Por René Núñez, 27/06/2016
La reunión del Consejo Permanente de la OEA de este jueves pasado, a
propósito de la activación de la Carta Democrática (CD) solicitada por el
secretario general Luis Almagro, basado en el art. 20; dejó desazones y
galimatías democráticas en las Américas.
Las relaciones internacionales siempre se han caracterizado por el
pragmatismo y dominio de lo económico sobre lo político. La historia de
los conflictos internacionales, lo confirma. Por ello, no sorprendieron los
resultados de ese día en ese ente supranacional. La cifrada esperanza que se
tenía de la OEA, en procura de una mediación o medida disuasiva firme y
categórica no se materializó “por ahora”; a pesar de que, para la mayoría de
los nacionales, el régimen de turno superó hacen rato las líneas amarillas de
la tolerancia democrática y respeto de los derechos humanos.
La postura asumida por la canciller venezolana se basó en improperios y
descalificaciones contra Almagro, sin argumentos y pruebas. Tampoco los
representantes de los gobiernos “democráticos” salieron en defensa de la
institucionalidad y el derecho internacional agraviado. El objetivo de
boicotear la agenda no se cumplió. 20 estados miembros superaron los 12 votos a
favor de la iniciativa de Venezuela, y las 2 abstenciones.
Lo positivo que se rescata de ese evento, la exposición formal de
nuestra crisis en tan importante y estratégico foro internacional. El informe
de Almagro, fundamentado en cifras y testimonios irrebatibles de violaciones de
derechos humanos, políticos y democráticos, mostró el contexto de una crisis
humanitaria y democrática sin precedentes en nuestra historia republicana y en
el continente. Desafortunadamente al final de la sesión, nada hizo cambiar ni
motivar a los 20 estados que en la mañana votaron a favor de la agenda, a
presentar una propuesta concreta para escrutar y activar el proceso de la CD.
No pueden argüir los cancilleres presentes que necesitaban mayor información
para hacerlo, pues la tienen y la han tenido. Decir que no la tienen es mentir.
Burlarse de la inteligencia en tiempos de la era de las telecomunicaciones.
Desairar a los que padecen los problemas: los pueblos; y a quienes se deben los
gobiernos.
¿Por qué lo digo? La OEA tiene en Caracas una sede, que no es “sorda,
ciega y muda”, conoce muy bien lo que ha venido ocurriendo estos últimos años.
Por cierto, ha sido testigo de actos de “huelga de hambre” de venezolanos
invocando su intervención porque el Estado venezolano no le ha respetado sus
derechos. Uno de ellos, emblemático, el del Ing. Franklin Brito.
Por otro lado, toda embajada tiene asignada la función de información:
informar lo que su república conviene compartir y promocionar ante su par y la
de investigar y comunicar todo lo que interesa de esa nación.
Otra fuente de verificación son los organismos subregionales (Unasur,
Mercosur); y los especializados tanto de la ONU como de la OEA, que hacen
seguimiento a la productividad, a la inflación, a la transparencia de gestión,
a las violaciones de derechos humanos; a los temas de la seguridad, la
libertad, la educación, la salud, los empleos, la pobreza, etc. Además de las
generadas ON LINE por redes sociales y medios de comunicación social (prensa,
radio, TV).
En resumen, la OEA está capacitada, tiene conocimiento del caso
venezolano. No puede obviar la renuncia de Venezuela a la CIDH. Lo único que le
falta es voluntad colegiada para intermediar, haciendo uso de sus buenos
oficios e instrumentos universales como lo son el diálogo y la negociación para
influir y evitar que una tragedias humana como la nuestra se siga saliendo de
control de un orden con legitimidad de origen más no de ejercicio.
Todos salieron tocados en ese Consejo Permanente. Aunque en distinto
grado. Urge recuperar la confianza y reparar el daño causado al pueblo
venezolano y a su democracia. Ser indiferente frente a las convulsiones que se
están produciendo en la región por las desatenciones y desviaciones
democráticas, es hacer el juego a la anti política. Al autoritarismo. Al
desorden.
Presidente del Ifedec Capítulo Bolívar
@renenunez51
Los domingos, 8 a 9 am, en Onda Global por Onda 97.3 FM Guayana
René Núñez
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