Por José Gregorio Yépez
El politólogo señala que la
oposición tiene una estrategia muy rígida y eso atenta contra los resultados
que se han planteado. Los adversarios del Gobierno deben ir al terreno
electoral en cualquier circunstancia.
Llega diez minutos antes de
la hora acordada. Lleva consigo su maletín y una sonrisa que invita a la
conversación. Saluda en la redacción y apuramos un café.
Los temas son diversos y se
confiesa partidario de la participación en el escenario electoral que sea.
“Creo que hay que participar en cualquier circunstancia y demostrar la mayoría
en el terreno”.
Es respetuoso de los
criterios ajenos, pero se pronuncia en contra de las sanciones como mecanismos
de presión para generar un cambio.
Definimos una hoja de ruta
para la entrevista y comienza la conversación.
-¿Se está construyendo una
salida política viable en el escenario actual?
-Siento que se dan los
primeros pasos para una salida política, aunque no sabría precisar si es la que
se busca y se desea, pero sí creo que se avanza en este sentido. En primera
instancia lo siento porque veo que se abre una ventana importante en el tema
electoral con el paso que dio la Asamblea Nacional, el martes 29, y lo dicho
por Maduro el miércoles 30. Siento que ese conflicto político será llevado a la
Asamblea Nacional teniendo la discusión del Consejo Nacional Electoral como
eje. Tenemos que esperar a ver qué pasa el martes 5 de octubre, con esa
propuesta que dijo Maduro llevaría el chavismo. De allí se esperaría que se dé
una primera solución sobre el tema CNE, decidido por la Asamblea Nacional y no
por la Constituyente, ni el TSJ. Esto podría encaminarnos hacia una salida
política. Es un escenario en donde todos no van a estar satisfechos, eso hay
que tenerlo claro.
-Guaidó fijó posición. Dijo
que no irían a las parlamentarias aunque cambien el CNE porque, en su criterio,
el problema de Venezuela no está allí.
-Al margen de eso debemos
ver cómo se da la discusión en el seno de la oposición y será muy importante
cómo se presente el tema CNE, en la Asamblea Nacional.
-Pero estas elecciones están
previstas en la Constitución y tocan según lo establecido.
-Ese es el punto. Están
previstas. La oposición debe decidir si ir o no. Este es un juego a dos, porque
todo el proceso de elección del CNE le corresponde al Parlamento y llega un
punto, cuando tienen que negociar. Es el momento cuando se escogen con los dos
tercios del total de la Cámara, a diferencia del Comité de Postulaciones que se
escoge con los dos tercios de los asistentes a la sesión.
-Guaidó dijo que tenían los
dos tercios para aprobar los integrantes del CNE.
-Ciertamente lo dijo, pero
eso no lo tengo muy claro. En todo caso, la discusión será en cómo construir el
CNE y abrir el juego para seguir un camino electoral o, una ruta tipo 2018 y
hablar de ilegitimidad, de que no pueden haber elecciones correctas y por lo
tanto abstenerse.
-¿En qué momento ve usted
estas elecciones?
-Por la vía de los hechos
pareciera que estarían planteadas para el segundo semestre del 2020. Así que la
excusa del adelanto para este año o para enero, que les daba un argumento para
no asistir, se empieza a diluir. Si pasan del primer semestre, ese argumento no
es consistente. Allí el punto sería el tema de las garantías. El centro del
problema es que esas elecciones son constitucionales y si se convocan en el
segundo semestre del año, el argumento del adelanto se debilita. Si además el
nuevo CNE sale de la negociación en el parlamento… ¿cuál es el argumento para
no asistir?
-¿La oposición debe
participar en unas elecciones parlamentarias, a todo evento, si éstas son
convocadas después del primer semestre del 2020?
-Siempre he sido partidario
de participar. Incluso si fueran en enero, recomendaría participar. Son
escenarios políticos por excelencia que hay que cubrir. Tu puedes pelear por
las condiciones, es correcto que lo hagas, porque evidentemente estamos en un
sistema desigual. Pero hay que dar la pelea en el terreno y demostrar tu
mayoría, tu fuerza. Por eso digo que en un escenario de elecciones del segundo
semestre, con una designación del CNE en términos más no menos razonables, la
oposición tiene que ir y debe irse preparando para ello. Hay que pensar en las
circunstancias que obligarían a no ir.
-¿Qué Jorge Rodríguez fuera
el presidente del CNE? Vista esta afirmación como una exageración
pedagógica.
-El Gobierno podría hacer
cosas como esa. Otra cosa puede ser una acción contra Guaidó. Pero aun así, en
un escenario de conflicto, debes tener la capacidad de medirte. Las elecciones
en América Latina se están convirtiendo en algo distinto. Pasaron de ser un
mecanismo para premiar o sacar gobiernos, a un mecanismo de conflicto político y
canalización de agravios.
-¿Un CNE escogido fuera del
Parlamento hace inviable el juego de la medición electoral?
-Lo hace más difícil. No
solo para los políticos, sino para los electores. ¿Los políticos qué van a
decir? Las elecciones son constitucionales, pero estamos frente a un escenario
igual al del 2018. No reconocemos a la Constituyente, ni al Tribunal Supremo de
Justicia, son instituciones inválidas, nosotros no vamos a ir. Tienes el
precedente de 2018, entonces… ¿qué le puedes decir a los electores? No
participaste en 2018, ahora no deberías participar tampoco.
-¿Cómo percibe el escenario
electoral actual? Con las condiciones objetivas que existen en este momento.
-Potencialmente, en este
momento la movilización tiene un piso de 35% y un techo de 45% de los
electores. Si se produce el límite inferior tendrías una abstención del 65%.
-Con un chavismo
aprovechando su base dura, su capacidad de movilización. Este es un escenario
que lo hace triunfador.
-Es posible, pero tampoco
creo que esto le convenga al Gobierno, porque ellos también sacan sus cuentas y
dirán: “Esto es repetir el 2018, pero en unas condiciones más adversas”. Sin
contar con la reacción internacional, en donde están los Estados Unidos, la
Unión Europea adoptando sanciones que ya estaban presionando para ello. Por eso
creo que Maduro habla en su cadena del miércoles, tratando de poner orden en el
juego, porque los diputados dijeron cosas distintas. Montilla que “no
participaban en el comité”. Torrealba “que salgan del desacato”. Molina, “no se
puede hacer con estatuto”. Creo que el Gobierno vio eso y Maduro hizo el
control de daños al día siguiente y habló de llevar una propuesta para el día
martes. El alto gobierno sabe que no le conviene forzar una situación,
designando el CNE por fuera de la Asamblea Nacional. Si lo necesitan hacer lo
harán, pero juegan a agotar todas las cartas, porque si regresas al escenario
2018, estás en punto muerto.
-¿Cual es el riesgo?
-Visto lo que pasa en
América Latina, tienes el riesgo de que la población pueda activarse, tener que
tomar medidas represivas y eso no le conviene en este momento. Por eso Maduro
habló de las elecciones de la reconciliación nacional y de la paz. Está
consciente de que tiene un límite. Ya no puede decir alegremente “yo asumo ese
costo”.
-¿Se le acaba el margen de
maniobra al Gobierno?
-Siento que ese margen se
acaba, porque la misma dinámica política, por lo que pasa en el mundo le impone
unos linderos a sus acciones. Es curioso. El canal 8 saca las protestas y la represión
en Chile. Esto es un límite, porque el Gobierno no puede repetir esos hechos.
El margen de maniobra es más reducido. ¡Ojo! Si el gobierno siente que al final
está amenazado, entonces puede jugarse la carta de designar el CNE, vía TSJ o
Constituyente. Buscará una fecha emblemática y llamará a las elecciones. Pero
creo que no quiere forzar la barra por ahora. Citando a Gonzalo Barrios: “las
trompadas estatutarias” vamos dárnoslas en la Asamblea Nacional.
-Usted sostiene que la gente
quiere un cambio… porque no se concreta si hasta la Casa Blanca lo promueve.
Por qué no funciona una ecuación que parecería clara: Descontento + Apoyo de
EEUU = Maduro se va.
-A nivel neto las mediciones
de las encuestas indican que la gente quiere un cambio. Hay una pregunta de
Datanálisis, de unas de sus ultimas consultas, que dice palabras más palabras
menos: Si Maduro arregla todo y la cosa se pone buena de nuevo… ¿debe seguir en
el poder? La respuesta es no. La otra encuesta es la de Consultores 21
que en un escenario donde Maduro se queda, le preguntan a la gente si se
acostumbra y se adapta. Solo el 25% dice que hay que hacerlo, el resto, 75%,
dice que hay que cambiar.
-Pero… ¿por qué no ocurre?
-Porque la oposición ve al
chavismo de una forma limitada. No lo ve en su naturaleza. Solo ve el aparato
del Estado. Pero no lo ve como un fenómeno político social. Como una
estructura. No lo ven como unas personas que representan el 30% de la
población, que incluso puede subir, aunque ahora esté en su punto más bajo de
23% o 25%. No entienden al chavismo como un fenómeno sociológico, gente que
tiene y cree en esas banderas.
-¿Cual son los demás
factores?
-Si miramos lo que podemos
llamar el chavismo político, una de sus virtudes es que tiene una flexibilidad
a la hora de responder ante las coyunturas. Esa virtud también es subestimada.
-¿A qué se refiere?
-Cuando vez a Maduro el
miércoles pasado, tu puedes leer que asumen que están en una situación
complicada y se dicen hacia adentro: “nos pueden tumbar… ¿Qué hacemos?” Maduro
en sus últimas cadenas viene en una estrategia de desconcentración, con mucha
presencia de las gobernaciones y cada vez buscando a los dirigentes y la base
chavista. Esos cuadros de base cada vez más y más son entrevistados. Están
sacando de la cúpula la ascendencia sobre la gente, para tener mayor margen de
maniobra política y así hacer un ajuste económico.
-¿Un ajuste económico
clásico? No parece.
-De acuerdo. Cuando anunció
una mina de oro para cada gobernación la noticia quedó allí, pero lo más
relevante en mi opinión es el traspaso de empresas a las gobernaciones para que
hagan acuerdos con privados y trabajen. Esto puede verse como una privatización
a lo Maduro.
-Se amoldan a los vientos
que le soplan.
-Es una cúpula flexible que
tiene la capacidad de adecuarse a los momentos políticos que se presentan. Son
rígidos en sus objetivos, en lo que se refiere a mantener el poder y el
proyecto, pero flexibles a la hora de proponer estrategias. Lo vemos a menudo.
Jugó la carta de la Constituyente, crea la mesa de la Casa Amarilla. En lugar
de forzar la barra con el CNE vía TSJ o ANC, juega la carta de una propuesta
para este martes cinco. Y otro factor que favorece al chavismo son las alianzas
que toma.
-Cuba, Rusia, Nicaragua.
¿Cómo lo favorecen?
-Siempre se habla de Cuba y
que se trata de una cubanización. Yo no lo veo así por lo que dicen y hacen sus
más altos voceros. Creo que están mirando más hacia reformas de mercado al
estilo Vietnam y China, en el 78 y el 85.
-Apertura de mercado,
participación privada.
-Sí. Fíjate que Delcy ahora
está en la India, Cabello estuvo Vietnam, Maduro en China.
-Ciertamente Vietnam y China
caminan de la mano del mercado con un partido único. Pero Cabello estuvo en
Corea del Norte. La línea dura. Y de las cosas que se hicieron al estilo
cubano, expropiaciones por ejemplo, no se ve un paso hacia atrás. Y allí hay
una tensión.
-Eso es correcto. Y hay una
tensión en la base chavista que no le gusta el tema privatización. Si recuerdas
cuando se habló que se iban a dar unas tiendas a privados, la base chavista
reaccionó muy duro. La tensión está ahí más que en la estructura política. Eso
lo ves en un sus redes sociales, en sus páginas web, cuando hay un atisbo de
acciones de este tipo reaccionan.
-¿Y cómo lo resuelve la
dirección política del chavismo?
-Lo hace como ahora se ve
con la dolarización de facto. Está ahí y pasó sin aviso. Un ajuste muy Maduro.
Pagarés en dólares, tasas de interés que se indexan al tipo de cambio. Habrá
que ver cómo lo estructuran, pero que nadie crea que es una apertura de
mercado. Es un mecanismo al estilo de partido único. Y fíjate lo que dijo
Cabello en China: “Vamos a traer nuestros cuadros para que se formen”.
En este momento de la
conversación Ricardo Sucre, hace una precisión sobre un elemento que considera
medular en el devenir político a corto plazo.
“El chavismo siempre revisa
cómo se organiza la estructura de base. Estamos viendo un proceso de
desconcentración. Ahí viene un tema que nadie está viendo y es la
representación proporcional de las minorías. Cabello ya metió la punta. Pueden
pensar en una apertura al estilo chino, pero así como hicieron ellos, su
estructura organizativa se mantiene de arriba hacia abajo. Forma sus cuadros,
se mantiene movilizado y en la lógica de la representación proporcional, busca
un sistema que me permita llevar a sectores a la Asamblea Nacional para
balancear y buscar su control. Es una tensión interna en el chavismo: Apertura
con control. China y Vietnam lo tienen. Vamos a ver si les funciona aquí,
porque somos distintos”, sentencia.
-Cuál es la responsabilidad
de la dirigencia opositora en que ese cambio que exige la gente, según las
encuestas, no se produzca.
-Mucha gente podrá decir y
es cierto que no se da por la represión, la persecución, el exilio, los
muertos. Insisto, es cierto que hay estructura dictatorial, tiránica que no lo
permite. Pero al margen de esto, la principal falla de la oposición es que
sigue una estructura y una estrategia muy rígida.
-En qué se evidencia esa
rigidez.
-Desde el 2014 ha estado
centrada en la tesis del quiebre. Es decir, aumentar la presión que produciría
un quiebre en la coalición dominante y eso a su vez llevaría a una transición
política. Creo que en un mundo cambiante y flexible, en donde las cosas mutan
todos los días, se mantienen en una posición rígida. Por ejemplo, ganó Alberto
Fernández en Argentina. ¿Qué haces? ¿Lo felicitas? La representante de Guaidó
lo hizo y el propio Guaidó, pero no se nota una preparación para ello, una
estrategia pensada a pesar de que se veía venir. Esa flexibilidad que da una
gran sala situacional no se nota. No parece que exista esa capacidad de
adaptación a un mundo cambiante con un grupo de asesores.
Para tratar de dibujar las
mutaciones del escenario enumera los escenarios que se han planteado para
apoyar una opción de cambio: “Hace unos meses el planteamiento era ‘solos no
podemos’. Ahora es ‘la solución es venezolana’. Lo que quiero decir es que se
pasa de una cosa a la otra sin una estrategia definida y anclados en el
quiebre. Ahora estoy viendo que plantean alinearse con la Unión Europea, porque
las sanciones no están dando resultados. ¡Pero es que no iban a dar resultado!
Entonces esa rigidez impide el trabajo político para mostrarse ante pueblo
venezolano como una alternativa política y no como un proyecto insurreccional.
Por eso no ha cuajado”.
-Esa tesis del quiebre ha
pasado por distintas etapas también.
-Es cierto que se pasó de la
estrategia de crecer en lo electoral planteada por la Mesa de la Unidad. Luego
fue el “quiebre de calle” con “La Salida” en 2014. Después el “quiebre
electoral” en 2017-2018, al que le sigue el “quiebre militar” a principios del
2019, y ahora apuestas por el “quiebre externo” por las sanciones. Esa
rigidez no te da posibilidad de hacer el trabajo político ante un Gobierno
evidentemente autoritario.
-¿Y se puede flexible ante
un escenario autoritario?
-Justamente por eso se tiene
que ser más flexible. No se puede ser tan de manual. La teoría dice que hay que
aumentar la presión, luego entonces se aumentan los costos de tolerancia y si
estos suben la policía no va actuar. Esa ecuación no ha funcionado.
-¿Eso tiene desorientada a
la gente que quiere un cambio?
-La gente dice que no le ve
el queso a la tostada y eso explica esa especie de depresión en el campo más
opositor. La gente razona: marché, voté, tragué gas, asumí riesgos personales,
parte de mi familia se vio obligada a irse, perdí el trabajo y no hay
resultados.
-¿Por qué ocurre eso?
-Se plantearon resultados
inmediatos. No se ha proyectado una imagen de alternativa que se dibujen
escenarios a mediano y largo plazo. Si no tienes los elementos de poder para
garantizar esa salida inmediata, se genera frustración al no obtener los
resultados. Es parte de la inflexibilidad. También hay un gran temor a las
redes sociales que son implacables. Fíjate que cuando se habla del tema
electoral ya se presentan los ataques.
-¿Qué debe hacer el
liderazgo opositor con las redes sociales?
-Tiene que prestarle
atención por supuesto, pero el líder debe tener una coraza y ser transparente,
y decir en lo que se anda. Contrariar lo que se debe contrariar y tener piel
para soportarlo.
-¿La experiencias en el sur
del continente cómo influyen en la Venezuela de hoy?
-A favor del Gobierno hay
dos cosas. Que Maduro como tema de campaña ya no es decisivo. Lo que hizo que
Macri subiera no fue el miedo a Maduro. Fue su propio esfuerzo y el clivaje que
manejó frente al peronismo. Siento que el elemento Venezuela entró, pero hasta
allí. El elector argentino no dijo yo voto por Macri para que no seamos como
Venezuela. Eso puede estar ahí, pero en el fondo.
-¿Y en Colombia?
-Tampoco funcionó. El Centro
Democrático apenas ganó solo en dos, ganó la alternativa en 25. Yo creo que ya
el “coco” Maduro no es suficiente. La Tercera en Chile dijo que había
venezolanos influyendo y tuvo que desmentirse, el tema de petróleo venezolano
en las costas brasileñas ya también se desdijeron. El “coco” de Maduro ya pesa
menos, no es determinante, pesa más la situación de los países.
-Por ejemplo. En Argentina.
-La situación económica y la
pobreza.
-¿En Colombia?
-Hacerle un contrapeso a un
uribismo que se ve muy fuerte y a un Duque que no proyecta un perfil propio,
que no tiene sello de marca, a diferencia de Macri.
-Habló de dos razones
favorables al Gobierno. ¿Cuál es la otra?
-En un contexto donde se
está cuestionando el Consenso de Washington, es más complicado para los Estados
Unidos. Ya no está sobrado en el terreno. Ya Colombia is my friend,
Macri is my friend. Ya se perdió un friend. Esto indica que ya la
cosa no está fácil para Estados Unidos, porque ahora hay Presidentes que están
ocupados en sus cuestiones internas y quienes se han insertado en esa propuesta
del Consenso de Washington están muy cuestionados, sobre todo en Chile, en este
momento. Ese Estado mínimo, en donde casi todo lo pagas y el Estado es lo
estrictamente necesario está en entredicho. Incluso en Estados Unidos hay un
clima pre impecheament.
-¿Eso le da al chavismo un
elemento para reforzar su discurso asistencialista?
-Ahí vienen los contras. Es
cierto que puede ayudarlo por aquello del neoliberalismo que no piensa en la
gente. Pero también se puede revertir, porque al mismo tiempo el Gobierno de
Venezuela no es el ejemplo. Fernández fue muy discreto al darle las gracias a
Maduro, cuando dijo “estaremos juntos en la plena vigencia de la democracia”.
Nombró la soga en la casa del ahorcado.
-El caso Chile.
-El Gobierno hace propaganda
sobre las protestas y la violencia en Chile. Eso se puede revertir si ese clima
de protestas llega hasta Venezuela, porque no podrá, sin un costo político,
moral y ético muy alto, desplegar su aparato disuasivo y represivo.
-¿Es por eso que usted
afirma que el Gobierno debe abrir el juego?
-Yo creo que Maduro está
viendo eso y por eso sus palabras del miércoles pasado. Al final, sin decirlo
taxativamente deja en el ambiente una especie de afirmación que apunta hacia la
posibilidad de abrir el juego antes de llegar a esa situación de conflicto.
-¿Cuál es el segundo punto
en contra del chavismo?
-No hay cheques en blanco.
La luna de miel de Fernández será muy corta. Siento que eso es una contra
Maduro, porque ese nuevo Estado no es el modelo venezolano. En términos
generales, el continente se está moviendo y a contramano de lo que algunos
piensan, las instituciones están funcionando. La alternancia se da en
Argentina. En Colombia, Duque no le monta “un protector” a Bogotá. Eso afecta a
Maduro. En Chile, Piñera busca salidas y se retracta, y se mantiene dentro del
orden constitucional. Lenín Moreno en Ecuador logra desactivar, por lo menos
por ahora, el conflicto.Todo se da dentro de la vía institucional.
-¿Cree usted que esto le
impone límites al Gobierno de Maduro?
-Sí. Y lo obliga a abrir el
juego por lo que está pasando en el continente, por la dinámica del país, por
la dinámica mundial. Esperemos que el instinto autoritario no se imponga.
-¿Y a la oposición como la
impactan los hechos?
-Allí vuelve el tema
flexibilidad. La oposición se amarró a Duque, Macri y Piñera. Ya se venía
debilitando el Grupo de Lima, porque no es un instrumento del sistema
interamericano y esa presión la pasaron al TIAR. Pero el mayor impacto es que
hay un nuevo ambiente y no saben cómo relacionarse con esa nueva realidad. Esto
los deja en el aire. Le movieron el piso. Estaban amarrados al Consenso de
Washington, y Chile, que es el ejemplo, está encendido. ¿Y ahora qué digo? Si
hablo de un Estado social, me dirán populista, y si hablo de mercado, la vitrina
no se puede mostrar porque los chilenos están en conflicto. Cuando tenían todas
las respuestas, le cambiaron las preguntas. Ahora debe medirse porque las cosas
que diga pueden afectar a Macri, a Uribe, a Duque, a Piñera o a Moreno que son
con los que están casados. ¿Cómo me relaciono con quienes los vencieron? Eso
ojalá lleve a la Oposición a salir de la rigidez, porque el guión que llevaba
no está funcionando.
-¿Cómo se maneja el tema
militar?
-Yo creo que las Fuerzas
Armadas son una institución profesional, pero partidista. Está identificada con
el proyecto de Chávez y reconocen a Maduro como su Comandante en Jefe.
-¿Y allí no está el
descontento de las encuestas? ¿No forman parte de ese universo?
-Diría que es una
institución profesional, que tiene la obediencia como su punto medular. El
descontento pega, pero el espíritu de cuerpo se impone. Hasta ahora lo ha
demostrado. Si algún sector ha recibido presiones para que se quiebre es el
militar. Hasta el propio Trump, los salió a llamar y amenazó. Le quitaron las
sanciones al ex jefe del Sebin y yo no he visto una estampida agarrándose de
esa oferta.
-¿Cuál es su rol entonces?
-Yo percibo que los
militares quieren una solución negociada como la mayor parte de la sociedad. Si
se presenta una situación tipo Caracazo, le dirían, o se lo dijeron a
Maduro “maneje esto porque no vamos a salir a disparar”. Creo que lo que
dicen es: “Arreglen este problema y háganlo bien. Nosotros no somos 0800TIUNA
que tienes un problema y llama”. Por eso cuando hay una declaración de
negociación ellos salen de una vez a aplaudirla, porque les baja la presión.
Quedan cosas por conversar,
pero la situación política es fluida y dinámica. Esta conversación tendrá
nuevos capítulos.
04-11-19
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