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martes, 5 de julio de 2016

Se pierden 100.000 empleos por falta del turno de la noche


Por Carmen Victoria Inojosa


Las noches en Caracas están en mute. Los choques de cervezas, seguidos de la frase “que se repita” permanecen atrapados entre paredes donde el atractivo es un sofá y un programa de televisión. Aunque la delincuencia no tiene horario, cuando se vive en una de las 50 ciudades más violentas de mundo lo más inteligente es evitar exponer la vida por una noche de diversión.

El sociólogo y director Asociación Civil Paz Activa, Luis Cedeño, señala que este fenómeno lleva varios años: “Se ha ido desactivando la actividad nocturna ante el aumento exponencial de los índices de inseguridad”. El miedo de estar en la calle es tal que la Encuesta de Condiciones de Vida de 2015 reveló que 63% de las personas han restringido sus actividades cotidianas en cuanto a diversión y recreación. Pero, además, 9 de cada 10 personas consideran que la violencia ha aumentado en el país. Aunque la mayoría de los venezolanos están preocupados por la inflación y la escasez, la inseguridad ha sido la principal angustia de los ciudadanos por años.


El director del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, explica que el auge delictivo genera a su vez una conducta de inhibición que produce un ciclo perverso: “Al haber menos gente en la calle, la ciudad se vuelve más insegura, en consecuencia, la gente siente temor de salir”. Agrega que 7 de cada 10 caraqueños ya no salen a recrearse, mientras que 4 de cada 10 limitan los lugares de trabajo o estudio por temor a ser atacado, sobre todo en los horarios nocturnos.

El temor que sienten los caraqueños no es solo una sensación. Durante los primeros 6 meses de este año fueron ingresados a la Medicatura Forense de Bello Monte 2.826 cadáveres (con registros solo hasta el 30 de junio). La cifra de muertes violentas, aún parcial, es 4% más elevada que la contabilizada de forma extraoficial en el primer semestre de 2015. Además se ha registrado el homicidio de 82 mujeres y 70 funcionarios policiales y militares en el área metropolitana de Caracas. En los primeros 5 meses de 2016 la cifra de secuestros se había elevado 175% con respecto al mismo período del año anterior, según datos del Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas de la Universidad Santa María. Caracas y Miranda concentraban la mayor cantidad de plagios.

La Encovi indica que la mayoría de las personas siente miedo de ser atacado o robado en todas partes. Briceño asevera que “se ha ido perdiendo el derecho al disfrute de la ciudad. Las personas están presas en sus casas, mientras que los delincuentes están libres en las calles”. 

Como consecuencia los hábitos sociales comienzan a cambiar. Lo que en años anteriores era caminar por un bulevar, compartir una cena en un restaurante, ahora sucede en la privacidad de los hogares. “La ciudad se ha ido deshumanizando, no es capaz de ofrecer espacios para hacer ciudadanía. Cada vez se utiliza menos, mientras es copada por acciones ilícitas”, agrega Cedeño.

El kilometraje de los recorridos que realizan los taxistas en Caracas también se ha reducido. Jesús Antonio Chacón trabaja de 7:00 pm a 11:00 pm, por seguridad prefiere estar en la línea mientras la estación de Metro Los Símbolos permanece abierta. Todos sus clientes son personas conocidas. “No trabajo con gente extraña. Cualquier mujer bien bonita se presta para que te frieguen, incluso las embarazadas y los viejitos”.

En una ocasión le robaron el carro, desde entonces circula únicamente en las parroquias San Pedro y Santa Rosalía, y dice que ya no es posible transitar toda Caracas. “Uno se cohíbe”, sostiene.  

El cerco que impone la delincuencia en la ciudad nocturna también tiene consecuencias económicas. “Se pierden aproximadamente 30 puntos en el Producto Interno Bruto cuando el tercer turno laboral, el horario nocturno, deja de existir”, asegura Cedeño.

Un tercio del sector económico de la capital está afectado por esta razón, expone el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado: “El horario de 6:00 pm y 9:00 pm ha dejado de ser importante. Esto provoca recesión en un sector que ya es recesivo. Si las ciudades se apagan temprano hay menos capacidad de consumo y empleo”.

El Banco Interamericano de Desarrollo, a través de la iniciativa Ciudades emergentes y sostenibles, recomienda potenciar la economía nocturna, porque se generan empleos, se permite la revitalización del espacio público, eleva la sensación de seguridad, se atrae el turismo y aumenta el sentido de pertenencia en la ciudadanía. 

Sin embargo, ante la ausencia de ofertas nocturnas en Caracas, se están perdiendo cerca de 100.000 potenciales para ser empleados, según cálculos de Maldonado. Eventos artísticos como “Por el medio de la calle” no se realizan desde 2013, en lo que fue su octava edición. “La ruta nocturna”, no se organiza desde finales de 2014. Caracas pierde sus noches en manos del hampa. 

Son 23 los planes de seguridad activados en Venezuela desde la llegada en 1999 del fallecido presidente Hugo Chávez a la toma de posesión de Nicolás Maduro, quien se inició en materia de seguridad con el Plan Patria Segura en 2013 como parte de la Misión A Toda Vida Venezuela

Para entonces la criminalidad en el país era el principal tema de preocupación de los ciudadanos, pero ahora los altos índices de inflación y escasez de alimentos han ganado la concentración de los venezolanos: “Esos problemas han desplazado a la inseguridad ante la catástrofe económica, pero los ciudadanos ven cómo la delincuencia va en aumento”, expresa el abogado penalista y criminólogo, Luis Izquiel.

En los últimos tres años las acciones emprendidas por el gobierno para atacar a la delincuencia pasan por el Plan Patria Segura, Plan Nacional de Desarme, el Patrullaje Inteligente y la Operación para la Liberación y Protección del Pueblo (OLP). Sin embargo, la tasa de homicidios de Venezuela alcanzó la cifra de 90 por cada 100.000 habitantes en 2015 según el informe del Observatorio Venezolano de Violencia, en el que se calcularon 27.875 muertes violentas para finales del año pasado. Además, 1 de cada 5 personas que mueren asesinadas en América Latina y el Caribe es un venezolano.

Para Izquiel la principal falla en las acciones del gobierno en materia de seguridad radica en la destrucción institucional: “Un plan difícilmente funciona si se tiene una fiscalía parcializada que no cumple con la labor constitucional de investigar. Los jueces son asignados a dedo, el sistema carcelario es una escuela de delincuencia. Así es difícil que un plan policial tenga éxito”. Precisa que se trata de operaciones parciales que no atacan la impunidad del sistema de justicia, ni atiende los problemas sociales que desembocan en delincuencia.

“El gobierno debe comenzar por reconocer la situación, no puede iniciar un plan sin antes aceptar el problema. Además es importante colocar el tema de la inseguridad entre las prioridades de la Presidencia, eso se traduce en un mejor presupuesto para la seguridad ciudadana y la prevención del delito”, asevera Izquiel. Agrega que es necesario que los tribunales cumplan con sus funciones, así como también que se garantice la dotación de recursos y la no politización de la Policía Nacional Bolivariana. 

03-07-16




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