MARIO J. PENTÓN 24 de octubre de 2019
@mariojose_cuba
Cuba,
Venezuela y Guatemala son los únicos tres países del hemisferio occidental que
tienen “tropas cibernéticas” permanentes entrenada para manipular y desinformar
a través de las redes sociales, revela un reciente estudio de Oxford Internet
Institute, un departamento de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.
“En
muchos regímenes autoritarios la propaganda computacional se ha convertido en
una herramienta de control de información estratégicamente usado en combinación
con vigilancia, censura y amenazas de violencia”, dice el informe.
La
investigación arrojó además que este año existen evidencias de manipulación en
las redes sociales orquestadas desde partidos políticos y Estados en 70 países,
unas 22 naciones más que el año anterior. En América también destacan en el
estudio México, Argentina, Colombia y Ecuador, entre otros países, pero a
diferencia de Cuba, Venezuela y Guatemala, en estos países las “tropas
cibernéticas” son desplegadas de manera temporal, fundamentalmente en época de
elecciones.
Las
campañas en redes contra políticos, periodistas, disidentes y la sociedad civil
están enfocadas en suprimir los derechos humanos fundamentales, desacreditar a
la oposición política y ahogar la disidencia política, explican los
investigadores.
En
Venezuela los expertos encontraron que detrás del aparato de desinformación se
encuentra el Estado. También hay evidencias del uso de estas “tropas
cibernéticas” por políticos, partidos y contratistas. Twitter eliminó en
febrero una base de datos con 1,196 cuentas en Venezuela por estar
“involucradas en una campaña de influencia impulsada por el Estado”.
El
gobierno de Nicolás Maduro usaba estas cuentas para viralizar su propaganda y
hacer creer que tenía un fuerte apoyo popular en medio de la crisis. Algunas
estimaciones sugieren que Venezuela cuenta con equipos de al menos 500 personas
para este tipo de operaciones de desinformación y propaganda.
En
Cuba, el principal aliado ideológico de Nicolás Maduro, la desinformación pasa
por el monopolio de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, única en el país,
y es controlado desde el Ministerio del Interior. Aunque el informe no dispone
de datos sobre los empleados públicos dedicados al “combate ideológico”,
fuentes independientes cuentan por miles los perfiles falsos dedicados a
replicar la propaganda del Partido Comunista y atacar a disidentes y
periodistas independientes.
Twitter
suspendió a principios de septiembre decenas de cuentas asociadas con el
gobierno cubano, entre ellas la cuenta oficial del ex gobernante Raúl Castro,
de su hija Mariela, así como de emisoras de radio y programas de la televisión
oficial. El motivo detrás de la suspensión fue que las cuentas amplificaban
artificialmente la información al consistir en varias cuentas manejadas por un
mismo usuario.
En
América Latina, el otro país donde de manera regular intentan manipular la
opinión pública a través de las redes es Guatemala. Según los investigadores,
en ese país centroamericano las operaciones son llevadas a cabo por empresas
privadas, aunque hay evidencias de la participación del Estado, partidos y
grupos de la sociedad civil. Los investigadores estiman que este negocio en
Guatemala mueve unos $100,000.
La
red social más utilizada a nivel global para intentar manipular la opinión
pública es Facebook, señala el documento.
“La
cooptación de las tecnologías de redes sociales proporciona a los regímenes
autoritarios una poderosa herramienta para dar forma a las discusiones públicas
y difundir propaganda en línea, mientras que simultáneamente vigilan, censuran
y restringen los espacios públicos digitales”, agregan los investigadores.
Tras
examinar comparativamente la organización de “tropas cibernéticas” en todo el
mundo, los expertos descubrieron cómo los “cibercombatientes” usan las redes
sociales para hacer propaganda. Entre los hallazgos del estudio está el uso de
“bots políticos” para amplificar discursos de odio u otras formas de contenido
manipulado, la cosecha ilegal de datos y el despligue de un ejército de
“trolls” para intimidar o acosar en línea a disidentes políticos o periodistas.
Los
esfuerzos de los gobiernos y partidos que utilizan este tipo de herramientas
están orientados a difundir propaganda favorable a su ideología, atacar a la
oposición u organizar campañas de desprestigio; distraer o desviar
conversaciones o críticas lejos de asuntos importantes; polarizar la sociedad y
suprimir la participación a través de ataques personales o acoso, afirman los
investigadores.
China,
India, Irán, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita y Venezuela han tratado de
influenciar la opinión pública internacional. En el caso de China, los investigadores
creen que se ha convertido en un importante protagonista en materia de
desinformación.
Antes
de las protestas en Hong Kong las operaciones chinas se centraban en
plataformas domésticas como Weibo, WeChat y QQ, pero hay evidencias de que el
Estado ha desembarcado con fuerza en Twitter, Facebook y YouTube para pintar a
los defensores de la democracia de Hong Kong como radicales violentos sin
atractivo popular, dice el estudio.
“La
manipulación de la opinión pública en las redes sociales sigue siendo una
amenaza crítica para la democracia, ya que la propaganda computacional se
convierte en una parte dominante de la vida cotidiana”, dijo en el reporte el
profesor Philip Howard, director del Instituto de Internet de Oxford.
Samantha
Bradshaw, autora principal del informe e investigadora del Oxford Internet
Institute lamentó que “si bien las redes sociales alguna vez se anunciaron como
una fuerza para la libertad y la democracia”, se encuentran cada vez más bajo
el escrutinio de la opinión pública por “su papel en la amplificación de la
desinformación, la incitación a la violencia y la disminución de la confianza
en los medios y las instituciones democráticas”.
Tomado
de: https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article236503558.html
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