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domingo, 3 de julio de 2016

Una cosa es hablar de misericordia y otra es vivirla, por @Pontifex_es



Papa Francisco 02 de julio de 2016

San Pablo nos recuerda en su carta a los Efesios que: "Dios, es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo ¡ustedes han sido salvados gratuitamente!"(Ef 2,4-5).


Dios es rico en misericordia, pero con frecuencia la humanidad no lo es tanto. Dios nos dice que Él "rescata tu vida del sepulcro y te corona de amor constante y misericordia" (Salmo 103,4). La razón por la que deberíamos "tener misericordia con los demás no sólo es debido al mandato de Jesús de que "los misericordiosos ... alcanzarán misericordia" (Mateo 6,7), sino que además, se debe a que "el Señor es compasivo y misericordioso" con nosotros (Salmo 111,4)

La misericordia sin obras está muerta

En su Catequesis especial del Jubileo, el Papa Francisco ha llamado a la reflexión al pueblo cristiano sobre la práctica de la misericordia. En relación a esto, él mecionó: "Hoy el Señor nos invita a hacer un serio examen de conciencia"

Una cosa es hablar misericordia, pero otra muy distinta es vivirla. La misericordia no es una abstracción o un estilo de vida y, parafraseando las palabras del Apóstol Santiago dijo: "La misericordia sin obras está muerta en sí misma"

EL Papa Francisco utilizó el texto del Evangelio de San Mateo (25,31) como punto de partida para tomar su reflexión sobre los actos de misericordia hacia los demás.

Sin misericordia tenemos una vida estéril

Lo que hace que la Misericordia cobre vida es su dinamismo para satisfacer las necesidades espirituales y materiales de los demás. La Misericordia tiene ojos para ver, oídos para escuchar, y manos para ayudar a levantar.

A veces pasamos por situaciones dramáticas de pobreza y pareciese que esto no nos tocara. Continuamos como si nada hubiera pasado, en una indiferencia que en última instancia nos hace hipócritas y sin darnos cuenta, nos lleva a una forma de letargo espiritual que adormece el alma y deja una vida estéril.

Los que han experimentado la misericordia en su propia vida, no pueden permanecer indiferente a las necesidades de nuestros hermanos. La enseñanza del Señor Jesús no permite vías de escape.

"Tuve hambre y me diste de comer; Tuve sed, y me diste de beber; estuve desnudo, desplazados, enfermos, en la cárcel y viniste a mí".

Al concluir su Catequesis, el Santo Padre reflexionó sobre su reciente viaje apostólico a Armenia, y al respecto de este país dijo: "la primera nación que abrazó el cristianismo".

El Papa dio las gracias al Presidente de Armenia y todos los representantes de la Iglesia Católica en Armenia y a todo el pueblo de ese país por darle la bienvenida como peregrino en la fraternidad y la paz.

"Como cristianos estamos llamados a fortalecer la comunión entre los hermanos y dar testimonio del Evangelio de Cristo" (Papa Francisco)

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