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jueves, 8 de marzo de 2012

Ya no esconden la mano


Fausto Maso 7 de Marzo 2012 en Codigo Venezuela
El chavismo sueña con una democracia de ghetto… pero ya la oposición salió del suyo
Desde 1999 la violencia acompañó al gobierno, la labor de los círculos bolivarianos la heredaron grupos como La Piedrita a los que el chavismo mantenía hasta ahora a cierta distancia, reconociendo la peligrosidad de asociarse con el uso de las armas contra los ciudadanos.

El gobierno ha dicho que rechazaba la violencia pero la controlaba, la financiaba, la alentaba, la utilizaba. Tiraba la piedra y escondía la mano, manteniendo siempre un discurso amenazante y hasta afirmando que solo Chávez nos salvaría del caos, lo que es asombroso, porque una de las armas de Chávez es el propio caos.

Las amenazas retóricas del presidente tienen fuerza porque cuentan con la realidad de organizaciones como la Piedrita, hechos como la lista de Tacón. Hasta ahora, repetimos, el chavismo ha tirado la piedra para esconder la mano pero ahora parece que ya no la esconderá. En esta elección presidencial, donde no hay nada seguro, quizá por necesidad haya decidido quitarse la mascara y respaldar abiertamente a los sicarios que disparan, o tiran la piedras. Esta vez se ahorran las declaraciones hipócritas y abiertamente culpan a las víctimas de la violencia.

Al día siguiente de la agresión en Cotiza el propio Diosdado afirmó que defenderían a sus militantes, a los agresores les prometió respaldo, es decir, impunidad. No hace mucho el propio presidente calificó de contrarrevolucionarios a los miembros de la Piedrita por la foto en que aparecen unos niños con pistolas en las manos. A continuación los jefes de la Piedrita siguieron en libertad. Los de La Piedrita se saben con licencia para hacer lo que les da la gana, se consideran imprescindible y lo son, forman parte esencial del aparato político oficial, sin ellos el discurso oficial no asustaría a la población.

El chavismo sueña con una democracia de ghetto. A la oposición le correspondería en Caracas el este de la ciudad, simbolizado por la plaza Altamira. Ahí es libre de reunirse, organizar marchas, algunas de las cuales les permitían llegar hasta el centro, pero su lugar según el gobierno son las urbanizaciones de clase media, Chacao, Chuao, los Palos Grandes, donde vive el 5% de los venezolanos. NO están autorizados para visitar los terrenos supuestamente de propiedad roja, y donde viven la mayoría de los venezolanos y los que deciden las elecciones. En todo el país el chavismo quiere reproducir esta curiosa y discriminatoria geografía urbana.

Capriles Radonski ha roto esta política de ghetto, abiertamente busca los votos de los pobres, de la mayoría, y con su mera presencia destroza esta estrategia. NO hay entonces otra respuesta que la violencia, porque le faltan argumentos al chavismo. Quizá esta agresión en Cotiza sea un globo de ensayo que pretende medir si la oposición retrocederá, o seguirá visitando los barrios, en ese sentido es un verdadero desafió a Capriles Radonsky que no dejará de recorrer los barrios de Venezuela. No hay que retroceder ni refugiarse en la plaza Altamira.

Ya la oposición abandonó su ghetto, no volverá a situaciones del pasado y surge una confrontación inevitable entre una visión que ofrece empleo real, desarrollo justo, ayuda real a los más necesitados y una gran charlatanería, una retahíla de promesas, de supuestas fábricas, fincas produciendo a plena capacidad. Una campaña que recuerda las peores de los gobiernos de la IV República que pretendían ocultar su fracaso con publicidad. En el mismo error está cayendo Chávez, con el agravante que su enfermedad lo limita. Contará con todos los recursos del Estado, pero nada reemplazará al propio candidato en la calle, un candidato formidable en campaña pero que hoy carga con su enfermedad y con 13 años de mal gobierno. Por sus hechos los conoceréis, acostumbraba decir Chávez y los hechos tercamente señalan el fracaso oficial. Hay la tentación, suicida probablemente, de tirar la piedra y no esconder la mano, reemplazar la presencia de Chávez con la de la Piedrita, solo que la historia enseña que la violencia quita votos. A los electores no les gusta el abuso, el ventajismo y los mala conducta.

Tomado de: http://www.codigovenezuela.com/2012/03/opinion/fausto-maso/ya-no-esconden-la-mano

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