Por Carmen Victoria Inojosa
Las noches en Caracas están
en mute. Los choques de cervezas, seguidos de la frase “que se repita”
permanecen atrapados entre paredes donde el atractivo es un sofá y un programa
de televisión. Aunque la delincuencia no tiene horario, cuando se vive en una
de las 50 ciudades más violentas de mundo lo más inteligente es evitar exponer
la vida por una noche de diversión.
El sociólogo y director
Asociación Civil Paz Activa, Luis Cedeño, señala que este fenómeno lleva varios
años: “Se ha ido desactivando la actividad nocturna ante el aumento exponencial
de los índices de inseguridad”. El miedo de estar en la calle es tal que la
Encuesta de Condiciones de Vida de 2015 reveló que 63% de las personas han
restringido sus actividades cotidianas en cuanto a diversión y recreación.
Pero, además, 9 de cada 10 personas consideran que la violencia ha aumentado en
el país. Aunque la mayoría de los venezolanos están preocupados por la inflación
y la escasez, la inseguridad ha sido la principal angustia de los ciudadanos
por años.
El director del Observatorio
Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, explica que el auge delictivo
genera a su vez una conducta de inhibición que produce un ciclo perverso: “Al
haber menos gente en la calle, la ciudad se vuelve más insegura, en
consecuencia, la gente siente temor de salir”. Agrega que 7 de cada 10
caraqueños ya no salen a recrearse, mientras que 4 de cada 10 limitan los
lugares de trabajo o estudio por temor a ser atacado, sobre todo en los
horarios nocturnos.
El temor que sienten los
caraqueños no es solo una sensación. Durante los primeros 6 meses de este año
fueron ingresados a la Medicatura Forense de Bello Monte 2.826 cadáveres (con
registros solo hasta el 30 de junio). La cifra de muertes violentas, aún
parcial, es 4% más elevada que la contabilizada de forma extraoficial en el
primer semestre de 2015. Además se ha registrado el homicidio de 82 mujeres y
70 funcionarios policiales y militares en el área metropolitana de Caracas. En
los primeros 5 meses de 2016 la cifra de secuestros se había elevado 175% con
respecto al mismo período del año anterior, según datos del Instituto de
Ciencias Penales y Criminológicas de la Universidad Santa María. Caracas y
Miranda concentraban la mayor cantidad de plagios.
La Encovi indica que la
mayoría de las personas siente miedo de ser atacado o robado en todas partes.
Briceño asevera que “se ha ido perdiendo el derecho al disfrute de la ciudad.
Las personas están presas en sus casas, mientras que los delincuentes están
libres en las calles”.
Como consecuencia los
hábitos sociales comienzan a cambiar. Lo que en años anteriores era caminar por
un bulevar, compartir una cena en un restaurante, ahora sucede en la privacidad
de los hogares. “La ciudad se ha ido deshumanizando, no es capaz de ofrecer
espacios para hacer ciudadanía. Cada vez se utiliza menos, mientras es copada
por acciones ilícitas”, agrega Cedeño.
El kilometraje de los
recorridos que realizan los taxistas en Caracas también se ha reducido. Jesús
Antonio Chacón trabaja de 7:00 pm a 11:00 pm, por seguridad prefiere estar en
la línea mientras la estación de Metro Los Símbolos permanece abierta. Todos
sus clientes son personas conocidas. “No trabajo con gente extraña. Cualquier
mujer bien bonita se presta para que te frieguen, incluso las embarazadas y los
viejitos”.
En una ocasión le robaron el
carro, desde entonces circula únicamente en las parroquias San Pedro y Santa
Rosalía, y dice que ya no es posible transitar toda Caracas. “Uno se cohíbe”,
sostiene.
El cerco que impone la
delincuencia en la ciudad nocturna también tiene consecuencias económicas. “Se
pierden aproximadamente 30 puntos en el Producto Interno Bruto cuando el tercer
turno laboral, el horario nocturno, deja de existir”, asegura Cedeño.
Un tercio del sector
económico de la capital está afectado por esta razón, expone el director
ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado: “El horario de
6:00 pm y 9:00 pm ha dejado de ser importante. Esto provoca recesión en un
sector que ya es recesivo. Si las ciudades se apagan temprano hay menos
capacidad de consumo y empleo”.
El Banco Interamericano de
Desarrollo, a través de la iniciativa Ciudades emergentes y sostenibles, recomienda
potenciar la economía nocturna, porque se generan empleos, se permite la
revitalización del espacio público, eleva la sensación de seguridad, se atrae
el turismo y aumenta el sentido de pertenencia en la ciudadanía.
Sin embargo, ante la
ausencia de ofertas nocturnas en Caracas, se están perdiendo cerca de 100.000
potenciales para ser empleados, según cálculos de Maldonado. Eventos artísticos
como “Por el medio de la calle” no se realizan desde 2013, en lo que fue su
octava edición. “La ruta nocturna”, no se organiza desde finales de 2014.
Caracas pierde sus noches en manos del hampa.
Son 23 los planes de
seguridad activados en Venezuela desde la llegada en 1999 del fallecido
presidente Hugo Chávez a la toma de posesión de Nicolás Maduro, quien se inició
en materia de seguridad con el Plan Patria Segura en 2013 como parte de la
Misión A Toda Vida Venezuela
Para entonces la
criminalidad en el país era el principal tema de preocupación de los
ciudadanos, pero ahora los altos índices de inflación y escasez de alimentos
han ganado la concentración de los venezolanos: “Esos problemas han desplazado
a la inseguridad ante la catástrofe económica, pero los ciudadanos ven cómo la
delincuencia va en aumento”, expresa el abogado penalista y criminólogo, Luis Izquiel.
En los últimos tres años las
acciones emprendidas por el gobierno para atacar a la delincuencia pasan por el
Plan Patria Segura, Plan Nacional de Desarme, el Patrullaje Inteligente y la
Operación para la Liberación y Protección del Pueblo (OLP). Sin embargo, la
tasa de homicidios de Venezuela alcanzó la cifra de 90 por cada 100.000
habitantes en 2015 según el informe del Observatorio Venezolano de Violencia,
en el que se calcularon 27.875 muertes violentas para finales del año pasado.
Además, 1 de cada 5 personas que mueren asesinadas en América Latina y el
Caribe es un venezolano.
Para Izquiel la principal
falla en las acciones del gobierno en materia de seguridad radica en la
destrucción institucional: “Un plan difícilmente funciona si se tiene una fiscalía
parcializada que no cumple con la labor constitucional de investigar. Los
jueces son asignados a dedo, el sistema carcelario es una escuela de
delincuencia. Así es difícil que un plan policial tenga éxito”. Precisa que se
trata de operaciones parciales que no atacan la impunidad del sistema de
justicia, ni atiende los problemas sociales que desembocan en delincuencia.
“El gobierno debe comenzar
por reconocer la situación, no puede iniciar un plan sin antes aceptar el
problema. Además es importante colocar el tema de la inseguridad entre las
prioridades de la Presidencia, eso se traduce en un mejor presupuesto para la
seguridad ciudadana y la prevención del delito”, asevera Izquiel. Agrega que es
necesario que los tribunales cumplan con sus funciones, así como también que se
garantice la dotación de recursos y la no politización de la Policía Nacional
Bolivariana.
03-07-16
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