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jueves, 6 de septiembre de 2012

Nunca más


Escrito por Vladimiro Mujica, 06/09/2012

Está emergiendo un verdadero movimiento popular a favor del cambio que representa la candidatura de HCR, La elección de HCR debe garantizar que la democracia y la libertad de nuestro país nunca más estarán en juego

Todo parece indicar que se avecinan tiempos de profundos cambios en Venezuela. La era de hegemonía del chavismo está en una etapa cada vez más comprometida y lo que puede ocurrir el 7 de octubre si se produce la victoria de Capriles será un verdadero sismo social. A pesar del ventajismo oficial y de las amenazas de caos y guerra civil que el candidato del gobierno repite incesantemente, hay indicios cada vez más fuertes de que está emergiendo un verdadero movimiento popular a favor del cambio que representa la candidatura de HCR. Las dificultades en evidenciar este crecimiento en las encuestas no pueden esconder el hecho de que los actos de la campaña se han convertido en multitudinarias expresiones de calle a lo largo de todo el país.

Mucha gente ha comparado lo que está ocurriendo ahora con el fervor que despertó en su momento la candidatura de HCF en 1998, cuando mucha gente se negaba a reconocer que se estaba armando un triunfo en la calle ante los ojos incrédulos de un país que se había acostumbrado al dominio bipartidista de AD y COPEI. Catorce años después, y con tan solo un cambio de letra en las siglas de los nombres de los candidatos, de HCF a HCR, lo que está en juego es mucho más que los cambios de gobierno de nuestra historia reciente.

La posibilidad real del triunfo nos obliga a todos, ciudadanos y dirigencia política, a hacer un alto en el camino de la euforia anticipada y examinar las implicaciones y consecuencias y, sobre todo, los retos del nuevo gobierno. La lista es muy larga y no tengo la pretensión de intentar un análisis exhaustivo, pero hay un reto específico que tiene que ver con una pregunta que todos debemos hacernos: ¿Cómo nos metimos en este enredo? Mucho se ha escrito sobre el tema y recuerdo en particular un ensayo de Mario Vargas Llosa en el cual señalaba que a veces los pueblos se suicidan y que el pueblo venezolano había elegido suicidarse.

El extraño contraste entre esta reflexión y la vieja frase “El pueblo nunca se equivoca” que ha sido atribuida a muchas personas, entre ellos el ex presidente Rafael Caldera, es muy impactante. La frase termina por ser un artilugio oratorio, imposible de verificar en un sentido histórico real. Yo tiendo a pensar que el pueblo sí se equivoca, de hecho se puede equivocar en dimensiones catastróficas, y hay factores muy profundos que inducen a la equivocación.

A los errores del pueblo contribuye primariamente la carencia de educación para el ejercicio de la ciudadanía. En Venezuela quizás el hombre que más insistió en que esto era una necesidad inescapable fue Arturo Uslar Pietri.

Una de las tragedias de nuestra historia es que la tesis de Uslar sobre la educación ciudadana perdió frente al populismo que terminó por imponerse como regla de conducta política en la Venezuela post Pérez Jiménez. A la carencia de educación ciudadana, que valore la preservación de la democracia y la libertad por sobre todos los otros bienes, se le une la frustración y el resentimiento. Pero mucho más allá de la responsabilidad individual en los desaciertos del pueblo está la responsabilidad de la dirigencia nacional en inducir y estimular conductas, en jugar con salidas mesiánicas que siempre terminan en grandes tragedias.

El pueblo venezolano se equivocó profundamente en elegir a HCF y ahora tenemos que asegurarnos de que la elección de HCR garantice que la democracia y la libertad de nuestro país nunca más estarán en juego a causa de los desaciertos ni de la dirigencia ni de los ciudadanos. Para ello son necesarias muchas cosas, pero ninguna tiene la importancia de comprender que hay fuerzas que se han despertado con la aventura chavista que no podrán ser acalladas con palabras y que requerirán de acciones muy concretas e inteligentes de parte del nuevo gobierno si se pretende que la recuperación que se inicie el 7 de octubre sea duradera.

Las dos fuerzas que se han despertado tienen que ver con la pobreza y la exclusión. Yo creo que es indispensable reconocer dos logros muy importantes de la época chavista. El primero tiene que ver con la elevación del tema de la pobreza a materia de interés público y nacional. Nunca más se podrá ignorar la pobreza en ningún programa político y su superación ha sido reconocida como el tema capital de nuestros tiempos.

Por supuesto que este reconocimiento tiene que venir acompañado de la triste reflexión de que el chavismo le falló al pueblo en su promesa de hacerlo menos pobre. Pero la promesa está allí y es de capital importancia atenderla efectivamente. La otra fuerza es el así llamado “empoderamiento” de la gente. Un neologismo un tanto inusual, pero con un profundo sentido porque atiende al aspecto de participación de las comunidades en la atención de sus propios problemas. Como en todo lo que toca, el chavismo convirtió una idea de oro en un monstruo que obstaculiza el propio funcionamiento social, pero la semilla de algo muy importante esta ahí.

Que el triunfo de HCR se convierta realmente en el triunfo de la libertad y la democracia en Venezuela dependerá de que asimilemos las lecciones de estos años y que usemos las poderosas energías que se han activado para que en verdad NUNCA MÁS pongamos en riesgo nuestro patrimonio más preciado.

Vladimiro Mujica es miembro de Compromiso Ciudadano


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