Por Laurin Bello, 05/12/2014
La actitud es un arma de doble filo, nos pone más cerca de la meta, o
nos aleja para siempre del camino. En el extranjero, la actitud con la que
enfrentamos la nueva vida de inmigrantes es fundamental para socializar,
aprender, trabajar e incluso amar.
Un exceso de actitud puede darnos la etiqueta de pretenciosos,
egocéntricos y desubicados. Y por otra parte, no tener una actitud positiva en
la que confiemos en nosotros como individuos, puede ponernos en el rincón de
los "perdedores": inseguros, que no saben lo que quieren.
Hay que conocerse muy bien, para así establecer nuestras metas con los
pies en la tierra y trabajar por ellas con una actitud positiva, donde el
respeto hacia nosotros mismos y a otras personas prevalezca. Sin dejar de tener
en cuenta las desventajas que poseemos con respecto a otros (porque sí las
poseemos, ¡somos extranjeros!), y hacer de ellas motivadores para mejorar
profesional y personalmente.
En este video les cuento qué es eso de ser extranjero en ambientes
laborales, estudiantiles y sociales, y cuál es la mejor actitud para afrontar
el reto. Las oportunidades llegarán pero tu actitud te puede hacer perderlas o
hacer de ellas el puente a algo mejor.
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