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viernes, 1 de abril de 2011

Capitalismo Popular: sus cimientos


Por Emeterio Gómez

Lo más importante la necesidad de democratizar el capital, más allá de su concentración en pocas manos

Definitivamente, "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Tengo un amigo -profesor de Derecho de la UCV por décadas- que en estos días me decía: "no puedo creerlo, pero mientras más avanza esta locura, mientras más destruyen los cimientos de lo jurídico más reentiendo el Derecho". ¡¡Exactamente lo mismo ocurre con el Capitalismo!! Mientras más avanza la barbarie comunista, mientras más destruyen la propiedad privada, la libertad individual, la dignidad y los vestigios más elementales de la Civilización... más entiende uno lo que es el Capitalismo, más intuye uno la idiotez de Marx al definir al Capital como lo definió.

Porque lo esencial del Capitalismo, su cimiento más profundo -bien lejos de la extracción de Plusvalía y de la explotación del hombre por el hombre, como Marx creyó- es la primacía del Individuo, la Familia y la Persona Humana, por encima de la raza, la clase social, la casta, la secta, el Estado o la tradición. ¡¡Lo esencial de El Capital es la Libertad Individual!! Tanto en el Capitalismo Transnacional más poderoso, como en el Capitalismo Popular o en la Microempresa más modesta. Porque sólo cuando es libre puede el obrero -¡o el gerente!- vender su fuerza de trabajo "al mejor postor", o sea, a quien él decida vendérsela. Porque afortunadamente hay muchos demandantes para dicha fuerza de trabajo. Y, sobre todo, porque el obrero no es un Siervo de la Gleba. No es un esclavo, pero tampoco un Siervo de la Gleba, no está atado irremediablemente a un Señor Feudal.

Pero lo más esencial, lo realmente importante (para la Libertad Individual y para la dignidad de la Persona Humana) es que frente al Comunismo del Siglo XXI, frente a esta barbarie que pretende eliminar la Propiedad, el Capitalismo de hoy no es el del siglo XIX, cuando Marx escribió sus pendejadas, ni mucho menos el del siglo XVI, con su carácter indudablemente salvaje. Ya cuando Marx lo planteó en el siglo XIX, el Comunismo era una necedad; porque es absolutamente inviable y el camino obvio era humanizar al Capitalismo, tal como ha ocurrido -y de manera creciente- en sus 400 años de existencia. Ya en el siglo XIX, cuando Marx lo postuló, el Comunismo era una estupidez... pero venir a redescubrirlo ahora, en el siglo XXI, después del fracaso espectacular de la Unión Soviética y, más aún, después que China está regresando del Comunismo hacia el Capitalismo...

El cimiento más profundo del Capitalismo es su Flexibilidad, su capacidad para modificarse profundamente; su versatilidad para asumir como suyas las inmensas transformaciones que la Civilización Occidental ha generado en sus últimos 400 años: la Democracia en contra de la Aristocracia y, también, en contra de la Tiranía y del Totalitarismo; la Igualdad radical entre los seres humanos, en contra de la existencia de clases sociales y, más aún de castas; la primacía de los Derechos Sociales, más allá de los puros Derechos Civiles y Políticos; ¡¡y de los Derechos Humanos, más allá de los Derechos Sociales!! La necesidad de redistribuir el ingreso, más allá o, más bien, como complemento, de la inevitable acumulación de capital; la necesidad de las políticas fiscales y monetarias keynesianas, más allá o como complemento del mercado. Y, finalmente, lo más importante: la necesidad de democratizar el capital, en contra -o más allá- de su concentración en pocas manos. Que es la expresión suprema de la Flexibilidad del Capitalismo, de su capacidad para volverse sobre sí mismo: el Capitalismo Popular, el contrapeso formidable al capitalismo oligopólico, monopólico y transnacional.

gomezemeterio@gmail.com
EL UNIVERSAL, domingo 27 de marzo de 2011

Publicado por:
http://www.cedice.org.ve/detalle.asp?ID=4667%20

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