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viernes, 3 de febrero de 2012

El Gran Circo Chávez del Desarme Nacional

Escrito por IBSEN MARTINEZ, EL MUNDO Economia y Negocios

En lugar del Blackberry, regálele un peluche de la acreditada marca Ocho Teddy

1) La próxima vez que un asaltante apoye el cañón de su "Glock 17" en su sien -me refiero a la suya, lector-, haga la prueba e intente desarmarlo ofreciéndole un juguete. En lugar del Blackberry, regálele un peluche de la acreditada marca Ocho Teddy.

El asalto bien puede ocurrir mientras usted se halle atascado en el tráfico caraqueño, escuchando desconsoladamente la vista aérea del caos urbano que rutinariamente desgrana el despabilado, amigable y siempre servicial Alejandro Cañizales desde "La Máquina".

En ocasiones tan especiales es cuando tener un juguete en la guantera del carro puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. ¿Canje de armas por juguetes? Exactamente eso es lo que han propuesto, repetidas veces, Hugo Chávez y su troupe de excéntricos pacifistas -actores, deportistas, "onegeros", antropólogos y sicólogos sociales-, agrupados muchos de ellos en la Comisión Presidencial para el Desarme. Es una idea que quizá no merezca desecharse de buenas a primeras. Para examinarla, volvamos a ese instante en que el cañón de la Glock 17 golpea con apremio el vidrio de su carro.

Lo crucial es no perder la cabeza. Para ello es preciso que usted tome distancia y no juzgue lo que le está pasando como un asalto a mano armada, como una experiencia límite que le depara la violencia criminal latinoamericana. Considérelo, más bien, como un encuentro entre lo que los científicos sociales llaman "los excluidos" y usted.

Un encuentro que puede por igual ser muy fructífero para usted y el malandro, quise decir, el excluido: lo que se dice una negociación "win-win". Desde luego, de usted depende que dicha negociación no se prolongue demasiado porque un excluido motorizado, con una 9 mm en la mano y engorilado por el crack, no es persona a quien convenga hacer perder el tiempo.

Así pues, desde el momento en que salga usted de su casa, déjese imbuir por un talante, digamos, sociológico ante lo que pueda ocurrirle "por estas calles"; oblíguese a comprender el escabroso y complejo fenómeno social que entraña la inseguridad en lugar de condenarla sin mayor análisis.

La constatación empírica de millares de casos en que el encuentro entre la exclusión y una persona decente ha terminado con esta última tendida en la vía con once tiros en el cuerpo recomienda no clamar por su vida. Nada de "no me vayas a quebrar, pana, mira que soy padre de familia". Tal actitud no suele conducir a nada. En realidad es una invitación a que le peguen un tiro porque es muy alta la probabilidad de que el excluido sea practicante de un culto necrofílico afrocaribeño. Palo Mayombe, por ejemplo.

En vez de adoptar maquinalmente una lastimera actitud de temerosa sumisión, conviene más bien tener presente que el excluido -ese "actor armado", como prefiere llamarlo la jerga políticamente correcta de las ONG- es, con toda seguridad, y para todo fin práctico, un niño.

Apele usted, pues, a la inocencia infantil, al duendecillo lúdico que, a pesar de todos los sinsabores de la vida cerrícola, todavía puede advertirse en los ojos inyectados de sangre del asaltante. Muéstrele en todo momento las manos, no haga movimientos bruscos, hágale saber gestualmente que usted ha comprendido y está dispuesto a colaborar, que él no se irá con las manos vacías. Entonces, sólo entonces, tome el peluchito operado con baterías Duracell o cualquier otro colorido objeto de aspecto inequívocamente recreativo y, con entonación amistosa, dígale: "chamo, te cambio tu hierro por este videojuego Pikmin 2 de plataforma Nintendo".

Cuéntenos luego cómo le fue.

2)En cambio, en el colectivo revolucionario La Piedrita, declaradamente dispuesto a matar por Chávez y su revolución, se ofrecen armas en lugar de juguetes; fusiles de asalto, para ser exactos.

Hace poco se hizo pública una foto que documenta un "acto cultural" del colectivo. La foto muestra niños de corta edad empuñando fusiles de asalto. Los pequeños, con los rostros cubiertos con pañuelos, caracterizados de un modo reminiscente de una banda de etarras o de sicarios de Al Qaeda en rueda de prensa, se recortan contra un fondo de consignas de inspiración guevarista.

El escándalo consiguiente llevó a BBC Mundo a entrevistar a varios miembros del colectivo y uno de ellos, Gustavo Borges, descrito por el redactor de BBC como "comunicador popular", afirmó: "Los chamos nuestros están acostumbrados a este tipo de situaciones. Ven armas todos los días, no de parte de los colectivos, sino de las pandillas. Se acostumbran a ver que las armas sólo sirven para las pandillas". […]" Los colectivos -agrega- en ningún momento adiestran chamos en el uso de las armas, pero sí se les hace ver que es una herramienta, como un libro, tiene una razón de ser (...) que debe utilizarse con conciencia social en el momento histórico que lo amerite. Las armas tienen una tradición en la lucha y liberación de América Latina". ¡Haber empezado por ahí!, digo yo.

Un AK-47 equiparable a un libro de Eduardo Galeano. Interesante idea. Ça me fait penser… ¡Ah!, la BBC, altavoz de los imperialistas; siempre tergiversando.

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