Papa Francisco 02 de julio de 2016
San
Pablo nos recuerda en su carta a los Efesios que: "Dios, es rico en
misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos
muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo ¡ustedes han
sido salvados gratuitamente!"(Ef 2,4-5).
Dios
es rico en misericordia, pero con frecuencia la humanidad no lo
es tanto. Dios nos dice que Él "rescata tu vida del sepulcro y te
corona de amor constante y misericordia" (Salmo 103,4). La razón por la
que deberíamos "tener misericordia con los demás no sólo es debido al
mandato de Jesús de que "los misericordiosos ... alcanzarán
misericordia" (Mateo 6,7), sino que además, se debe a que "el Señor
es compasivo y misericordioso" con nosotros (Salmo 111,4)
La
misericordia sin obras está muerta
En su
Catequesis especial del Jubileo, el Papa Francisco ha llamado a la reflexión al
pueblo cristiano sobre la práctica de la misericordia. En relación a esto, él
mecionó: "Hoy el Señor nos invita a hacer un serio examen de
conciencia"
Una
cosa es hablar misericordia, pero otra muy distinta es vivirla. La
misericordia no es una abstracción o un estilo de vida y,
parafraseando las palabras del Apóstol Santiago dijo: "La misericordia
sin obras está muerta en sí misma"
EL
Papa Francisco utilizó el texto del Evangelio de San Mateo (25,31) como punto
de partida para tomar su reflexión sobre los actos de misericordia hacia
los demás.
Sin
misericordia tenemos una vida estéril
Lo que
hace que la Misericordia cobre vida es su dinamismo para satisfacer las
necesidades espirituales y materiales de los demás. La Misericordia
tiene ojos para ver, oídos para escuchar, y manos para
ayudar a levantar.
A
veces pasamos por situaciones dramáticas de pobreza y pareciese que esto no nos
tocara. Continuamos como si nada hubiera pasado, en una
indiferencia que en última instancia nos hace hipócritas y sin darnos cuenta,
nos lleva a una forma de letargo espiritual que adormece el alma y deja una
vida estéril.
Los
que han experimentado la misericordia en su propia vida, no
pueden permanecer indiferente a las necesidades de nuestros hermanos. La
enseñanza del Señor Jesús no permite vías de escape.
"Tuve
hambre y me diste de comer; Tuve sed, y me diste de beber; estuve desnudo,
desplazados, enfermos, en la cárcel y viniste a mí".
Al
concluir su Catequesis, el Santo Padre reflexionó sobre su reciente
viaje apostólico a Armenia, y al respecto de este país dijo: "la
primera nación que abrazó el cristianismo".
El
Papa dio las gracias al Presidente de Armenia y todos los representantes de la
Iglesia Católica en Armenia y a todo el pueblo de ese país por darle
la bienvenida como peregrino en la fraternidad y la paz.
"Como
cristianos estamos llamados a fortalecer la comunión entre los hermanos y dar
testimonio del Evangelio de Cristo" (Papa Francisco)
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