Por José Guerra
Es falso que no se pueda hacer
justicia con los jubilados y pensionados debido a los bajos precios del
petróleo, pues con un adecuado conjunto de políticas se puede conseguir el
financiamiento necesario para reactivar el aparato productivo sin comprometer
la protección social, así que, más que poder, es una cuestión de querer, lo
cual nos lleva al punto de los objetivos de política.
En países democráticos se
presume que los gobiernos maximicen el bienestar de la mayoría de la población
sin infringir los derechos básicos de las minorías, en parte sobre la base de
principios ideológicos y en parte por simple cálculo político, en un contexto
donde periódicamente se debe consultar al elector. Claramente, esa no es la
función objetivo de Maduro, cuyos tres años largos de gobierno han devenido en
un esfuerzo sistemático por empobrecer a la población, a contrapelo incluso de
los reiterados llamados a la rectificación hechos desde el oficialismo.
Por otra parte, desde una
perspectiva más cínica sobre el ejercicio del poder, se asumen que los
gobernantes simplemente tratan de maximizar su permanencia en el poder sujeto a
las restricciones impuestas por el marco legal, la correlación de fuerzas en la
coalición gobernante y el apoyo popular. Este tampoco parece ser el caso de
Maduro, quien viene traspasando cada vez más los límites de la legalidad,
alienando a una proporción cada vez mayor de sectores del oficialismo y
rebanando sin prisa pero sin pausa su base de apoyo popular, por no hablar de
su reputación internacional.Maduro opera como si no hubiera mañana. ¿Cómo
se explica una conducta que en términos convencionales luce irracional?
En este punto, debe uno apelar
a la llamada navaja de Ockham, el principio metodológico según el cual, en
igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta. En
este caso, la explicación más sencilla, la más consistente con lo que todos
observamos, es que el gobierno de Maduro busca simplemente maximizar el flujo
presente de recursos que fluyen a Cuba y todo lo demás se ajusta a ese objetivo
de política.
Un mes más, una semana más, un
día más de petróleo gratis es todo lo que le importa al gobierno cubano,
enfrascado en su capitulación frente a Estados Unidos, y en función de eso
dicta instrucciones a sus agentes. En este caso, un agente sin arraigo,
acostumbrado a mentir sobre su pasado y adoctrinado en la isla, lleva al país
al despeñadero. Solo así se explica la obstinación en el modelo errado, los
oídos sordos ante los llamados a la rectificación, la insensibilidad ante la
tragedia humana desatada y el rechazo a los caminos que se le han abierto para
su supervivencia política. Si uno asume que al país lo gobierna una agente de
una potencia extranjera, entonces la lectura de estos últimos tres años, y de
los últimos dos meses en particular, se torna sencilla. Armado ahora con
un írrito Decreto de Emergencia, su “plan económico” es seguir con la farsa
mientras se pueda, exprimiendo poco a poco a Venezuela para beneficio de su
patria adoptiva. De eso ya no queda duda.
14-02-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico