Por Mabel
Sarmiento Garmendia
Déficit nutricional agudo,
baja talla, obesidad y sobrepeso. Esos son algunos de los problemas que los
nutricionistas detectan en los actuales momentos en la población infantil.
Muy atrás quedan los
principios de la seguridad y soberanía alimentaria, términos bandera de la
agenda del gobierno de turno, y que según la Organización de las Naciones
Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO),
no son otra cosa que el suministro alimentario seguro y nutricionalmente
adecuado en todos los hogares a nivel nacional; garantizar un grado razonable
de estabilidad en el suministro alimentario durante el año y en todos los años
y favorecer el acceso a suficientes alimentos en cada familias para satisfacer
las necesidades de todos.
Yngrid Candela en su
intervención en el Foro “A 13 años de las misiones.
Eso según Yngrid Candela,
nutricionista, profesora e investigadoras del Centros de Estudios del
Desarrollo (Cendes-UCV)
y miembro del Observatorio
Venezolano de la Salud (OVS), no se está cumpliendo en
estos momentos.
“Actualmente hay inseguridad
alimentaria y hambre en la población, las madres están dejando de comer para
que sus hijos se alimenten, los niños se desmayan en los colegios por no
desayunar, la población está perdiendo peso aceleradamente y las bolsas de
comida están llegando a grupos muy reducidos o una o dos veces”, mencionó
durante su participación en el foro organizado por la ONG Transparencia
Venezuela a propósito de los 13 años de las misiones
sociales.
Dijo que actualmente la
disponibilidad de alimentos que hay está basada en un predominio de calorías
importadas, y señaló que el acceso a los mismos se ve afectado por la alta
inflación, el control de precios, la escasez, la especulación, la inseguridad y
por la pobreza.
Aun así y obviando todos
estos factores la FAO reconoce a Venezuela en materia de seguridad alimentaria,
“pero lo hace tomando como referencia parámetros como la disponibilidad
calórica de algún producto en un momento determinado. Además para el premio de
2012 se basó en indicadores (que incluso eran datos preliminares sujetos a
revisión) de 2010, y el reconocimiento de 2015 tomaba como referencia valores
de 2013”.
Candela explicó que la
seguridad alimentaria hay que verla desde varias dimensiones, entran la
disponibilidad, la calidad, la cantidad, el acceso (la gente quiere
comprar la comida cerca de su casa) y carga energética y biológica que se
produce. “Eso es lo que mide el estado nutricional y de salud de las personas.
No basta tener seguridad alimentaria en un momento determinado. Eso debe ser
todos los años. Las cuentas del Instituto Nacional de Nutrición,
INN, son datos sujetos a revisión, pues lo que ha hecho el Gobierno para
garantizar los alimentos es producto de la importación y no a través de la
producción nacional, que ha disminuido con los años”.
En consecuencia, explicó,
han incluido insumos importados que no formaban parte de la dieta y de los
hábitos de consumo del venezolano. Citó por ejemplo la harina de maíz precocida
distribuida por Mercal que no tiene la etiqueta nutricional. “Eso es algo tan
importante. En los ’90 para bajar los casos anémicos en la población propusimos
fortificar las harinas (incluida la de trigo). Luego se hizo un diagnóstico y
se determinó que la fortificación fue efectiva. Ahora me hago la pregunta si la
harina importada cumple con esos requerimientos. Lo cierto es que el Gobierno
ha tratado de controlar la distribución y la comercialización”, acotó.
Al final la investigadora
destacó que en toda la política alimentaria de los últimos años, y a la que le
viene haciendo seguimiento Transparencia Venezuela, presenta muchas
incongruencias. “Lo que se prometió no se logró”, dijo.
Tan es así que dos programas
básicos y que beneficiaban a la población infantil como lo son el Programa de
Alimentación Escolar y el Vaso de Leche Escolar no son regulares en los
planteles nacionales.
Y más, la Encuesta sobre Condiciones de Vida 2015 (Encovi),
capítulo Alimentación, realizada entre agosto y septiembre del año pasado y
cuyos resultados fueron presentados el pasado 31 de marzo, reveló que 40% de la
canasta alimentaria de los venezolanos está conformada por harina de maíz,
arroz, pan, pastas y grasas; que 12,1% de la población encuestada reconoció
estar comiendo dos veces al día o menos y que en 50% de los hogares han dejado
de adquirir leche, pescado, huevos, frutas, leguminosas y tubérculos.
Al respecto Mercedes de
Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, hizo un llamado a la
reforma de las misiones sociales, en las cuales en los últimos 13 años se han
invertido más de 344 millardos de dólares.
Emplazó al Gobierno a que
esa reforma se haga bajo estrictos mecanismos de transparencia, rendición de
cuentas, con métodos anticorrupción y pidió que no sean empleadas como
estrategias de control político.
30-06-16
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