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martes, 2 de febrero de 2016

Economía revolucionaria: un aberrante tejido ideológico, @jesusalexis2020



Por Jesús Alexis González, 01/01/2016

Abordamos el tema, como un análisis de corte económico soslayando el atractivo académico que representa discernir sobre las bondades del socialismo (poco verificadas), para centrar la atención en la pretensión “revolucionaria” de imponer en el país un nuevo sistema socioeconómico alternativo al modelo capitalista y al fracasado “modo de producción superior” soviético; bajo la aspiración “criolla” de alcanzar un socialismo total como sueño de la “no-explotación” bajo la denominación de socialismo del siglo XXI.

Los fundamentos ideológicos para “hacer irreversible el transito al socialismo” y construir su plataforma económica, tienen como embrión las Bases Programáticas del PSUV donde sostienen que la superación del capitalismo-rentista y el desarrollo de un nuevo modelo productivo pasa por la ruptura con la “racionalidad burguesa y su metafísica de la economía”, particularmente en lo atinente a las formas de contabilizar y cuantificar el desarrollo económico. En función de ello, plantean diversas acciones como eliminar la propiedad privada de los medios de producción, al tiempo de diseñar nuevas formas de producción, distribución, circulación y consumo orientadas a “desaparecer la lógica del capital”(explotación de la fuerza del trabajo de las personas); de igual modo, propician un enfoque endógeno-sustentable para el desarrollo teniendo como herramientas estratégicas el control de cambio y la estatización de la banca, la eliminación de  la publicidad y la propaganda ya que, afirman, generan necesidades sociales artificiales y diferenciadas. Siendo así, intentan construir una economía socialista para unificar la relación producción-consumo en aras de eliminar la intermediación comercial capitalista habida cuenta de, sostienen, funcionar como un mecanismo de especulación que facilita una renta adicional al comerciante a cargo del trabajador (¡!).

La construcción de una “Democracia Socialista”, y la propuesta de un nuevo modelo económico socialista de producción, se llevó a consulta del pueblo en Referéndum año2007 resultando negado por el soberano (http://vitolopez.blogspot.com/2014/02/jesus-alexis-gonzalez-venezuela-ya-dijo.html) hecho que indujo con soberbia gubernamental la puesta en marcha mediante Ley Habilitante de 2007 (que duró 18 meses) del Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2013 identificado para la historia como el primer plan socialista de la Nación, donde se contempló la refundación de Venezuela como país socialista. Al tiempo, y por intermedio de la Ley Habilitante en 2010 (con vigencia por otros 18 meses) se inició el perfeccionamiento jurídico del aberrante (que se desvía de lo normal o usual) tejido socialista, con énfasis en (i) Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal (G.O.E. No 6.011del 21/12/2010) donde se consagra el Modelo Productivo Socialista definido como un modelo de producción basado en la propiedad social, orientado hacia la eliminación de la división social del trabajo en armonía con el Sistema Económico Comunal(SEC)entendido como el conjunto de relaciones sociales de producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios desarrollados por instancias del Poder Popular, a través de organizaciones socio productivas bajo formas de propiedad comunal, hasta convertir, proponen, al SEC en herramienta fundamental para la construcción de la nueva sociedad; en (ii) Ley Orgánica del Poder Popular (G.O. ya citada) donde se especifica que para alcanzar el socialismo es necesaria la propiedad social sobre los factores y medios de producción, así como la existencia de la economía comunal en el ámbito de actuación del Poder Popular; y en (iii) la Ley Orgánica de las Comunas (G.O. ya citada) que consagra el Parlamento Comunal como máxima instancia del autogobierno en la Comuna; al igual que del Consejo de Economía Comunalcomo instancia encargada de la promoción del desarrollo económico de la Comuna.

El tejido ideológico, se complementa con el Programa de la Patria (2012) luego convertido por la AN en Ley de la Patria (2013), donde se incorporan nuevos esquemas productivos socialistas al tiempo de fortalecer la planificación centralizada, e impulsar la consolidación de una economía que denominan productiva, redistributiva, post-rentista, post-capitalista con eje en la propiedad social de los medios de producción, sin descartar, sostienen, la necesidad de acabar con la clase explotadora: la burguesía.El  país está enrumbado hacia una apocalíptica economía y aun así se sucede un desprecio gubernamental hacia propuestas  formuladas de manera ortodoxa por expertos en aras de hacer frente al cataclismo económico del presente, tales como: restituir la autonomía al BCV, rescatar el sistema de precios relativos, reducir el déficit fiscal que es permanentemente monetizado con emisión de dinero inorgánico (todo un combustible inflacionario), comprimir la liquidez monetaria, racionalizar el gasto público, mejorar la recaudación fiscal (másallá de solo reducir el subsidio a la gasolina), devaluación, unificación cambiaria en el marco de un activo mercado de divisas, restablecimiento del equilibrio del sector externo de la economía, procura de un apalancamiento financiero (internacional y nacional)que emane como respuesta a formulaciones coherentes de políticas económicas dinamizadoras del aparato productivo nacional y de la industria petrolera  con nuevas formas de apertura, alentar un clima de confianza sustentado en la estabilidad institucional y jurídica aunado a planes  para combatir la inflación y la corrupción.

Trágicamente, no se visualiza una intención gubernamental en pro de revertir su política económica, en mucho inducido por su imposibilidad de dialogar habida cuenta de (i) no contar con la “opinión terrenal” del ideólogo del socialismo del siglo XXI, y (ii) que los actuales “conductores del proceso” no se atreven a revisar el legado del Comandante Eterno; a tenor de ello solo queda la vía constitucional para generar el ambiente de cambio que requiere con urgencia Venezuela en materia presidencial (Art. 233): renuncia, destitución, incapacidad física o mental, abandono del cargo, y revocación popular de su mandato. En el ínterin, continuarán  “acciones” para profundizar su “socialismo de guerra” con dantescas “estrategias revolucionarias” como una agricultura rural basada en ¡conucos!, una agricultura urbana apoyada en ¡botellas y tobos!, y en cepillarse los dientes ¡una vez al día!; dentro de un escenario de compincheria donde p.ej. el TSJ afirma “haber protegido la seguridad agroalimentaria al garantizar al pueblo los alimentos” (29/01/2016)
Reflexión final: Estamos en eljusto momento para abandonar el quemeimportismo.


Economista Jesús Alexis González

@jesusalexis2020

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