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miércoles, 21 de agosto de 2013

¿Hace falta una Ley Habilitante para combatir la corrupción?

Por José Ignacio Hernández G. 20 de Agosto, 2013

La más reciente novedad en el agitado entorno legal venezolano es que el Ejecutivo Nacional piensa solicitar a la Asamblea Nacional una Ley Habilitante para mejorar la lucha contra la corrupción.

La Ley Habilitante es un tipo especial de ley que puede aprobar la Asamblea Nacional, con el objetivo de permitirle al Presidente de la República dictar “Decretos con rango de Ley”, también conocidos como Decretos-Leyes. De acuerdo con la Constitución, a quienes les corresponde dictar las leyes es a los diputados que conforman la Asamblea Nacional: el conocido Poder Legislativo. Esto es así para limitar la acción del gobierno central mediante la separación de poderes. No obstante, cuando la Asamblea aprueba una Ley Habilitante, el Gobierno queda excepcionalmente facultado para dictar Decretos-Leyes.

¿Pero es realmente necesaria la Ley Habilitante para combatir la corrupción?

Los riesgos de una Ley Habilitante. La Ley Habilitante es una figura peligrosa, pues concentra el poder de dictar leyes en el Gobierno. Si está claro que las leyes están llamada a imponer límites a la acción de los gobiernos, habilitar al Gobierno para dictar Leyes implica aumentar sus poderes.

En las clases de Derecho en las universidades se usa este ejemplo frecuentemente para ilustrar el riesgo: la Ley Habilitante que el Parlamento Alemán otorgó a Hitler en marzo de 1933. Hitler fue nombrado Canciller en enero de ese mismo año, pero no contaba con poderes suficientes para llevar a cabo su proyecto político. De acuerdo con la constitución alemana de entonces, las leyes eran dictadas por el Parlamento, donde Hitler tenía apenas una mayoría absoluta. Así que ideó la figura de una ley que, al ser aprobada por el Parlamento, le permitiera al Gobierno dictar leyes. Pero había un problema práctico: Hitler no tenía la mayoría necesaria en el Parlamento para aprobar ese tipo de Ley. Sin embargo, luego de presionar a algunos diputados y cambiar las reglas del debate, Hitler logró la aprobación de la ley llamada Ley para solucionar las urgencias del pueblo y la nación. Varios especialistas insisten en la hipótesis de que esta Ley Habilitante, al incrementar el poder del Gobierno y reducir sus controles, facilitó la concentración de poder en Hitler. Lo que sucedió después, creo, no hace falta recordarlo.

La Ley Habilitante como medida excepcional. Precisamente por sus grandes riesgos, la Ley Habilitante es una figura claramente excepcional. Ciertamente, el artículo 203 de la Constitución reconoce esa figura. Sin embargo, la Ley Habilitante sólo debe ser aprobada en casos de objetiva necesidad, a fin de dictar ciertas leyes que, de acuerdo con el procedimiento parlamentario común, no podrían ser sancionadas a tiempo para atender esos casos de necesidad.

Por eso es que el artículo 203 establece que la Ley Habilitante debe ser aprobada por las tres quintas partes de los integrantes de la Asamblea Nacional. Es decir: 99 diputados. La norma debe leerse muy bien: “tres quintas partes de los integrantes” de la Asamblea no es igual a “tres quintas partes de los presentes”. La Constitución exige un voto calificado que se mide en función a todos los diputados que integran la Asamblea, estén o no presentes. Resalto un dato: el Gobierno actualmente no cuenta con esos 99 votos.

La corrupción: un récord para Venezuela. Recientemente en Prodavinci se analizó el más reciente informe de Transparencia Internacional, en el cual se refleja la percepción de la corrupción en Venezuela. Según el Banco Mundial, Venezuela tiene el peor índice de lucha contra corrupción en los países de la Comunidad Andina y Mercosur. Desde este baremo, Venezuela es comparable con países como Zimbabue o Yemen.

La corrupción es, entonces, uno de los grandes problemas de Venezuela. Tomando en cuenta el considerable tamaño que tiene el Gobierno Nacional, es razonable concluir que la corrupción es, también, uno de los principales problemas de este Gobierno. No me refiero sólo al aprovechamiento personal del patrimonio público. El término corrupción debe aplicarse en general a todo abuso de poder, en especial cuando está justificado por fines personales. Por ejemplo, el uso de medios públicos (radio, televisión, impresos y cuentas oficiales de redes sociales) con fines políticos es una práctica de corrupción prohibida por la Constitución y diversas leyes. Sin embargo, basta con revisar los medios oficiales para darnos cuenta de cómo esta práctica es cometida con mucha frecuencia, incluso en cadena nacional.

¿Es necesaria una Ley Habilitante para combatir la corrupción? La Ley Habilitante, como he explicado, sólo procede ante casos de urgente necesidad. Y no puede confundirse una materia importante con una materia de urgente necesidad. La lucha contra la corrupción en Venezuela es, sin duda, una materia importante, pero no puede ser considerada como una materia de urgente necesidad que justifique la Ley Habilitante.

Venezuela ya cuenta con diversas leyes que establecen un adecuado marco de lucha contra la corrupción, de acuerdo con las modernas tendencias en la materia. Por nombrar sólo algunas, están la Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público, la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y el Sistema Nacional de Control Fiscal, la Ley Contra la Corrupción, la Ley de Simplificación de Trámites Administrativos y la Ley del Estatuto de la Función Pública. En una visión más general, se han dictado leyes relacionadas con la delincuencia organizada y la legitimación de capitales. Así que puede decirse que lo que sobra son leyes para combatir la corrupción. De modo que en Venezuela el problema no parece ser de falta de Leyes, sino de falta de cumplimiento de leyes que ya existen.

Y si el Gobierno considera que alguna de esas leyes debe ser reformada o que se requiere una nueva, puede perfectamente solicitar a la Asamblea Nacional que legisle y la dicte. De hecho, la Asamblea Nacional tiene tiempo debatiendo una reforma a la Ley contra la Corrupción que aún no ha sido aprobada.

Por todas las razones expuestas anteriormente, es imposible sostener que la crítica a esta Ley Habilitante implica una especie de defensa de la corrupción. Es ése un razonamiento en exceso simple. Lo que se debe es recalcar que, para que la lucha contra la corrupción sea efectiva, bastaría con ejecutar las leyes actualmente vigentes.

En realidad, la Ley Habilitante generaría un incentivo más para la corrupción, que no sólo alude al uso desviado del patrimonio público sino, como hemos visto, al abuso de poder. La cita de Lord Acton, por conocida, no puede ser aquí obviada: El poder corrompe. Y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Una Ley Habilitante, inevitablemente, creará un poder absoluto. Y el resultado de eso ya lo conocemos.

Tomado de: http://prodavinci.com/blogs/hace-falta-una-ley-habilitante-para-combatir-la-corrupcion-por-jose-ignacio-hernandez/

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