Por Carlos Molina Camacho
Un auténtico líder
cooperativista es ante todo un educador. La mejor definición de un líder de ese
tipo se la oí decir al fundador del movimiento cooperativo en Venezuela, el Dr.
José Elías Thielen. En una ocasión expresó: “El mejor líder cooperativista es
aquel que en una reunión de miembros de una cooperativa nadie sabe que es el
líder del grupo”.
1.- Desde luego para llegar a
ser un verdadero líder del movimiento cooperativo es necesario abandonar el
ego, el gran enemigo de las iniciativas comunitarias o colectivas.
2.- El genuino líder
cooperativista hace su máximo esfuerzo por ayudar a crecer a sus hermanos de la
cooperativa. ¿Cómo? Permitiéndoles que se expresen con entera libertad.
Facilitándoles su participación, que manifiesten sus opiniones sin temor
alguno. De esa manera se colabora en su crecimiento como seres humanos. El
líder autoritario no deja hablar.
El autoritario considera que
él es el que tiene las más luminosas ideas. Entonces es mejor, según su
parecer, que los demás oigan y permanezcan con la boca cerrada. No le interesa
lo que piensen los demás. Está enamorado de sí mismo. Esa cooperativa está
condenada al fracaso. Por cierto, que es algo muy común en el mundo político.
Los venezolanos tenemos experiencias en ese sentido.
3.- El verdadero líder
cooperativista habla cuando es absolutamente necesario para expresar, con
humildad y respeto, sus opiniones. Por lo general se limita a formular
preguntas al grupo: “Luis, ¿qué te parece lo dicho por Pedro en relación al
asunto que tratamos?; Alberto no has dicho nada ¿qué opinas con respecto al
punto XX del orden del día?; ¿Quién tiene un punto de vista contrario a lo
expresado por Raúl?”, etc.
De esa manera está ayudando a
sus compañeros a vencer –ocurre a menudo- el miedo escénico. Los anima a
hablar, los hace crecer espiritualmente. Por eso decimos que más que un líder
debe ser un educador. El verdadero líder debe sentir amor por los demás y
doblegar su ego.
4.- El auténtico líder cooperativista,
cuando hay diferencias de opiniones, busca los puntos en que hay acuerdo y los
resalta. Minimiza las diferencias a fin de que se tomen las mejores soluciones
para el colectivo.
5.- Aplica rigurosamente el
reglamento de debates, previamente aprobado por la asamblea. El tener un
reglamento de ese tipo es absolutamente necesario para limitar el
tiempo de las intervenciones, así como su número. De lo contrario las reuniones
se hacen demasiado largas y tediosas.
6.- El buen líder
cooperativista es optimista. Se crece ante las dificultades. Hace énfasis en la
mitad del vaso lleno y asegura que los obstáculos pueden vencerse si permanece
unido el grupo. Exhorta a cultivar la fe en la victoria si el grupo se mantiene
unido en los asuntos fundamentales.
7.- Es de verdad honesto y
pulcro en el manejo de los fondos de la cooperativa. Está consciente que el
dinero del pueblo es algo sagrado.
8.- Es absolutamente enemigo
de la rutina. Siempre pregunta al grupo, y a sí mismo, cómo se puede mejorar lo
que se está haciendo. Incentiva al colectivo a que den ideas en ese sentido. La
rutina puede acabar con cualquier organización, del tipo que fuere-
9.- Prepara a otros para que
puedan llegar a ser líderes, sabiendo él que no es inmortal. No se aferra
enfermizamente al cargo que detenta. Es un gravísimo error de un líder creer
que nadie puede ser mejor que él.
10.- No es demagogo. No ofrece
cosas que sabe que no se pueden realizar simplemente para que voten por él y
así quedarse indefinidamente en el cargo.
11.- Como en el fútbol lo
importante para él es ganar el partido, vale decir, que la cooperativa tenga
éxito. Quien meta el gol es secundario. Recuerda permanentemente que la
cooperativa debe actuar como un solo hombre.
12.- Al igual que El
Libertador Bolívar, el líder cooperativista piensa que “cada hombre sirve para
alguna cosa”. Por ende, no rechaza a nadie. Cada quien debe tener una misión en
la cooperativa, no importa que sus conocimientos o su experiencia sean
limitados.
13.- Es de visión
trascendente. Está consciente que en última instancia lo que perseguimos los
cooperativistas es la fragua del hombre cooperativo: solidario,
responsable, honesto, creativo, respetuoso del derecho de los demás, tolerante,
de mentalidad planetaria, con fe en la Inteligencia Superior de la cual somos
sus hijos, en sus hermanos y en sí mismo.
Ex Superintendente Nacional de
Cooperativas
19-02-16
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