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sábado, 6 de diciembre de 2014

El Magnicidio, @AIPOPTwitt


Dr. Oswaldo Páez- Pumar, 02/12/2014

De nuevo el gobierno anuncia un magnicidio. He perdido la cuenta de los que han sido anunciados desde que Chávez alcanzó el poder. Es la obsesión de los dictadores, especialmente de los que implantan un régimen totalitario. Stalin, Hitler, Mao y Castro son los prototipos. Hay otros menores como Ceaucesco y por supuesto Chávez, que no logró implantarlo ni lo logrará su limitado sucesor; y que sin embargo sufren la misma obsesión.

Cuando el país se asombra ante los descaros “robolucionarios” de más de tres lustros que corona con “la niñera de Jaua”; y las muertes en las cárceles se reportan como causadas con una sopa de animales descompuestos que le ofrecen de bienvenida a los reclusos, el usurpador busca una distracción. Hay un magnicidio en gestación. Lo van a matar y se despliega el aparato del estado para develar y frustrar el plan. La fiscal lo mueve y como si supiera que cuanto diga va a ser recibido con total escepticismo ha designado para esas funciones a una fiscal que parece sacada del imperio: “Katherine Harrington”. Casi un ícono de Hollywood como lo fuera la Hepburn.

La van a necesitar porque la meta que aspiran lograr con esta comedia es ganarse el “Oscar”. Se han venido agotando los dólares de los cuales una porción minúscula se destinó a ser repartirla entre los seguidores más desposeídos en modo selectivo, como la lotería, para seguir creando expectativas, ilusiones, sueños. Ahora, sin dólares, necesitan otro tipo de espectáculos: los cristianos van a ser devorados por los leones en el circo romano.

Han escogido como objetivo a María Corina Machado. Nunca en la historia de la humanidad hubo tantos hombres temerosos de una mujer. La temió Chávez, cuando enmudeció ante su sencilla frase “expropiar es robar”. La teme Diosdado cuyo temblor después de la canallesca agresión física no desapareció sino continuó, la saca de la asamblea con la complicidad de las parcas del TSJ y aún sigue con él. La teme Jorge Rodríguez y por supuesto la teme el usurpador.

¿Qué es lo que produce ese temor en estos personajes caricaturescos de los revolucionarios? Los psiquiatras y psicólogos dirían que es el subconsciente y los ajenos a esas ciencias dirán que es la conciencia, pero realmente no lo es. No hay conciencia en estos farsantes. El temor lo produce el espejo. Cuando se miran en él advierten la falsedad de su vida, quizá hasta lleguen a pensar que merecen la muerte, pero el instinto de conservación es más fuerte y por eso inventan el magnicidio. Es como un escudo para protegerse.


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