Americo
Martín Domingo, 5 de mayo de 2013
Los imperialistas son tigres de papel.
Mao Zedom
1 Soy confeso enemigo de las armas.
Cuando les dije adiós fue para siempre. Pero los aficionados a ellas no
olvidarán al más grande de los ideólogos de la guerra irregular. Me refiero a
Mao Zedom, el más excelso de todos. Está en el nivel de Clausewits (De la
Guerra) y Colman von der Goltz (La Nación en Armas), sólo que estos dos
alemanes fueron grandes pensadores de la guerra clásica. Que me disculpen los
egresados de Academias Militares, más informados y conocedores, pero hablo por
lo que sé y viví. Leer Seis Escritos Militares del Presidente Mao es descubrir
sabias y sombrías reflexiones. Lo paradójico es que este guerrero insigne fue
un gobernante catastrófico y llegó a ser un personaje moralmente deplorable.
Contra lo que se piensa, Mao era el
más conservador de los comunistas, el más reacio a las aventuras. Se prohibía
presentar batalla si no estaba absolutamente seguro de ganar. Absolutamente, he
dicho. 10 suyos contra un enemigo, si no 100 a 1.
Era un estratega, no un cobarde.
Distinguía entre la superioridad de sus enemigos en el corto plazo y su
debilidad a la larga. Tigres de papel.
Usted los subestima, olvida sus
colmillos atómicos, le opuso Jruschov.
Pero Mao sabía lo que decía. Son
animales peligrosos en el corto plazo y sin embargo débiles a la larga, vasto
pueblo chino mediante.
En fin: más tigres que papel hoy, y
más papel que tigres mañana.
2 Esta columna la dedicaré al tema
palpitante: Capriles y Maduro, la democracia y el fascismo, la paz y la
violencia. ¿A qué entonces el regodeo en las astucias de Mao, el fallecido Buda
rojo? Tengo que subrayar la curiosa relación que percibo entre los tigres de
celulosa y la situación de Venezuela. El gobierno de Maduro es inasible y de
precaria legitimidad pero en lo inmediato está repartiendo a la loca más
garrotazos que todo lo conocido desde la dictadura militar de Pérez Jiménez.
Perdió gran parte de la base chavista, ya no puede reunir otra cosa que actos
portátiles de forzada concurrencia, y le robaron el sueño las fantasmagorías
acerca de conspiraciones, magnicidios e invasiones gringas. Débil es. Sin
embargo aun puede apretar gatillos.
Nicolás no sabe imponerse en forma
convincente a otros barones de la revolución y especialmente al inefable
Diosdado Cabello. Por si eso no fuera suficiente, no entiende la crisis
económica que lo amenaza ni tiene idea de cómo afrontarla. Ignora cuánto
necesita dialogar con una oposición que si Chávez no pudo aniquilar -ahora,
mucho más fuerte- menos podrá él.
Factores nacionales e internacionales
quisieran verlo entrar en razón. Le han pedido que acepte el reconteo y hable
con la oposición, dispuesta por naturaleza a la mano tendida. Atemorizado,
pareció comprenderlo cuando anunció su deseo de conversar "hasta con el
diablo", "hasta con Capriles, pues". Pero sintiéndose vulnerable
en su propio movimiento se replegó para calmar a los desconfiados, al tiempo de
librarse a vomitar insultos contra aquellos con los que supuestamente
dialogaría. Borra con una mano lo que hace con la otra.
Pendiente de sus pasos, Diosdado Cabello
-aspirante a la sucesión- actúa por su cuenta y lo presiona abiertamente quién
sabe con qué intenciones. No le argumenta, no le razona, abusa de los hechos
cumplidos, y en un personaje de semejante índole podemos imaginar cuántas
sordideces podrían salir a la superficie. La siniestra agresión contra los
parlamentarios, la amenaza de enjuiciar dirigentes opositores a como dé lugar,
el cinismo de llamar fascistas a sus víctimas y de culpar a los golpeados por
los golpes que reciben; todo eso dibuja un horizonte tenebroso para Maduro,
quien parece flotar como un corcho en un mar agitado.
3 Capriles es el futuro. Con mantener
la exitosa unidad, tiene; y seguir pegado a la Constitución y a la lucha
pacífica. Nunca escalar el conflicto ni entrar en un contragolpe interminable.
La paz imperturbable y la tenacidad terminarán venciendo la resistencia de los
violentos.
No hay que subestimar al gobierno por
muy débil que sea ahora y más tarde. Como los tigres de Mao, su manera
desalmada de atacar a sus compatriotas indica que hoy puede ser más tigre que
papel, pero muy pronto será más papel que tigre. Calma pues Capriles, en la
respuesta. Firmeza y valor Capriles, en el ejercicio de esa calma.
Nuestro Herrera Luque en su obra Las
personalidades psicopáticas hace una completa clasificación de psicopatías. Al
referirse al carácter paranoide cita algo que le viene a Maduro, espero que en
forma pasajera: "Desconfianza patológica, receloso con tendencia a los
pleitos y las intrigas... Teme ser engañado o traicionado... Se rodea de
áulicos o corifeos que aplauden sus errores o se entregan a estériles luchas
contra el mundo a fin de lavar pretendidas injusticias" Son idioteces sin
destino las tontas cadenas para silenciar a Capriles o la estupidez de decir
que Julio Borges se pintó falsas cicatrices en la cara, sin aclarar si las
fracturas que le causaron los salvajes se las pintó también.
Frente a ese baile de máscaras
convocado para distraer sin gracia la atención pública, solo queda perseverar.
La política de paz democrática ha fortalecido emocional y materialmente la
acera opositora y lamentablemente ha propagado el caos en la oficialista. Si
esas líneas mantienen su rumbo, el futuro estará pintado en la pared.
Pueden jurar de hinojos que aquí en
Venezuela la democracia está condenada a vencer.
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