Julio Cesar Arreaza B. 09 de abril de 2018
Fulminante,
preciso y clarísimo el Papa Francisco, en su mensaje de Pascua en el que aludió
la situación de Venezuela: “ Suplicamos el fruto del Consuelo para el pueblo
venezolano, el cual – como han escrito sus pastores – vive en una especie de
tierra “extranjera” en su propio país, para que, por la fuerza de la
Resurrección del Señor Jesús, encuentre la vía justa, pacífica y humana para
salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no
falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a
abandonar su patria.” Hoy luce fortalecido el escenario de la comunidad internacional, por el trabajo mancomunado de
la diáspora al alimón con los que dan la pelea diaria en el frente interno.
Vivimos la etapa mortuoria del régimen.
El TSJ
legitimo en el exilio, dio apertura a la audiencia para considerar la
procedencia del antejuicio de mérito a Nicolás Maduro por el caso caso
Odebrecht, donde se presume el desguace concertado por una red de corrupción
cívico-militar, en la contratación y ejecución de once obras de construcción
inconclusas. Estamos hablando de un manejo de 2.5 billones de dólares. Allí
salpicaron enormes sobornos, se dieron anticipos y se sobrefacturó en obras que
incluso nunca se realizaron, pero si abundó la legitimación de capitales y la
corrupción. Hasta el momento el régimen no ha adelantado ninguna investigación
a pesar de las denuncias ni se ha hecho justicia, reina la impunidad, la
opacidad de los datos en las aludidas contrataciones es total.
La
hiperinflación es el principal problema, pero el régimen no la la menciona.
Para el 4 de junio se anuncia quitarle tres ceros al bolívar. En febrero la
inflación anualizada alcanzó 6.000 %. Hace falta realizar ajustes antes que
nada y poner orden en el delictivo gasto fiscal, por eso es previsible su
fracaso, se niegan a atacar las razones
de fondo de la crisis económica. Sufrimos la opresión por el imperio del
desabastecimiento, los puntos de venta fallan por continuos cortes en el
suministro de electricidad, aunado a los sistemas caídos en la red de bancos, a
esto se suma el trasporte limitado y con innumerables fallas. Abastecer un país
es difícil en estas condiciones. El 50% del sector comercio está paralizado.
Las fabricas no producen y los galpones yacen vacíos.
El
cono monetario hoy día vigente aún no ha entrado en circulación. En mes y medio
no solucionarán esto. Se trata de pura campaña electoral. El déficit fiscal lo
cubren con emisión inorgánica.
Finalmente,
se hace imposible jugar dentro de las condiciones del estado chavista. Disponen
de una legalidad a su medida. No es posible así organizar unas elecciones
libres y justas con garantías para todos los participantes. No hay
credibilidad. Enfrentamos el rompimiento del orden constitucional y una
gravísima emergencia humanitaria.
¡No
más prisioneros políticos ni exiliados ni torturados!
Julio
Cesar Arreaza B.
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