Por Jesús Alexis González, 09/12/2014
En el campo económico encontramos una vasta literatura
que aborda las causas que propician el crecimiento económico, destacando entre
otros temas los efectos macroeconómicos y complementariedad del (1) gasto público y de la expansión fiscal sobre la demanda
agregada y el dinamismo del aparato productivo nacional (oferta agregada), en
el entendido que debe asumirse como una estrategia
de corto plazo ya que al tiempo puede generar déficit fiscal hasta afectar
negativamente las variables económicas y en especial las reservas
internacionales; así como la relación de la (2) inversión privada en capital físico y el aumento del bienestar al
inducir un incremento del ingreso y por tanto de la demanda a la luz del mercado
laboral. Por otro lado, es de marcada obviedad el impacto directo que tiene el tipo de cambio sobre el
desenvolvimiento de la economía habida cuenta de su condicionamiento a la
inflación interna entre países, que en la práctica se traduce en una sobrevaluación que impulsa las
importaciones a la par de disminuir la oferta
futura de divisas ante el estrangulamiento de la producción interna en
respuesta a un “modelo” económico (caso
Venezuela) que confiere prelación al consumo y el comercio por encima de la inversión; para un
Gobierno que manejó (1999-2013) más de
$1 millón de millones(un 1 seguido de 12 ceros) para un promedio anual de $66.700 millones; lapso donde el precio
del crudo venezolano experimentó un incremento superior al980% que en mucho indujo impactos negativos como una inflación acumulada del 2.850%, un
crecimiento en la liquidez monetaria de 11.500%,
siete devaluaciones, caída de las reservas internacionales, gestión
deficitaria del sector público en los últimos 7 años (16,9% del PIB en 2013 y
un estimado 2014 de 21% del PIB), eliminación en 2005 del Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM) que tenía carácter
contraciclico (ahorrar para
contrarrestar caídas del precio petrolero) para dar paso al Fondo Nacional para el Desarrollo Nacional
(FONDEN) con objetivo preciclico (gastar
sin control el excedente en paralelo al presupuesto nacional) que a la fecha ha
manejado más de $100.000 millones,
caída de la inversión extranjera directa (54% en 2014), debilitamiento sector
manufacturero nacional (trabaja actualmente al 49% de su capacidad instalada),
aumento desproporcionado en el control y
regulación de precios bajo la excusa de procurar equidad social favoreciendo al consumidor final en lugar de
orientar acciones para inducir una eficiencia
del mercado para elevar la producción en pro de garantizar a la población
el acceso a más y mejores bienes y servicios(distinto a distribuir poco entre muchos).Este conjunto de hechos
indeseables, nos llevó a estar ocupando
en América Latina el último lugar en
competitividad.
Inferimos, que en 2015 se inicia el final de la ficción que en esencia implica un ejercicio
de autocrítica tanto del enfoque
ideológico como de la política económica como un todo, en un horizonte que va
más allá de la caída del precio promedio de nuestro crudo por un mediano plazo
($61,92/b al 5/12/14) hasta definir un concreto modelo económico. Se hace imperiosa
la adopción de medidas, que tengan como norte rescatar la confianza en el bolívar, las cuales sin duda tendrán un
“costo político” que debe asumirse
so pena que la avalancha social las imponga anárquicamente. Ahora bien, ¿qué visualizamos para la Venezuela
económica 2015? Veamos: una ¡contracción
de la economía! caracterizada por un ciclo recesivo en el primer semestre;
precio promedio de nuestro petróleo de unos $75/b ante la presencia del petróleo
esquisto (fracturación hidráulica de
rocas); inflación superior al 110%; déficit fiscal de un 25% del PIB; reducción
de las importaciones (fundamentalmente privadas); dólar paralelo de Bs 140 en
promedio; crecimiento negativo del PIB de -3%; déficit de divisas por encima de
los $20.000 millones; deslizamiento del tipo de cambio Bs 6,30 hasta unos Bs
13/$ (devaluación soterrada);
deterioro superior al 60% en la capacidad de compra; promedio ponderado del
tipo de cambio de unos BS 32/$ (que bien puede asumirse como cambio único); ampliación del desajuste
económico ante la ausencia de precios relativos;
expansión de la liquidez monetaria (emisión de dinero inorgánico); disminución de
la oferta de empleo; disminución del consumo; elevación de la pobreza; desabastecimiento
generalizado; magnificación de la escasez de alimentos y medicinas; manejo
mediático de un supuesto “éxito” del manejo gubernamental de la economía y del
“enfrentamiento” de una guerra económica; criminalización del sector privado de
la economía. En fin, observamos una
situación grave no solo para el presente sino para el futuro de la economía, de
la cual es complicado salir y la recuperación es lenta y difícil. Superando la sumisión, exigiendo nuestros derechos y
cumpliendo los deberes ¡¡lo
lograremos!!.
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