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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Venezuela: ilusión, realidad o ficción, Eddie Ramírez



Por Eddie Ramírez, 29/12/2015

“Yo viví la ilusión, crecí en la realidad pero jamás pensé que conocería esta etapa de la ficción oscura, contradictoria y deshumanizada”. Tal es la expresión de angustia con la que Heraclio Atencio Bello, un gran venezolano, finaliza un capítulo del último libro de la Fundación Venezuela Positiva que lleva por título el de este artículo.

Dirigiéndose a Maduro, le dice: “Si usted fuese un buen estadista,-presidente, buscaría que sus decisiones beneficiaran al país entero. Estaría en desacuerdo con el uso de la violencia y a favor de la justicia. Jugaría al éxito de la nación y no al fracaso. Apostaría a la abundancia y no a la escasez. Buscaría la construcción y no la destrucción del país”. Atencio ofrece cifras contundentes del fracaso del régimen en todas las áreas y aporta recomendaciones para la recuperación del país.

“El sector privado debe ser el protagonista responsable de invertir y desarrollar nuestros recursos productivos. En los tiempos por venir, a las empresas públicas hay que dejar de subvencionarlas y debemos privatizarlas por cuanto en manos públicas no garantizan la sostenibilidad de la transformación económica y social de la nación. Y el gasto del sector público no es suficiente para mejorar la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos”. Seguramente los rojos y también algunos dirigentes de la alternativa democrática no estarán de acuerdo con Atencio y no faltará quien lo tilde de “capitalista salvaje”, pero el autor ha demostrado con hechos su sensibilidad social y enfáticamente sostiene que: “No hay venezolano que no quiera cumplir con el pago de la deuda social y la defensa de los más necesitados de la población”.

Este valioso libro contiene, entre otros, aportes de Diego González Cruz y de Luis Xavier Grisanti, en el área de la energía. González, autor de propuestas para lograr una industria petrolera acorde con los tiempos modernos, señala errores del pasado y el por qué llegamos a la situación actual. Grisanti advierte que “en el mundo se gesta un nuevo paradigma energético y un modelo de desarrollo sustentable y descarbonizado. Y que las nuevas tecnologías están redibujando el mapa energético y petrolero mundial, desafiando los convencionalismos acerca de una eventual escasez de petróleo”.

Venezuela inicia el 2016 con una crisis muy profunda. El precio del petróleo muy probablemente se mantendrá alrededor de los 45 dólares el barril. Petróleos de Venezuela no dispone de los recursos financieros, ni humanos para elevar la producción que ha declinado 680.000 barriles por día con respecto a la del 2001. Por si fuera poco, en el futuro ya no tan lejano el petróleo disminuirá su importancia en relación a las energías renovables.

El nudo gordiano que debe romper nuestra dirigencia es la insoportable pesadez del sector público. No discutamos si la privatización de las empresas del Estado es buena o mala, ya que es inevitable porque no hay suficiente recursos para sostenerlas y mucho menos para hacerlas crecer. La pésima y corrupta gestión de los rojos aceleró la necesidad de tomar la decisión, que de ninguna manera significa perder soberanía.

Los ingresos por las exportaciones petroleras constituyen casi la única fuente de divisas para importar productos e insumos de primera necesidad y Pdvsa depende del Banco Central para solventar sus dificultades de flujo de caja. A pesar de esta gravísima situación, el mundo político sigue reacio a discutir el tema. Nos estamos hundiendo y algunos dirigentes democráticos prefieren referirse a supuestos errores del pasado reciente y otros optan por no querer enfrentar el problema por temor a que la solución no sea del agrado de un electorado acostumbrado a un discurso populista.

El año próximo será muy difícil. Los malandros rojos, apoyados en el sumiso TSJ, no querrán reconocer las decisiones de la Asamblea Nacional. Como hemos sostenido, para que el régimen respete la Constitución se requieren nuestros votos y algo más. Es decir, protestas masivas como las que se produjeron en Táchira y Mérida, y parcialmente en Caracas y Valencia. Ojalá la Fuerza Armada se percate de que el pueblo se pronunció por el cambio y no reprima las manifestaciones pacíficas. Tenemos la ilusión de que en el 2016 será una realidad la nueva Venezuela y que quedará como un mal recuerdo la etapa de ficción que hemos vivido. Para lograrlo se requiere que todos, inclusive los rojos honestos, presionemos a Maduro para que renuncie.

Como en botica: Era cuadrapléjico y fue despedido estando de vacaciones durante el paro cívico. Le negaron la jubilación que le correspondía y se apropiaron de su fondo de ahorros y prestaciones. Alí Rodríguez fue el verdugo, sin que sus entonces compañeros de finanzas, los rojos Eudomario Carruyo y Jesús Villanueva se opusieran a la arbitrariedad. Finalizando el año falleció William D’Lacoste, quien trabajó 20 años en la Pdvsa meritocrática. El artículo de Rafael García P. en El Nacional sobre el cambio climático señala la vergonzosa intervención del ministro Guillermo Barreto en París. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!



Eddie Ramírez
eddiearamirez@hotmail.com

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