Vladimiro Mujica 03 de junio de 2024
@MujicaVladimiro
Una
sucinta relación de hechos:
La industria petrolera venezolana se ha degradado a niveles muy precarios de producción en los últimos 25 años. Una combinación de corrupción, gerencia altamente politizada, despidos masivos de profesionales y la intención abierta de usar nuestros recursos petroleros como un arma geopolítica en una alianza com Irán, China y Rusia, aparte de la entrega de crudo a Cuba, han conducido a nuestra otrora principal empresa a la ruina. Simplemente el hecho de que la producción haya caído de unos 3.5 millones de barriles diarios, lo que era en los comienzos de la presidencia de Hugo Chávez, a menos de 600 mil barriles por día, de acuerdo a fuentes internacionales, dada la opacidad de la información oficial venezolana, es tan solo una muestra del increíble deterioro de PDVSA, otrora una corporación internacional de excelencia.
El
caso de CITGO, una empresa venezolana que opera en los Estados Unidos, no
constituía una excepción. Agobiada por deudas cuyo origen primario fue la
expropiación violatoria de reglas internacionales de la empresa canadiense
Crystallex, ejecutada por el gobierno de Hugo Chávez, y la emisión
inconstitucional de bonos de la deuda externa entregando como garantía el 50.1
% de las acciones de la empresa, operación en la cual intervinieron venezolanos
que ahora pretenden aparecer como defensores de los intereses de los bonistas.
La agonizante CITGO fue entregada para su administración por el gobierno de los
Estados Unidos, que no reconocía la presidencia de Nicolás Maduro, a la AN del
2015 y al gobierno interino de Juan Guaidó. Estas instancias nombraron
como presidente de PDVSA ah hoc, primero a Luis Pacheco y luego a Horacio
Medina, ambos destacados líderes de la industria. Este último ha conducido
durante los últimos cuatro años, conjuntamente con la Junta Directiva de CITGO,
una increíble y patriótica batalla por salvar a CITGO cuyos resultados están a
la vista. La empresa pasó de tener números rojos a producir cuantiosos
beneficios y ha prácticamente duplicado su valor accionario hasta llevarlo a
unos 12.000 millones de dólares.
La
situación actual:
CITGO
está a punto de perderse, y con ello un activo fundamental para la recuperación
de Venezuela se irá por el sumidero sin fondo de una subasta pública que se adelante
en una Corte del Estado de Delaware. CITGO “heredó” la demanda de
Crystallex y de otras compañías como CONOCO-PHILLIPS contra la República de
Venezuela merced a la aplicación de la doctrina legal del alter ego que opera
en las cortes norteamericanas e internacionales. Según esta doctrina, si
existen compañías, en este caso PDVSA, sobre las cuales se puede demostrar que
no tienen independencia corporativa del gobierno responsable por la deuda, sino
que actúan como extensiones obedientes del ejecutivo, entonces las deudas de la
República se pueden trasladar a su alter ego, es decir las corporaciones. La
aplicación indiscriminada y muy discutible de este argumento, le permitió a la
Corte de Delaware señalar que habían dos alter ego, uno PDVSA en Venezuela del
régimen de Maduro y el otro, PDVSA ad hoc, en los Estados Unidos, del gobierno
interino de Juan Guaidó. A las demandas corporativas se le une la acción de los
bonistas, y ahora más recientemente, la de un sector de trabajadores e
individuos agraviados por las acciones de los regímenes de Chavez y Maduro, que
exigen que de la subasta de CITGO se satisfagan sus aspiraciones de
compensación. El conjunto de acciones contra CITGO excede los 20.000 millones
de dólares, prácticamente el doble de su valor accionario, de modo que una
operación de esta naturaleza no alcanzaría para pagarle a los acreedores y
probablemente solamente se logrará atender demandas por el orden de la mitad
del valor accionario de la corporación.
Se
aproxima un punto de inflexión en este drama: el 11 de junio se producirá una
decisión de la Corte de Delaware sobre los términos de la subasta de CITGO y
ello echará por la borda cualquier intento de salvar este activo de todos los
venezolanos. Lo increíble de este caso es que por un lado todas las
partes resultarán perdedoras y que, por otro, CITGO no está irremisiblemente
perdida. Una acción conciliatoria del más profundo interés nacional todavía
puede intentarse.
¿Qué
exige el interés nacional?
El
Acuerdo de Barbados, que en el fondo ha sido clave para permitir que se se
hayan convocado elecciones presidenciales para el próximo 28 de julio, incluye
un apartado importante donde se menciona el interés de las partes, gobierno y
oposición, en la defensa de los activos petroleros, especialmente CITGO. Es el
momento de invocar este Acuerdo y pedirle por un lado al régimen de Nicolás
Maduro, y por otro al naciente liderazgo de la nación encabezado por Edmundo
González Urrutia y María Corina Machado que se dirijan conjuntamente al
gobierno de los Estados Unidos para solicitar que se extienda la protección a
CITGO y que se paralice, por motivos de interés nacional, tanto para los
Estados Unidos como para Venezuela la subasta de CITGO. Para Venezuela el interés
nacional es evidente. Para los Estados Unidos mantener a CITGO, cuyas
refinerías están diseñadas para procesar el crudo pesado venezolano, es de
interés estratégico en evitar que los gobiernos autoritarios y enemigos de la
democracia occidental como Irán, China y Rusia sigan entrando en Venezuela y
comprometan la condición del país como productor petrolero confiable.
Esta
propuesta podría parecer completamente descabellada en el ambiente de
polarización y conflicto que reina en Venezuela. Evidentemente el único
beneficiario de la pérdida de CITGO sería el régimen de Maduro el cual
utilizaría este hecho para responsabilizar al gobierno interino de Guaidó, a la
líder del renacimiento de la democracia y la libertad en Venezuela, María
Corina Machado y al candidato presidencial Edmundo González Urrutia. Eso es
cierto, pero al mismo tiempo sectores importantes del chavismo disidente pueden
presionar al gobierno para que, al menos por esta vez, actúe en el interés de
la nación y de los venezolanos. Del lado de la oposición, quienes sostiene que
MCM y EGU no deben intervenir en el tema de CITGO, porque esto es una suerte de
fruta envenenada y que el régimen los va a acusar de su pérdida y la va a usar
en la campaña electoral, dejan de lado que la líder de la nación debería asumir
la responsabilidad de hablarle con claridad a los venezolanos y de darle al
régimen una oportunidad de corregir y, que independientemente de si opinan o
no, el régimen los va a responsabilizar de la pérdida de CITGO.
Así
las cosas, intentar salvar a CITGO podría ser un primer paso, completamente
inesperado, en el duro camino hacia la transición en Venezuela y la
reconciliación de los venezolanos. Lo que se debe pedir al gobierno de los
Estados Unidos es muy simple: que se se extienda la protección a CITGO hasta
que sea posible renegociar la deuda externa venezolana. Independientemente de
quien gane las elecciones el 28 de julio. Todo en cumplimiento del Acuerdo de
Barbados. La urgencia de la situación exige una acción inmediata. De lo contrario
todos, especialmente Venezuela, saldremos perdiendo. El régimen tiene una
oportunidad de corregir, por una vez, su conducta frente a los venezolanos y el
binomio MCM/EGU puede ejercer un liderazgo iluminado y comprometido. Si el
régimen no acepta hacer lo que debe hacer, quedará claro frente al país y el
mundo quien tuvo la responsabilidad de que CITGO se perdiera.
Vladimiro
Mujica
@MujicaVladimiro
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico