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jueves, 29 de agosto de 2013

Comprar en Venezuela

Escrito por Ramón Guillermo Aveledo Miércoles, 28 de Agosto de 2013

Aquella señora viene de Maturín, la otra de los Valles del Tuy, y esa familia que se reparte en los corredores y se pasa la voz de lo que va consiguiendo es de Puerto Ordaz. Los automercados de Caracas, aquellos que tienen fama de precios más económicos, son pura geografía de Venezuela. Las clases media y trabajadora de todo el país se encuentran, a veces colaboran, otras, las menos compiten, con motivo del papel tualé o la harina de maíz. Corre la voz de cuáles son más surtidos o, simplemente, tienen aquello que está faltando.

Una señora cuenta que compra para sus hijos que viven fuera de la capital. Se fueron para allá porque la empresa en la que trabajaba su yerno cerró, y se quedó sin trabajo. Les envía la comida por encomiendas. Otra aprovecha que el nieto vino por las vacaciones y, de regreso, con él mandará unas cositas que no se consiguen.

La gente viene a Caracas a comprar comida, cosas para el hogar e incluso medicinas. En las farmacias es lo mismo. Porque en las regiones no hay. Usted sabe, en Caracas siempre hay para que la televisión o la prensa no lo diga. En cambio, allá, si sale por la radio o en el periódico local, se entera un puñito; aquí, todo el mundo. La televisión regional no se atreve, contó una. No van a ponerse en la mala con el gobernador, que usted sabe, es de ese color, y señaló un paquete de gelatina de fresa.

También son los precios. Allá, si hay, es más caro. La gente no entiende los números del INE y el BCV.

Sí, los vi en la prensa, pero siempre es muy poquito. Diez, veinte por ciento. Uno está pagando casi el doble que el año pasado y, en algunos productos, que hace meses. No hace nada que compré esta latica en la mitad. Era crema de leche. La muestra una señora que volvió a trabajar en repostería en la noche y los fines de semana, porque lo que ganan ella y su esposo no les alcanza y a los hijos, pobrecitos, no les vamos a pedir. Si es que a ellos tampoco les da.

Y ¿por qué no van a los mercales o los bicentenarios? No, ahí la cola es larguísima y a uno lo fichan como si fuera delincuente. En un supermercado en los Valles del Tuy, cuenta una señora de allá, empecé a hacer cola a las tres de la mañana y entré a las 10, y uno ya no está en edad de eso. A veces uno se ayuda con los muchachos que cobran por hacer la cola, pero cuando hay que empezar tan oscuro no vienen sino algunos.

Así es comprar en Venezuela.


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