado la decisión de apartarse.
“En el año 2019, luego del fin de las protestas y de la derrota de la estrategia de ‘máxima presión’, estábamos de acuerdo, como Provea, en participar en todos los espacios de articulación de las fuerzas democráticas. Por eso asistíamos a las reuniones del Frente Amplio, convocadas por José Virtuoso. Y en ese año nos invitaron al Foro Cívico, que en ese momento se vendía como un espacio de confluencia y conversación entre diferentes sectores de la sociedad venezolana”, cuenta Rafael Uzcátegui, quien entonces dirigía Provea.
“Acudíamos a las reuniones, formales e informales, y participábamos en sus mecanismos de intercambio de información, como un sector más. En abril del 2022 algunos representantes, que eran sus voceros más conocidos, acudieron a una reunión convocada desde Miraflores, de manera apresurada e improvisada. En ese momento entendimos que el antiguo espacio de articulación e intercambio se había transformado, súbitamente, en un grupo que promovía una agenda y una teoría de cambio específica, con la que no coincidíamos. Varias organizaciones nos alejamos en ese momento”, agrega.
Según Uzcátegui, “la supuesta diversidad fue sustituida por una línea específica de pensamiento y acción, a partir de ese encuentro con el poder. Y con esa línea teníamos muy poca afinidad, pues de ella habíamos escuchado posturas lamentables sobre las protestas del año 2017”. El activista por los derechos humanos agrega que desde el Foro Cívico se afirmaba que la represión del 2017 fue una “consecuencia de la radicalidad” de los manifestantes.
Aunque muchos miembros del Foro disintieron del tono de la reunión en Miraflores y de la decisión de asistir, “la respuesta fue que si los volvieran a invitar acudirían de nuevo en las mismas condiciones”.
La plata para los viajes
Los fondos del Foro Cívico provinieron, primero, de las embajadas de Suiza y Noruega. Luego, oficialmente, de la Unión Europea. Rafael Dochao Moreno, quien asumió como encargado de negocios en Venezuela en septiembre de 2021 luego de que el régimen de Maduro expulsara a la diplomática Isabel Brilhante Pedrosaa, ayudó a gestionar los fondos para el Foro, según comentaron tres fuentes consultadas de la organización.
A los pocos días de que Dochao asumiera el cargo en Venezuela, el Foro Cívico anunció que una delegación viajaría a Europa amén de “reconstruir la ruta electoral”. La delegación estuvo conformada por Mariela Ramírez, Ricardo Cusanno, Colette Capriles; Feliciano Reyna y Enrique López-Loyo.
Meses después, en diciembre de 2022 la delegación de la Unión Europea en Venezuela, encabezada por Dochao, anunció un millonario proyecto de cooperación con organizaciones locales. “En rueda de prensa, Dochao enfatizó que los programas van dirigidos a la atención y promoción de la juventud y la promoción de procesos electorales”, se lee en Unión Radio. Una de las organizaciones más beneficiadas fue el Foro Cívico.
Rafael Dochao Moreno caía bien entre todos los sectores políticos de Venezuela. Particularmente, guardaba buenas relaciones con jerarcas del régimen, según una fuente. Una de las metas de Dochao, según fuentes, era recabar información en Venezuela para convencer a Europa de relajar las sanciones al régimen.
En marzo del 2023, desde el estado Zulia, lo dijo públicamente: las sanciones están en revisión y pueden ser levantadas. Pero Dochao no duró mucho en Venezuela después de eso. Sin embargo, sus apadrinados ya volaban solos.
Ya entrado el 2024, año clave para Venezuela, el Foro Cívico invirtió algunos esfuerzos en evitar la candidatura presidencial de la líder opositora María Corina Machado. El 8 de abril de 2024, un grupo de miembros de organizaciones y representantes de la sociedad civil se reunió en una oficina de la Universidad Católica Andrés Bello en La Castellana, Caracas. El propósito estaba sobre la mesa: posicionar la candidatura de Manuel Rosales y presionar para el levantamiento de las sanciones.
En la reunión hubo representantes de Fedecámaras y expresidentes del gremio como Jorge Botti, Jorge Roig y Tiziana Polesel; también los dirigentes de Fuerza Vecinal Gustavo Duque y David Uzcátegui; también, los dirigentes Henrique Capriles y Tomás Guanipa; el rector de la UCAB, Arturo Peraza; el encuestador Luis Vicente León; el dirigente del partido Un Nuevo Tiempo, Stalin González; y los miembros del Foro Cívico, Mariela Ramírez y Colette Capriles. De hecho, Colette Capriles ayudó a organizar el encuentro.
De esa cita surgió un comunicado en el que, entre otras cosas, el grupo pide que “se preserve la ruta de flexibilización de participación de Venezuela en el mercado energético”.
“Este comunicado es el resultado de una reunión realizada el pasado lunes 8 de abril con algunos de los firmantes de este documento. Una fuente que estuvo presente en esta reunión confirmó a El Pitazo que la intención de ese encuentro fue manifestar la necesidad de mantener la ruta electoral, además de la preocupación por la eliminación de la flexibilización de las sanciones a Estados Unidos al sector petrolero venezolano”, se lee en El Pitazo.
Según contaron fuentes a La Gran Aldea, en la reunión del 8 de abril, varios de los presentes insistieron en que la oposición debía darle la espalda a María Corina Machado y apoyar a Rosales. En el encuentro, Mariela Ramírez, del Foro Cívico, dijo que había estado por Europa y Estados Unidos “abogando por la suspensión de las sanciones”.
Uno de los miembros fundadores del Foro, que luego se retiró, dice que, aunque no sabe exactamente de dónde han seguido llegando los fondos, está al tanto de que este 2024 la organización ha gozado de “mucho dinero”. Otro exintegrante del Foro sostiene que no cree que los recursos actuales del Foro sean los brindados por la Unión Europea.
Todo está normal
El 28 de julio, con el monumental fraude del régimen de Maduro, Venezuela entró en une etapa compleja, marcada por la represión y por los intentos de ciertos sectores políticos y de la clase empresarial chavista de someter al país a una normalidad forzada. Desde Fedecámaras empezaron los llamados al diálogo y a un acuerdo “concertado”. No hay mención del fraude. Entonces, empezó el relato de los extremos.
En una entrevista con el medio VPI, mientras en las calles los agentes del régimen reprimían a los manifestantes que reclamaban el triunfo opositor de Edmundo González en las presidenciales, el rector de la UCAB, Arturo Peraza, dijo que Venezuela necesita apartarse de “ambos extremos” y que es “improductivo” llamarle dictador a Maduro. Exactamente el mismo argumento lo utilizó el Foro Cívico para anunciar una gira por Europa entre el 21 y el 25 de octubre: “La sociedad está atrapada entre posiciones políticas extremas, en un clima de terror y desconfianza”.
Para la gira, la delegación del Foro Cívico, conformada por Mariela Ramírez, Colette Capriles y Enrique López-Loyo, visitó Madrid, Bruselas y Ginebra, para encontrarse con diferentes funcionarios europeos. Parte de la gira es detallada por el mismo Foro Cívico en un artículo publicado en Runrun.es, como parte de un derecho a réplica: reuniones con “autoridades de la Unión Europea”, la Cancillería española, diputados de España, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra, “académicos, periodistas, empresarios”, etcétera.
Según dos fuentes, parte de los planteamientos del Foro Cívico en Europa fue que aún no están las pruebas suficientes para que algún candidato en las elecciones presidenciales venezolanas sea proclamado ganador, aseguran que “hay que buscar soluciones para instalar un Gobierno de coalición, que permita la participación en elecciones parlamentarias o legislativas en el 2025”.
Asimismo, según dos fuentes consultadas —de las cuales una es un miembro activo actual de la organización—, el Foro Cívico se paseó por Europa con una carpeta de encuestas de la empresa de Luis Vicente León, Datanálisis, que sostiene que la mayoría de los venezolanos no está dispuesto a participar en manifestaciones en las calles y que más del 70% “rechaza las sanciones”. Sin embargo, una encuesta del Atlantic Council disiente de este porcentaje en cuanto al apoyo o rechazo a las sanciones.
El Diario Las Américas también tuvo acceso a fuentes que le insistieron en que los delegados “respaldan la continuidad del régimen de Maduro y buscan legitimar una agenda que insiste en el diálogo y la negociación como única vía, mientras subestiman la represión y los abusos del chavismo. En sus argumentos, ignoran las inhabilitaciones políticas, las manipulaciones institucionales y los derechos vulnerados de los líderes opositores, sugiriendo una posición alineada con el oficialismo y promoviendo una ‘reconciliación’”.
De hecho, estando en Europa, Mariela Ramírez, del Foro, dio una entrevista al periodista Román Lozinski en la que dijo que, con la gira, ha planteado que “los venezolanos tenemos que abandonar la cultura de guerra a muerte (…) Lo peor que puede pasar en el país es que alguien gane en el conflicto (…) No es democrático pensar que la victoria pasa por aplastar al contendor. En la medida en que los venezolanos abracemos los principios democráticos, abracemos el disenso y la diferencia como algo que es normal y consigamos que los conflictos y las diferencias podamos resolverlas, construiremos una visión común de futuro”.
Con respecto a las sanciones, Ramírez fue clara: “La política de presión no logró los objetivos y causó, colateralmente, un daño mayor a la población”.
“Hay que exigirles a los actores políticos que regresen a la mesa de diálogo, pero con una intención real y no de satisfacer intereses particulares”, dijo Ramírez.
Para Rafael Uzcátegui, quien con Provea formó parte del Foro Cívico en sus inicios, “la ingenuidad política del Foro Cívico y su mal diagnóstico, consecuencia de la soberbia intelectual, los ha convertido en los tontos útiles de la dictadura”.
“El Foro Cívico, según su documento de gira internacional, sigue teniendo el mismo diagnóstico de la situación que habían realizado antes del 28 de julio, basado en que las autoridades actuales eran lo que eran como respuesta a la ‘radicalidad de la oposición’ y que el punto privilegiado para la resolución del conflicto es llegar a un ‘acuerdo entre las partes’”, dijo Uzcátegui.
Tras regresar de Europa, el Foro Cívico anunció otra etapa de la gira, pero esta vez en Latinoamérica. La delegación, conformada por Mariela Ramírez, Colette Capriles y otros, visitará Santiago de Chile, Buenos Aires, Bogotá y Brasilia. En el documento en el que anuncian la gira, vuelven a plantear la tesis de la polarización: “Se considera urgente activar todas las capacidades diplomáticas y sociales para instaurar un proceso de paz en Venezuela, con el fin de contener el agravamiento del conflicto. La sociedad está atrapada entre posiciones políticas extremas”.
“Van a Chile a tratar de cambiar la posición de presión del Gobierno de Boric”, sostuvo una de las fuentes que fue parte del Foro.
El politólogo Walter Molina se refirió a la organización en una entrevista con la periodista Carla Angola. Dijo que “varios grupos, como el Foro Cívico, actúan en las sombras. Hablan con embajadores, salen del país —y habría que preguntarse con qué recursos—, para hablar con diferentes actores internacionales y venderles la idea de que en Venezuela hay un conflicto entre dos bandos iguales y no un país entero que desea y quiere ser libre y un pequeño grupo que usa la fuerza bruta y el terrorismo de Estado”.
Ante las declaraciones, el Foro Cívico publicó en su cuenta de X que lo mencionado por Molina es “falso o inexacto”; sin embargo, en el comunicado de respuesta, no aclara de dónde provienen los fondos o cuál es su posición frente a las sanciones. El comunicado se dedica a ratificar que la labor del Foro es la de promover el diálogo entre las partes y expresar “los temas prioritarios que preocupan a la mayoría de los venezolanos”.
En una entrevista este 22 de noviembre, la líder opositora María Corina Machado se refirió a “los normalizadores de la tiranía”. Ante la pregunta del entrevistador, Melanio Escobar, sobre cuál es su posición frente a grupos como “Fedecámaras, el Foro Cívico, que hacen lobby internacional para tratar de equiparar a la oposición con todo el poder del régimen de Nicolás Maduro”, Machado dijo que, durante los regímenes totalitarios, a lo largo de la historia, siempre “surgen fuerzas que, aún no pareciendo parte del sistema, terminan de alguna manera ayudando a que permanezca, en algunos casos conscientes y en otros inconscientemente”.
“Hay gente que genuinamente cree que no hay manera de lograr un cambio. Que no los puedes derrotar. Entonces, ‘si no puedes contra ellos, úneteles’. Más o menos esa es la lógica. Y no se dan cuenta del daño que hacen, y se vuelven instrumentos de este sistema”.
“Sí hacen daño afuera. Eso es verdad. Viajan con una narrativa: ‘La oposición está dividida… La gente en Venezuela tiró la toalla… El país ya se resignó… La situación no está tan mal’. Repiten eso, porque ellos están bien”, agregó.
Hoy en día ninguna organización de defensa de los derechos humanos importante en Venezuela forma parte del Foro Cívico. Además, aunque el Foro asegura que “más de 600 líderes sociales” lo integran, solo se conocen los nombres del pequeño grupo que tiene presencia en los medios. La miembro fundadora consultada para este trabajo indicó que Mariela Ramírez suele considerar a algunas organizaciones integrantes del Foro sin que lo sean. También dijo que el Foro Cívico, que recibe grandes fondos, suele condicionar a organizaciones pequeñas en el resto del país, a la que le subvencionan recursos, “algo que es poco ético”. “Se dicen que son organizaciones, pero realmente simplemente son extensiones del Foro porque dependen de esos recursos”, agrega.
Mariela Ramírez fue contactada para la elaboración de este trabajo, pero expresó que, para el momento de la publicación, no tendría las respuestas a las inquietudes expresadas en torno al financiamiento, su relación con Jorge Rodríguez o su postura ante las sanciones a Venezuela. Dijo que haría llegar las respuestas lo antes posible tras la publicación del texto, esperando que fuesen publicadas.
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