FÉLIX PALAZZI 02 de julio de 2016
@felixpalazzi
Durante
años los venezolanos hemos vivido bajo el influjo de una lógica del poder
basada en la polarización y el enfrentamiento, acompañada de una narrativa
diaria de guerra. El Gobierno apuesta por una sociedad fracturada, enfrentada
entre sí, ocupada en hacer largas colas para poder conseguir productos básicos
e indiferente ante la realidad del otro. Tal vez piensan que en el caos
nacional la división entre grupos y personas se hará más fuerte y así podrán
controlar mejor el poder político. Sin embargo, la crisis que estamos viviendo
parece estar teniendo un efecto contrario a lo que el Gobierno piensa o desea.
Más bien, está uniendo de nuevo a los venezolanos en un rechazo mayoritario al
oficialismo y a su ideología. Los venezolanos pedimos hoy una resolución pronta
y pacífica al drama humanitario que vivimos. Este clima se puede percibir a diario
en las largas colas cotidianas para conseguir alimentos o medicinas.
Tarea urgente
La
tarea de reconciliarnos como país es hoy más urgente que nunca y podemos decir
que, sin pensarlo, el país se ha ido reconciliando en medio de esta carestía
que nos afecta a todos. Sin embargo, llevar esto mismo al terreno de lo
político sigue siendo el gran reto. Y esto pasa por reconstruir una narrativa
civil y democrática, donde todo aquel que piensa distinto no sea visto como un
enemigo o un traidor, sino como un ciudadano con derechos y deberes. Una narrativa
donde podamos reconocernos mutuamente en nuestras diferencias, valores,
aspiraciones y justos derechos. En fin, se trata de recuperar de nuevo la
lógica del “bien común” que tanto habla el papa Francisco en sus visitas
apostólicas a países en conflicto.
Hay
quienes confunden la reconciliación con el indulto de las responsabilidades
penales en materia de corrupción o derechos humanos. Evidentemente ningún
proceso de reconciliación puede dejar detrás de sí a la justicia. Sería un
contrasentido. Tampoco puede darse un diálogo sin condiciones mínimas que
persigan el bien común, y no el de un partido. No existen diálogos neutros. Los
procesos de diálogo llevan a la reconciliación solo cuando buscan el bien común
de todo el pueblo.
Sembrar conciencia
Nuestra
crisis empezará a ser superada cuando logremos sembrar conciencia, en cada uno
con quien conversemos, lo irracional e infructífero que es el actual proceso de
discriminación sociopolítica; cuando ayudemos a entender, en todos los niveles
de la sociedad, que las actuales políticas económicas no funcionan.
Para
que una reconciliación sirva, debe ser parte de un diseño de políticas
socioeconómicas que transformen efectivamente los factores que fueron el caldo
de cultivo y sirvieron como excusas para sembrar la rivalidad y el odio
existentes. Esto es uno de los puntos que debe estar en cualquier diálogo serio
que hagamos como país. Un proceso que no favorezca la superación de las
desigualdades sociales estará destinado al fracaso y la historia se repetirá. Para
aquellos que no creen en el diálogo como camino hacia una reconciliación
nacional, habría que preguntarles si es que desean una guerra que lleve a un
enfrentamiento de la población indefensa contra grupos muy bien armados.
Países
que han vivido procesos similares al nuestro entendieron la urgencia de crear
una comisión plural e imparcial que busque la verdad, pero con árbitros
internacionales imparciales y respetados. Solo así se podrán ver los diferentes
factores que participaron y que han sido responsables de lo que hoy padecemos
como país.
Félix Palazzi
felixpalazzi@hotmail.com
@felixpalazzi
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