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jueves, 27 de junio de 2013

Diferencias y opciones


Por Eddie Ramírez, 25/06/2013

Los venezolanos estamos de acuerdo en lo que aspiramos. El qué está claro, las divergencias radican en el cómo. Todos deseamos un gobierno respetuoso de la Constitución, descentralizado y eficiente. Que garantice el acceso a una buena educación, a un excelente sistema de salud, a servicios públicos idóneos, a un empleo bien remunerado, a una vivienda adecuada y a un sistema de justicia que no discrimine. Lamentablemente no coincidimos en cómo lograrlo.

El régimen parte de la premisa de que somos un país rico, pero que esa riqueza está mal distribuida. Para corregir las desigualdades postula que el Estado debe ejercer el mayor control posible sobre la economía regulando precios, restringiendo las divisas y creando empresas públicas que manejen no solo lo tradicionalmente considerado “estratégico”, sino también la producción y comercialización de rubros agrícolas, la construcción de viviendas y los medios de comunicación social. Su tesis es que el sector privado es explotador y especulador. Además, los rojos quieren eliminar la autonomía universitaria e imponer un pensamiento único.

Los pésimos resultados están a la vista. Servicios públicos deteriorados, empresas del Estado quebradas; baja productividad, cierre de empresas, desabastecimiento, inflación y subempleo. Además, persecución política. En lugar de aplicar aquello de “tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”, seleccionaron “tanto Estado como sea posible y tanto mercado como sea imprescindible”, que ha resultado un fracaso en todas partes donde se ha aplicado. El que hayan convencido a muchos se explica parcialmente por fallas del sector privado que a veces no entiende el alcance de la responsabilidad social, debilidades de nuestro sistema educativo y errores políticos del pasado.

Las diferencias son irreconciliables porque no podemos ceder en los valores fundamentales. Los demócratas tenemos tres opciones obvias: Convocar a una Constituyente, revocar el mandato a los diputados rojos o esperar un revocatorio presidencial. La Constituyente es la más atractiva, pero siempre tendremos el escollo de un CNE parcializado. Otra opción es la resistencia activa no violenta, pero Gandhi tuvo éxito porque casi toda la población rechazaba a los ingleses. Cualquiera de las opciones mencionadas requiere contar con una mayoría superior a la actual, sea para impedir las marramucias del CNE o para imponer el triunfo de la resistencia no violenta. Por otra parte, no puede descartarse que si se profundiza la crisis se desate una ingobernabilidad que obligue pactar una transición que conlleve a la renuncia de Maduro. Tampoco es imposible una intervención militar que nuestra sociedad no toleraría por más de un año sin que llame a elecciones. En todo caso requerimos incrementar apreciablemente la actual mayoría opositora.

Como en botica: Falleció uno de los Caballeros del Agro, el doctor Héctor Hernández Carabaño, quien ocupó tres carteras ministeriales en tiempos en que los ministros tenían peso específico. Mucho estudio le dedicó a la seguridad alimentaria. Defendamos la autonomía universitaria

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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