Las cosas en el concierto internacional de naciones lucen cada vez más complicadas. Las pugnas geopolíticas globales que están alimentando conflictos bélicos en diferentes lugares del planeta han venido poniendo severos límites al comercio internacional y, por consiguiente, vienen alimentando una desaceleración de la economía mundial. Entre las consecuencias, el aumento de las migraciones por recesiones en diferentes lugares.
Ante el reordenamiento de fuerzas políticas globales y los diferentes polos regionales, la cooperación internacional ha venido cediendo terreno al conflicto. La ONU y el multilateralismo ya no se dan abasto ni tienen la suficiente legitimidad para poner coto a la proliferación de acciones autoritarias en el plano global.
El proteccionismo se abre paso lentamente, pero sin pausa, para ir limitando las rutas comerciales y los intercambios globales. Las narrativas nacionalistas tienden a desmembrar paulatinamente el gran esfuerzo que por décadas se alimentó para abrir las fronteras y la interacción de Estados y ciudadanos.
China, por décadas, creció a un ritmo interanual endemoniado. Promovió la transferencia de tecnología desde los grandes inversionistas privados a sus cuadros nacionales. Ha venido invirtiendo en la apertura de nuevos enlaces comerciales a partir de la llamada “ruta de la seda” e inclusive, tenía proyectado la construcción de un nuevo canal interoceánico en Nicaragua para competir con el de Panamá, pero temas ambientales lo han retrasado y posiblemente, cancelado definitivamente.
No obstante, desde que asumiera una alineación directa con la Rusia de Putin y una postura anti-occidental, ya su rol de integrador económico comienza a ser cuestionado abiertamente.
Tendencias hacia la desglobalización
Como ha escrito Moisés Naím, hay fuertes tendencias hacia la desglobalización y aunque la globalización no ha estado exenta de errores que han generado desigualdad y abusos contra la naturaleza del planeta, no es menos cierto que ha facilitado el acceso de mercancías y productos amén de facilitar intercambios culturales y migratorios en alta densidad. Un retroceso puede tener consecuencias terribles para la humanidad entera y llevarnos a escenarios bélicos que habían sido superados por el ordenamiento jurídico internacional.
La India, con la mayor población del planeta y con millones de seres humanos aún sumidos en la pobreza, viene intentando fortalecer sus procesos productivos internos y afianzarse en el comercio mundial. Con los retrocesos desglobalizadores que paulatinamente han venido ganando terreno, tendrá muchas más dificultades para crecer al mismo ritmo que lo hicieron China y Japón en el pasado.
Además, ante el crecimiento sostenido de su población y la ralentización de su crecimiento económico sumado al nacionalismo exacerbado de su presidente, más el fanatismo religioso, pudieran crear un caldo de cultivo de alto nivel para desatar procesos migratorios que se sumarían a las corrientes actuales, que ya generan extrema preocupación en todo el planeta.
Por ello es necesario retomar la sindéresis. El mundo no puede despachar a la globalización a la ligera. Las corrientes civilizadoras deben promover una mayor equidad global, mayor integración y una mayor concentración en el desarrollo humano para permitir la construcción de un orden mundial que sea un avance y no un retroceso civilizatorio.
https://efectococuyo.com/opinion/des-orden-mundial-migracion-y-comercio/
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