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martes, 19 de enero de 2010

Periódicos de ayer


Por Ana Julia Jatar

Estamos aprendiendo trágicamente que el socialismo que tiene Chávez en la cabeza no nos lleva al mar de la felicidad sino al infierno. Para nuestra desgracia, a diferencia de la tragedia en Haití, la nuestra ha sido construida a pulso por la mano del hombre.

A quienes no lo hayan hecho todavía, les recomiendo que se lean el famoso libro escrito por el planificador central de la Hungría socialista, Janos Kornai, La economía del desabastecimiento, publicado en 1980. En esta obra, cuyo título resume lo que su autor descubre luego de décadas de aplicar modelos matemáticos a la planificación de la economía húngara, Kornai argumenta que el desabastecimiento crónico que se padecía detrás de la cortina de hierro no era consecuencia de los errores de planificadores al definir precios y cantidades, sino un problema del propio sistema.

En otras palabras, que la administración centralizada de las empresas del Estado por el partido de gobierno y el uso de precios fijados por los burócratas, ocasionaba el fenómeno inevitable del desabastecimiento. Nada nuevo, todo está dicho, se le perdona a quienes creyeron en la planificación central hace cincuenta años, pero el que este gobierno nos haya impuesto por ignorancia y arrogancia el sistema económico del desabastecimiento, es imperdonable.

Sí. Érase una vez cuando las decisiones se tomaban por los cogollos, pero al menos se enteraba el país de las peleas entre los líderes de AD y Copei.

Contrasten eso con la decisión del racionamiento eléctrico, un madrugonazo como tantos otros, a espaldas de la gente principalmente afectada. Fue, precisamente, el tratar de gobernar a espaldas de los gobernados sin tomar en cuenta su opinión, sus gustos y su libertad lo que llevó al fracaso del socialismo y la planificación central.

Quizás le convenga al ex ministro de Energía Eléctrica, Ángel Rodríguez, destituido por el supuesto fracaso del plan de racionamiento eléctrico, pasearse por esta literatura y por la historia.

Esta semana también nos anunciaron una maxidevaluación del bolívar, otra medida sacada de un periódico de ayer. Recordemos que esta es por lo menos la tercera vez que ocurre una devaluación en el contexto de un estricto control de cambios.
Como el gobierno fija el precio pero también fija la cantidad de dólares ofrecidos, esto hace que haya exceso de demanda a la tasa oficial y, en consecuencia, que se produzca un exceso de bolívares represados en el mercado monetario.

Esto lleva inevitablemente a un proceso inflacionario que hace aún menos creíble el tipo de cambio oficial fijado. Por ello, en el pasado, como en el presente, estas devaluaciones no resolvieron el problema, pues nunca fueron seguidas de regímenes estables. Cuando se hicieron en 1986 y en 1995 el dólar paralelo bajó por poco tiempo y luego se disparó hasta que los controles tuvieron que ser desmantelados. Estos sistemas cambiarios han fracasado en todas partes y por eso es que han sido abandonados.

Siguiendo la misma lógica del racionamiento eléctrico, el próximo en la lista de los botados del Gabinete debe ser el ministro de Finanzas.

Sí. Cuando vemos las políticas impuestas por este gobierno parecieran sacadas de periódicos de ayer, por eso resulta repugnante el descaro con el que Chávez pretende vendérnoslas como genialidades que se le acaban de ocurrir.

Según nuestro flamante Presidente estamos ante el “fin del capitalismo” pues el dólar se ha devaluado 30% en 30 años, pero para el resto de los venezolanos que padecemos en esta patria el que el bolívar haya caído en 1.000% durante los 11 años de este nefasto gobierno, es prueba contundente del gigantesco fracaso del socialismo del siglo XXI.

Publicado por:
Ana Julia Jatar

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