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martes, 6 de diciembre de 2011

Un periodismo en extinción y otro en auge


Por Andrés Cañizales, 08/11/2011

El mes pasado se publicaron en las páginas de El Nacional dos agudos análisis sobre la situación del periodismo en Venezuela. Firmados por Oscar Lucien y Tulio Hernández, respectivamente, estos textos arrojaron luces sobre un par de fenómenos sobre los que es necesario volver. Nos detendremos primeramente en lo planteado por Lucien: se trata de la paulatina desaparición del periodismo de opinión en la pantalla chica venezolana.

Lucien traza un recorrido de los últimos años que vale la pena recordar. Con el cese definitivo de la señal de RCTV (en 2007 en la televisión abierta y en 2010 en la TV paga) también desapareció de la pantalla venezolana el programa “La Entrevista”, conducido por el periodista Miguel Ángel Rodríguez. Este ha sido una suerte de última gota, dentro de un vaso de censura y restricciones para la libertad de expresión y pensamiento. Un caso emblemático de cierre de voces críticas en la pantalla de televisión lo representó el conocido programa “La Entrevista” de Marta Colomina, que salió del aire en febrero de 2005.

En abril de 2005 hubo otra pérdida en la pantalla de Televén con la desaparición de “30 Minutos”, conducido por César Miguel Rondón. Estos cambios en Televén, debe decirse, estuvieron precedidos de una baja significativa como lo fue la salida del aire de “24 Horas”, con Napoleón Bravo, en mayo de 2004, que durante años había transmitido Venevisión.

El inventario que traza Lucien da cuenta de la ausencia, en la actualidad, de periodistas críticos que en el pasado reciente conducían espacios en la pantalla venezolana. Tal es el caso de Ibéyise Pacheco, o de analistas cuestionadores del régimen de Chávez, como Asdrúbal Aguiar. En el primer caso el programa estaba en Venevisión y en el segundo en el hoy extinto canal CMT. Idania Chirinos salió doblemente del aire, primero de CMT donde tenía el programa “Espacio Público” y luego junto a Vladimir Villegas se vio obligada a dejar la transmisión de “Contrapeso” en el Canal I.

En recientes viajes por los estados Aragua y Táchira he podido constatar un fenómeno similar tanto en la televisión regional y especialmente en la radio.

La merma de la opinión en los medios radioeléctricos, especialmente en la televisión, resulta sintomático del tiempo en que vivimos. De hecho, puede decirse que esto es efecto de la hegemonía comunicacional, que en términos prácticos ha significado el abultamiento del aparato mediático estatal, junto al progresivo cerco sobre la expresión crítica e independiente, especialmente en la radio y televisión. Un gran perdedor de este proceso es el periodismo de opinión, que paulatinamente ha perdido a figuras destacadas.

Clásicamente se ha entendido al periodismo de opinión como un baluarte de la democracia, pues justamente permite el debate de ideas. La extinción de este género no sólo nos habla de problemas específicos de censura y/o autocensura sino que refleja el retroceso democrático de los últimos años, producto de la propia polarización que sin duda ha aupado el gobierno con fines políticos.

Por otra parte, tal como sostiene Tulio Hernández, en la pantalla de los medios estatales, especialmente en el canal “de todos los venezolanos”, VTV, se ha instalado lo que puede llamarse como periodismo de “albañal”. De acuerdo con Tulio, se trata de un tipo de periodismo oficial concebido exclusivamente para intentar la descalificación moral e intelectual de los opositores, no mediante el debate de ideas sino a través del recurso de la burla, el escarnio, el acoso sicológico, la descalificación moral, el encono contra defectos de nacimiento o características físicas de las personas, la homofobia, la misoginia, el racismo, ejercidos por sus conductores desde un habla que reproduce el dejo confrontacional, despectivo y humillante propios de la jerga de los delincuentes violentos de las grandes ciudades venezolanas.

Este tipo de periodismo tiene un desarrollo notable en espacios como “La Hojilla”, en “Dando y Dando” y antes en “Los papeles de mandinga”, y cuenta con figuras claras en Mario Silva y Alberto Nolia.

El periodismo de albañal, tal como lo precisa Hernández, cuenta con el evidente aval del presidente Hugo Chávez. Y se trata de un apoyo sostenido en el tiempo, tal como lo evidencia la anécdota siguiente. En sus primeras acciones como flamante ministro de Comunicación e Información, la primera vez que asumió el cargo, Andrés Izarra llamó a periodistas de distintos sectores a conversar sobre la gestión comunicacional. Se le preguntó por “La Hojilla”, sencillamente se encogió de hombros y dijo que si de él dependiera lo habría sacado del aire, pero que tenía apoyo de arriba. Siendo Izarra el ministro entonces no debe sorprender que el arriba al que se haya referido sea, entonces, el mismo jefe de Estado. Con este apoyo desde el poder, esta nociva práctica periodística está en auge. Otra mala señal para la democracia desde lo comunicacional.

Publicado por:
http://blogs.noticierodigital.com/periodismoypoder/?p=374

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