Por Jesús Alexis González, 01/01/2016
Abordamos el tema, como un análisis de corte económico soslayando el atractivo académico que
representa discernir sobre las bondades
del socialismo (poco verificadas), para centrar la atención en la
pretensión “revolucionaria” de imponer en el país un nuevo sistema socioeconómico alternativo al modelo capitalista y al
fracasado “modo de producción superior” soviético; bajo la aspiración “criolla”
de alcanzar un socialismo total como
sueño de la “no-explotación” bajo la
denominación de socialismo del siglo
XXI.
Los fundamentos ideológicos para “hacer irreversible el transito al socialismo” y construir su plataforma económica, tienen como embrión
las Bases Programáticas del PSUV
donde sostienen que la superación del capitalismo-rentista y el desarrollo de un nuevo modelo productivo pasa
por la ruptura con la “racionalidad burguesa y su metafísica de la economía”,
particularmente en lo atinente a las formas de contabilizar y cuantificar el
desarrollo económico. En función de ello, plantean diversas acciones como eliminar la propiedad privada de los medios
de producción, al tiempo de diseñar nuevas formas de producción,
distribución, circulación y consumo orientadas a “desaparecer la lógica del capital”(explotación de la fuerza del
trabajo de las personas); de igual modo, propician un enfoque endógeno-sustentable para el desarrollo
teniendo como herramientas estratégicas el
control de cambio y la estatización de la banca, la eliminación de la publicidad y la propaganda ya que, afirman, generan necesidades sociales
artificiales y diferenciadas. Siendo así, intentan construir una economía socialista para unificar la relación
producción-consumo en aras de eliminar la intermediación comercial capitalista
habida cuenta de, sostienen,
funcionar como un mecanismo de especulación que facilita una renta adicional al
comerciante a cargo del trabajador (¡!).
La construcción de una “Democracia Socialista”, y la propuesta de un nuevo modelo
económico socialista de producción, se llevó a consulta del pueblo en Referéndum año2007 resultando negado por el soberano (http://vitolopez.blogspot.com/2014/02/jesus-alexis-gonzalez-venezuela-ya-dijo.html)
hecho que indujo con soberbia gubernamental la puesta en marcha mediante Ley
Habilitante de 2007 (que duró 18 meses) del Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2013 identificado para la
historia como el primer plan socialista
de la Nación, donde se contempló la refundación
de Venezuela como país socialista. Al tiempo, y por intermedio de la Ley
Habilitante en 2010 (con vigencia por otros 18 meses) se inició el perfeccionamiento
jurídico del aberrante (que se
desvía de lo normal o usual) tejido
socialista, con énfasis en (i) Ley
Orgánica del Sistema Económico Comunal (G.O.E. No 6.011del 21/12/2010) donde se
consagra el Modelo Productivo Socialista
definido como un modelo de producción basado en la propiedad social,
orientado hacia la eliminación de la división social del trabajo en armonía con
el Sistema Económico Comunal(SEC)entendido
como el conjunto de relaciones sociales de producción, distribución,
intercambio y consumo de bienes y servicios desarrollados por instancias del
Poder Popular, a través de organizaciones
socio productivas bajo formas de propiedad comunal, hasta convertir, proponen, al SEC en herramienta fundamental para la construcción de la nueva
sociedad; en (ii) Ley Orgánica del
Poder Popular (G.O. ya citada) donde se especifica que para alcanzar el
socialismo es necesaria la propiedad
social sobre los factores y medios de producción, así como la existencia de
la economía comunal en el ámbito de
actuación del Poder Popular; y en (iii) la
Ley Orgánica de las Comunas (G.O. ya citada) que consagra el Parlamento Comunal como máxima
instancia del autogobierno en la Comuna; al igual que del Consejo de Economía Comunalcomo instancia encargada de la promoción
del desarrollo económico de la Comuna.
El tejido
ideológico, se complementa con el Programa
de la Patria (2012) luego convertido por la AN en Ley de la Patria (2013), donde se incorporan nuevos esquemas productivos
socialistas al tiempo de fortalecer la planificación centralizada, e impulsar
la consolidación de una economía que denominan productiva, redistributiva,
post-rentista, post-capitalista con eje en la propiedad social de los medios de
producción, sin descartar, sostienen,
la necesidad de acabar con la clase
explotadora: la burguesía.El país
está enrumbado hacia una apocalíptica
economía y aun así se sucede un desprecio gubernamental hacia propuestas formuladas de manera ortodoxa por expertos en
aras de hacer frente al cataclismo
económico del presente, tales como: restituir la autonomía al BCV, rescatar
el sistema de precios relativos, reducir el déficit fiscal que es
permanentemente monetizado con emisión de dinero inorgánico (todo un
combustible inflacionario), comprimir la liquidez monetaria, racionalizar el
gasto público, mejorar la recaudación fiscal (másallá de solo reducir el
subsidio a la gasolina), devaluación, unificación cambiaria en el marco de un
activo mercado de divisas, restablecimiento del equilibrio del sector externo
de la economía, procura de un apalancamiento financiero (internacional y
nacional)que emane como respuesta a formulaciones coherentes de políticas
económicas dinamizadoras del aparato productivo nacional y de la industria
petrolera con nuevas formas de apertura,
alentar un clima de confianza sustentado en la estabilidad institucional y jurídica
aunado a planes para combatir la
inflación y la corrupción.
Trágicamente, no se visualiza una intención gubernamental
en pro de revertir su política económica,
en mucho inducido por su imposibilidad
de dialogar habida cuenta de (i) no
contar con la “opinión terrenal” del
ideólogo del socialismo del siglo XXI, y (ii)
que los actuales “conductores del proceso” no se atreven a revisar el legado del Comandante Eterno; a tenor
de ello solo queda la vía constitucional para generar el ambiente de cambio que
requiere con urgencia Venezuela en materia presidencial (Art. 233): renuncia,
destitución, incapacidad física o mental, abandono del cargo, y revocación
popular de su mandato. En el ínterin, continuarán “acciones” para profundizar su “socialismo de guerra” con dantescas
“estrategias revolucionarias” como una agricultura rural basada en ¡conucos!,
una agricultura urbana apoyada en ¡botellas y tobos!, y en cepillarse los
dientes ¡una vez al día!; dentro de un escenario
de compincheria donde p.ej. el TSJ afirma “haber protegido la seguridad agroalimentaria al garantizar al pueblo
los alimentos” (29/01/2016)
Reflexión final: Estamos en eljusto momento para abandonar el quemeimportismo.
Economista Jesús Alexis González
@jesusalexis2020
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