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jueves, 15 de diciembre de 2016

Faltan cinco pa’ las 12:00 por @froilanbarrios


Por Froilán Barrios


Cuando repiquen las campanas de este fin de año 2016 al compás de la célebre canción navideña compuesta por Oswaldo Oropeza, e inmortalizada con la sonora voz del fenecido cantante Néstor Zavarce, no sabremos si reír o llorar, por tanta desventura y desgracia acumulada en 12 meses para nuestro país.

Lo curioso del asunto es que habiendo transcurrido más de cinco lustros desde que fuera publicitada tan famosa canción, todavía siguen faltando cinco pa’ las 12:00 anunciando que el año va a terminar, con la esperanza y augurio de que el próximo será mejor. Tan genuina aspiración se ha visto trastocada, ya que el año nuevo ha devenido por las cifras registradas en una pesadilla, a tal extremo que convierte en añoranza la recién celebrada noche vieja.

En realidad Venezuela ha derivado en una crónica de la desesperanza y el desencanto, al tener que soportar las innumerables cadenas oficialistas justificando nuestro apocalipsis, aderezado del grotesco dancing de la pareja presidencial convertidos en improvisados aprendices de salsa casino, con el tongoneo y el swing de la cumbia y el vallenato, sin asomarse seriamente ninguna solución ni en lo político ni en lo económico, ya que en lo social la tragedia la padecemos todos.

La vida registrada y agravada como caricatura aun más este año ha precarizado la condición humana de cada familia, al nivel donde todo ingreso, desde lo proveniente por salario, utilidades, prestaciones sociales, trabajos informales, venta de bienes de línea blanca, enseres domésticos, todo va a un solo pote, a la compra de alimentos, colocándonos en el umbral de la subsistencia, similar a lo que vivió el pueblo norteamericano en la época de la gran depresión de la década de los treinta del siglo pasado.


Al proyectarse para el año 2017 datos de inflación superiores a 2.000%, lo que nos ubica en estado de hiperinflación, pronostica un periodo de crisis terminal, donde el caos y el saqueo se extendería a todo el país, ante la imposibilidad siquiera de alimentarse una vez al día.

Este cuadro dantesco exige a toda expresión política opositora, desde la MUD hasta las diferentes que han manifestado desacuerdos, a las centrales y corrientes sindicales y gremiales, a las universidades, a las organizaciones juveniles a cambiar de actitud, a dejar de mirarse el ombligo, ya que no hay posibilidad de proyectos o cálculos personales, si no hay un punto de partida común de abordar el estado de emergencia que amenaza incluso nuestra existencia como nación.

Este debe ser el reto para 2017, superar las desventuras, donde se abordó un diálogo sin estructura ni estrategia opositora, que le ha dado un respiro a un régimen agónico, cuyo crimen es continuar en el poder a costa del sacrificio nacional y la precariedad que nos agobia.

14-12-16




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