MOISÉS NAÍM 7 DIC 2014
@moisesnaim
Está en marcha una revolucionaria
redistribución mundial del ingreso. Solo en los últimos seis meses, los precios
del petróleo han caído un 40%. Esto significa una transferencia equivalente al
2% del tamaño de la economía mundial de los productores a los consumidores cada
año.
Así, los miembros de la Organización de
Países Productores de Petróleo (OPEP) dejarán de percibir 316.000 millones de
dólares. Y la OPEP es solo el 35% del mercado mundial (en 1974 era el 50%). Los
países de la OPEP y otros petroestados como Rusia sufrirán una severa reducción
de sus ingresos que les obligará a hacer dolorosos ajustes económicos.
En cambio, para los consumidores de
petróleo en todo el mundo los precios más bajos significan un ahorro de más de
un millón de millones de dólares. Para los estadounidenses, equivale a un
recorte de impuestos de 110.000 millones de dólares. Para China, cada dólar que
disminuye el precio significa un ahorro anual de 2.100 millones. La agricultura
mundial también se va a beneficiar. Un dólar de producción agrícola consume 5
veces más energía que un dólar de producción manufacturera.
Las razones de la caída en los precios del
crudo son conocidas. El consumo de energía ha disminuido porque la economía
mundial crece poco y la oferta ha aumentado drásticamente gracias a nuevas
tecnologías que se están aplicando principalmente en EE UU. De 2008 a hoy, EE
UU ha aumentado su producción petrolera en un 80%. Este crecimiento supera por
sí solo todo lo que produce cada uno de los países de la OPEP, salvo Arabia
Saudí.
Nadie sabe cuánto durará esta racha,
pero es seguro que en algún momento los precios remontarán si aumenta el consumo
o baja la producción debido a conflictos internacionales, revoluciones o
accidentes climáticos o de otra índole. Un indicador de los precios es el
mercado a futuro. Contratar hoy la entrega de un barril de petróleo en 2020
cuesta alrededor de 85 dólares. El precio actual es menos de 70 dólares por
barril.
En todo caso, el consenso entre los
expertos es que el año próximo los precios del petróleo estarán por debajo del
promedio de los últimos tres años. Si esto resulta ser cierto, las
consecuencias serán enormes.
Entre los países productores, el shock
de los bajos precios afectará más duramente a Venezuela e Irán. Si el Gobierno
de Venezuela no lograba manejar la economía cuando el petróleo estaba a más de
100 dólares por barril, es difícil suponer que hará un mejor trabajo con el
barril a 62 dólares (el petróleo venezolano es más barato que el promedio
mundial). Para cubrir su gasto público, Caracas necesita que el precio supere
los 120 dólares por barril. La crisis venezolana puede obligar al Gobierno a limitar
sus envíos de petróleo subsidiado a países vecinos, causando así una grave
crisis económica a Cuba y Jamaica, entre otros.
En Irán la caída de los precios de sus
exportaciones petroleras se suma a las sanciones internacionales que ya han
afectado severamente su economía. De hecho, es probable que los menores precios
tengan un impacto mayor que las sanciones debido a la importancia del petróleo
en los ingresos del Estado. Queda por ver si la crisis económica llevará a Irán
a buscar un acuerdo nuclear con la comunidad internacional para lograr que le
reduzcan o eliminen las sanciones. Pero es posible que los cálculos políticos
moldeen más las decisiones del Gobierno que la crisis económica.
Algo parecido sucede en Rusia. Su
economía también venía ya afectada por un clima adverso a las inversiones, una
masiva fuga de capitales y las sanciones de Europa y Estados Unidos. Su moneda
se ha devaluado, la Bolsa se desplomó, la inflación sube y la economía ha
entrado en recesión. 2015 será un año difícil para Vladímir Putin y más aún
para el pueblo ruso.
Estas son solo algunas de las
repercusiones de la caída del precio del petróleo. Hay muchas más. Quizás la
más importante es que muchas fuentes de energía menos contaminantes (solar,
eólica, etcétera) resultan más caras y poco competitivas. Los bajos precios
tampoco incentivan el ahorro y la eficiencia energética. Resulta irónico que
cuando el crudo estaba caro tampoco se estimularon las energías renovables, y
sí, por el contrario, la aparición de nuevas formas de producir petróleo.
Hay pocas otras cosas que están
sucediendo que tengan consecuencias tan importantes, diversas y globales como
la caída de los precios del petróleo.
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