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martes, 20 de noviembre de 2018

Caney con comejenes por @perroalzao



Por Arnaldo Esté


Los chismes se cruzan con las noticias; son malos los unos y los otros, pero algo parece cuajar.

El gobierno se denuncia económica y políticamente quebrado, como un caney cundido de comejenes. Se viene abajo y uno piensa que no es que lo van a tumbar, sino que se viene abajo aplastándonos a todos. Una destrucción eficaz que ha traído el peor daño posible: la fuga, el éxodo, la diáspora. Una suerte de genocidio, arrojando a tres millones de personas al desafuero. Cosa más grave que todas las otras gravedades. Es dolor no medible ni en los que se van ni en los que nos quedamos. Algo terrible que no estaba en las cuentas del eterno ni en sus siniestros herederos. No obstante, hay mucha gente trabajando, protestando, haciendo de sus carencias consignas y algunos, con más perspectiva, se organizan, se reúnen, discuten, forman frentes y plataformas de acción. Hay maestros que piensan en la necesidad de cambios educativos, hay artistas que cantan, y pintan sueños y dolores. No se puede hablar de una convergencia hacia la unidad, ni menos aún de un liderazgo nuevo, visible y establecido, de una suerte de Comité de Conflicto que pudiese encauzar las miles de protestas. Los resquemores y resabios minan la confianza. Así estamos, en el dolor por los fugados y la espesa incertidumbre.

Tiene que nacer de algunas de esas cosas otras maneras de hacer un país. Una post petrofilia que mire hacia adelante y no tanto al empeño de criticar aquella carcoma, aquella comejenera. Las próximas semanas estarán llenas de encrucijadas y demandas por decisiones. El hambre cotidiana las presiona.
Es cosa de sentarse a discutir sobre lo que pasa y sobre lo que, de alguna manera, queremos que pase y salir a gritar y pintar paredes. A poner en ellos dolores y castigos, insultos y denuncias. Grafitis y poemas, mensajes para todos y para los fugados diciéndoles que sabemos que, de la mejor manera posible, deberán regresar, que el caney se viene abajo, pero que los pájaros siguen cantando y el calor alumbra y que tenemos que armar el proyecto que nunca tuvimos.



18-11-18




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