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jueves, 21 de noviembre de 2019

Venezuela en el banquillo de los acusados de la OIT, por @jorgeroig




Jorge Roig Navarro 20 de noviembre de 2019
@jorgeroig

Es importante resaltar que en la Organización Internacional del Trabajo el tripartismo es sagrado. Absolutamente todas las decisiones se toman en conjunto entre empleadores, trabajadores y Gobiernos del mundo. Tras más de 20 años de demandas y continuidad de esfuerzos, la OIT finalmente, y bajo la presión de la contundencia de los argumentos esgrimidos por Fedecámaras, constituyó la llamada Comisión de Investigación. Ahora, el Gobierno tiene la pelota en su cancha.

Más de  20 años  de demandas y continuidad de esfuerzos,  fueron necesarios para que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) finalmente, y bajo la presión de la contundencia de los argumentos esgrimidos por Fedecámaras, constituyera la llamada Comisión de Investigación -mal traducida como comisión de encuesta- máximo organismo de control de “la casa de los trabajadores” que hace pocas semanas emitió su informe definitivo, con una contundencia de argumentos que superan lo laboral para adentrarse, porque así los magistrados lo consideraron conveniente, en aspectos republicanos de la vida democrática de contundencia, consecuencias y crudeza no esperadas.

No es la intención del presente artículo el examinar el alcance de dicho dictamen, toda una joya en materia laboral para los interesados, y cuyas 250  páginas están recogidas en la Web de la OIT para quien quiera profundizar en el tema.

Dedicaremos entonces las siguientes líneas para ilustrar un proceso histórico para Venezuela en materia laboral, pues no es poca cosa que en 100 años de existencia de la OIT solamente trece veces se haya activado este mecanismo de Comisión de Investigación, algunas de ellas particularmente relevantes, como fueron los casos de Polonia y Nicaragua.

Fedecámaras, consciente de ser la voz del empresariado, introdujo ante la OIT respectivas demandas contra el Gobierno venezolano por incumplimiento de numerosos convenios en materia laboral entre los cuales, los más evidentes y de mayor peso, fueron el Convenio 87 relativo a la persecución de líderes sindicales, entendiendo que en Venezuela el Gobierno irrespeta la libertad sindical, siendo Fedecámaras un sindicato Patronal.

Quien escribe estas líneas, mientras ejercía la presidencia de Fedecámaras, fue amenazado repetidas veces en cadena nacional, perseguido por las fuerzas del orden, y con las comunicaciones telefónicas intervenidas a lo largo de la gestión lo cual, lejos de ser una excepción personal, es claramente una política de Estado contra quienes ejercen los cargos de representación gremial, llámense trabajadores o empleadores.

Así mismo, Fedecámaras demandó el incumplimiento del Convenio 144 que establece la obligatoriedad de mantener un diálogo social con trabajadores y empleadores por parte del Gobierno para la toma de decisiones que a todos competan, lo cual evidentemente no ocurre en nuestro país.

Por último, y quizá la más notoria violación a los convenios de la OIT, está en lo relativo a la fijación unilateral por parte del Gobierno del salario mínimo el cual, según el Convenio 26 firmado por Venezuela y evidentemente no respetado, debiera ser consultado con empleadores y trabajadores.

Los anteriores Convenios fueron la base de la demanda interpuesta por Fedecámaras ante la OIT que, con la lentitud de las organizaciones internacionales, fue configurando un expediente con diferentes mecanismos de control.

Primero, un llamado al Gobierno a cumplir los Convenios. Luego, una urgencia en el mismo sentido. Posteriormente, en el 2014, una misión de alto nivel visitó al país, para comprobar los alegatos de Fedecámaras, con la emisión de un contundente informe que nuevamente fue ignorado por el Gobierno nacional.

Intentos fallidos de mesas de diálogo, un nuevo intento de visita al país por parte de la OIT -impedido por la Administración venezolana- fueron, en resumen, algunas de las instancias con años y mucho lobby de por medio para que, finalmente, se decidiera constituir la Misión de Investigación, no teniendo la OIT más mecanismos de control superiores a este.

Es importante resaltar que en la OIT el tripartismo es sagrado. Absolutamente todas las decisiones tanto administrativas como de quejas de demandantes, se toman en conjunto entre empleadores, trabajadores y Gobiernos del mundo, bajo un mecanismo de Consejo de Administración compuesto por 14 representantes de las asociaciones de trabajadores, 14 representantes de grupos de empleadores y 28 representantes de gobiernos.

Este mecanismo de decisión nos muestra lo complejo que es lograr un dictamen como el que nos ocupa en nuestros casos, pues la Comisión de Investigación no se hubiese podido constituir sin el voto favorable de trabajadores y de Gobiernos, estos últimos poco propensos a las comisiones de investigación por eso de “mañana me puede tocar a mí”.

Entonces el logro de haber ganado en diferentes instancias, es una muestra de perseverancia de todo un equipo de profesionales, asesores legales y de diferentes presidentes de Fedecámaras.

La contundencia de los argumentos, la forma de presentar nuestros casos, las horas invertidas en obtener soportes para cada alegato y el decidido esfuerzo de Fedecámaras y sus bases en alcanzar la justicia laboral, para un país que hace rato perdió la conciencia del Estado de Derecho, son un aliciente para todo el sector de empleadores y trabajadores. Fedecámaras siempre incluyó en sus fundamentos la delicada situación de los trabajadores venezolanos, aún peor que la de los empleadores, lo cual es mucho decir.

El informe mencionado ya está a disposición del público. Los tres magistrados escogidos por su objetividad y preparación profesional no pueden ser el blanco de descalificación alguna y ya se pronunciaron, dando la razón a Fedecámaras en cada uno de sus argumentos y contrastando técnicamente los débiles pretextos del Gobierno.

Ahora, el Gobierno venezolano tiene tres meses para ofrecer su argumentación final, que en nada cambiará la estructura del Informe, y un año para implementar las conclusiones que de allí se derivan: Cese inmediato a los ataques a representantes gremialesconsultar la fijación del salario mínimo y constituir un auténtico diálogo social en el país.

El Gobierno tiene la pelota en su cancha, el Informe adicionalmente los increpa a reconocer la libertad sindical, a liberar a trabajadores presos, a recuperar la separación de poderes, a eliminar los Consejos Productivos de Trabajadores y otros agregados que quien tenga el interés los podrá encontrar en la lectura desapasionada de tan importante informe.

Por nuestra parte aún queda mucho que hacer. Lo más importante es favorecer el diálogo social, tan necesario para recuperar al país de la grave crisis que vivimos. Seguir apostando a que el Gobierno entienda que solamente saldremos de esta delicada situación con el concurso de trabajadores, empleadores y Gobierno, pero, sobre todo, no rendirnos.

Seguir venciendo es el reto de mantener nuestras empresas abiertas con la seguridad absoluta de quien tiene la razón, y seguir confiando en un cambio que vendrá… ¡Cuanto antes, mejor!

Jorge Roig Navarro
@jorgeroig

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