Julio César Arreaza B. 09 de septiembre de 2018
El
comodín preferido y con el que siempre se ha manejado y sorteado cualquier
cantidad de circunstancias el narco poder es la mentira, eso se lo impregnaron
en los tuétanos sus conductores cubanos castristas. El más alto exponente del
antivalor de la mentira era el comandante eterno, pero el heredero impuesto a
dedo ha superado al maestro. La vida en la mentira es lo común de los totalitarismos
y pretenden instalarlo en el saber de la nación sojuzgada. Pero la mentira al
final del día, por mucha propaganda millardaria que la soporte, tiene patas
cortas y el bien siempre vencerá al mal.
Nos
emociona destacar un ejemplo elocuente y edificante de hoy, de como David vence
a Goliat. Nuestros gloriosos viejitos pensionados, constructores de democracia
y país, enfrentaron y se le plantaron a Maduro y lo desenmascararon en su
mentira acerca del cobro de sus pensiones. Esto es una victoria ante el poder
sostenido por la frágil fuerza de la violencia física, emocional y
comunicacional. Tomemos nota de estas victorias que aunque pequeñas son grandes
y señalan el camino del triunfo de la libertad. Se trata de la misma victoria
que le propinaron al rey de la mentira el 20 de mayo, quienes no cedieron ante
el chantaje de quitarles las bolsas de comida, y mostraron ante el mundo la
soledad de soledades que brilló ese día en todo el país en que se realizaba un
fraude masivo. Otra victoria pequeña pero que suma fue el fracaso del censo
automotor, los transportistas no acudieron a censarse. Allí esplende el ejemplo
de las valientes enfermeras que se mantienen en paro por las mejoras del
sistema de salud que carece de los mínimos insumos y la defensa de sus
derechos.
Todos
los ejemplos descritos nos dan la pauta a seguir, ir sumando una a una
victorias para acumular la fuerza necesaria para la victoria final a la
ignominia. Organizarnos por la base y seguir cosechando victorias reales y
dignas, que confluyan en la salida del poder al narco régimen. El valor de la
organización para defendernos nos hará imbatibles. Marginemos a los traidores
de siempre, a la cara política de la mafia en el poder.
Las
medidas del 17-9, el paquetazo, significaron un shock destructivo. Aceleraron
la inflación, no fueron tranquilizadoras ni estabilizadoras, ni sirvieron de
estímulo a la producción nacional. Los planazos a la economía para reprimirla
no sirven y crean sobrerregulación. Aumentaron los riesgos de la inversión y la
opresión sobre la gestión privada. Así no se atraen capitales sino se produce
temor. Vivimos la distorsión de no tener moneda, ya la hiperinflación se tragó
la mitad del aumento salarial. La solución es política: la salida del régimen y
elecciones limpias.
¡Libertad
para los presos políticos y regreso de los exiliados!
Julio
César Arreaza B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico