Páginas

domingo, 16 de septiembre de 2018

A China: Maduro jamás será el camino por @hcapriles



Por Henrique Capriles


Después de prometerle a nuestro pueblo que las fracasadas medidas económicas anunciadas el fatídico 17 de agosto no generarían más deudas ni más déficit a Venezuela, Nicolás Maduro amanece un día viajando a China para seguir hipotecando el futuro de todos los venezolanos.

Luego de que una representación del gobierno hiciera el lobby en avanzada, terminó pidiéndole cacao a nuestros mayores acreedores. Lo grave, como siempre, es que esto es más complejo de lo que el aparato de propaganda del gobierno repite en su sistema de medios, como si estar más endeudado en las actuales condiciones pudiera ser una buena noticia para alguien.

¿Qué fue a hacer Nicolás Maduro a China? ¿Le dieron o no le dieron dólares?
Si quieren resumirlo en una sola idea, Nicolás Maduro fue a China a buscar cómo financiar su fracasado e irresponsable experimento económico con el cual sigue hambreando al país. Es decir: fue a buscar un patrocinante para financiar esta locura. Y lo grave es que fue a hacerlo con el prestamista al que más se le debe.

Según cálculos de firmas como Millstein & Co. y de investigadores como el economista venezolano Miguel Ángel Santos, la deuda externa hoy es de unos US$ 184.500.000.000. Voy a ponerlo en letras, para que no pase por debajo de la mesa en la lectura: se trata de que por culpa de estas décadas de mal gobierno, debemos ciento ochenta y cuatro mil quinientos millones de dólares. De toda esa plata, China nos ha prestado 70.000.000.000. Setenta mil millones de dólares. Un monto que lo convierte en uno de nuestros acreedores más grandes.

Y ahora Nicolás Maduro está en China diciendo que van a prestarle cinco mil millones de dólares más. Lo dice aunque el gobierno de China no haga ningún anuncio oficial. Lo dice aunque es muy  probable que China sólo esté comprando petróleo a futuro, a precio de gallina flaca. Lo dice aunque lo que parece es que fue a que le prorrogaran la deuda, a que lo salvaran del posible default con su mayor prestamista, a pedir cacao en China.


¿A cambio de qué le prestan cinco mil millones de dólares más?

Si quieren tener idea del problema en el que nos está metiendo Nicolás Maduro, calculen que en este momento a los tenedores de bonos se les tiene suspendido un pago de unos seis mil millones de dólares. Es decir: aunque el régimen le dijo a los asesores chinos que todo sería transparente y que la cosa iba a mejorar, este dinero fresco que entra a su desastre económico ni siquiera alcanza para ponerse al día con los tenedores de bonos.

Aun así, al menos según la versión oficial, a los chinos les dijeron que ese dinero era a cambio de un petróleo que ya no estamos produciendo. Y a eso hay que agregarle una declaración oficial de Simón Zerpa, actual Ministro de Finanzas y un personaje con bastantes apariciones en toda esta trama desde el nacimiento del Fondo Chino: dijo que parte de la deuda se pagará con dinero en efectivo. ¡Vaya usted a saber de dónde lo sacarán! Aunque buena parte de esos billetes están en los bolsillos de enchufados que tanto se han enriquecido con todos estos negocios.

¿El régimen tiene cómo pagar ese préstamo?

No. Fíjense: según cálculos de analistas independientes, sólo en los últimos doce meses PDVSA ha dejado de producir setecientos mil barriles diarios. Cuando se calcula la cantidad de dinero que se dejó de percibir, eso equivale a 16,6 mil millones de dólares al año. Es decir: la inoperancia del madurismo y el destrozo de PDVSA nos ha costado, en apenas un año, más de tres veces ese préstamo que el gobierno tanto cacarea.

Y si quieren vamos a las cifras oficiales. Según la OPEP, en el pasado mes de agosto se produjeron 1.230.000 barriles por día. Eso es un 2,8% menos que en julio. Si lo comparamos con el promedio de 2016, que fue de 2.150.000 barriles diarios y ya era bastante crítico, estamos 42,6% por debajo. Y quien quiera contradecirlo, que vaya a la cifra que publica PDVSA: 1.440.000 barriles por día.

Entonces, debe ser que en China no leen los informes de la OPEP. Porque prestarle ese dinero al régimen a cambio de petróleo no tiene sentido, como no sea los intereses poco transparentes que hay detrás de cada negocio hecho dentro del Fondo Chino. Así de simple.

¿En qué se van a gastar esos reales?

Si algo es seguro es que nunca se lo gastan en el pueblo. O no hacen nada para soluciones reales a la crisis más allá de estirar la arruga. Generalmente cada vez que se endeudan con China toman uno de estos dos caminos: o reparten las divisas entre sus cómplices, o generan bonos e instrumentos financieros que les permita seguirse llenando de billete.

Eso último fue lo que hicieron a mediados de 2013, aunque ya desde 2007 cuando se inventó ese terreno oscuro de negocios y transas llamado Fondo Chino, nadie sabe a ciencia cierta en qué se gasta cada dólar adeudado. Al parecer, aquella demagógica promesa de la contraloría social sólo les sirve cuando quieren impedir que se gobierne en beneficio de la gente y no de sus negocios.

¿Quién rinde cuentas del manejo de esa plata?

Así como el Fondo Chino es un territorio oscuro, donde no hay transparencia ni se lleva un control verdadero y abierto de cuánto petróleo se manda a China ni cuánto nos queda por pagar, aquí al régimen no le interesa que ningún ente independiente vigile el manejo de esa plata.

En una democracia, ningún endeudamiento de la Nación podría efectuarse sin la autorización de un Poder Legislativo electo por el voto popular. Además, un Banco Central autónomo debería vigilar la entrada de esas divisas a nuestra economía y hacer auditoría, mientras que el Ministerio de Planificación tendría que hacer público en qué se invertiría cada uno de esos dólares.

Y aquí sabemos que eso no va a pasar.

¿Van a seguir hipotecando el futuro de los venezolanos?

Sí. Y las razones son muy sencillas: a ellos no les importa tu futuro, sino su presente. Mantener el Poder, mantener sus negocios y mantenerse cerquita del chorro de dólares que PDVSA reparte entre un grupito de desalmados que están endeudando a ti y a tus hijos, a tus nietos, a tus alumnos, a los muchachos de tu barrio, a cada niño al que le están negociando su futuro en China, a cambio de unos billetes que les permitan a ellos por ahora sobrevivir políticamente unos 4 meses.

Además, manejan la propaganda para salvarse de la verdad. Lo repito: pretenden convertir en una buena noticia el hecho de que China nos haga un nuevo préstamo de 5.000.000.000 de dólares. Cuente usted mismo los ceros: son cinco mil millones de dólares que se suman a una deuda que ya tenemos y a la que nadie le hace contraloría.

Y si todavía no pueden ver en proporción este desastre, mírenlo de esta manera: cuando Nicolás Maduro arrancó para China, cada venezolano le debía a nuestros acreedores unos seis mil dólares. Y apenas aterrice de vuelta, si es que le prestan la plata, cada uno de nosotros va a deber casi doscientos dólares más.

El asunto es que ninguno de esos dólares ha sido ni será invertido en usted, sino en mantenerle a ellos atornillados al poder, en comprar las conciencias de quienes se dejen y en perseguir a quienes puedan ser un problema para que mantengan sus guisos y sus fortunas.

¿Y entonces?

Mientras manipulan con una maniobra propagandística como ésa de Vuelta a la Patria, burlándose de los venezolanos que se han ido del país por culpa de la crisis, Nicolás Maduro sale a ver cómo levanta una plata, porque aquí ni siquiera para ellos es posible activar la producción ni generar las divisas suficientes que les permitan seguir financiando su fracaso.

Mientras su demagogia los ha llevado a apresar, amenazar y prácticamente saquear a una cantidad de comerciantes chinos en nuestras ciudades, sometiéndolos al escarnio público y a la cárcel, Nicolás Maduro viaja a ponerse de rodillas para que le perdonen deudas anteriores.

Mientras juegan a inventarse una criptomoneda falsa, cuyo supuesto respaldo son las reservas de petróleo, Nicolás Maduro va por el mundo comprometiendo un petróleo que no le pertenece, que ni siquiera sabe si podrán extraer y endeudándonos.

Ya Consecomercio ha dicho que después de las medidas económicas más del 40% de los comercios están cerrados. Ya la OPEP ha puesto la alarma de que la producción petrolera de Venezuela está en sus índices más bajos en décadas. Ya el mundo entero sabe que el gobierno de Nicolás Maduro es el ejemplo político irrefutable del fracaso.

Tenemos que retomar nuestra exigencia de cambio y hacerlo ahora. Es importante (hay muchos confundidos) que ayudemos a que cada persona entienda qué está pasando y por qué. Cuáles son las causas y cuáles son las consecuencias de estas medidas. Yo mismo conozco y he seguido de cerca la investigación de varios expertos y especialistas que han nacido en esta tierra y, desde aquí y desde muchos lugares del mundo, se mantienen estudiando la manera y las estrategias con las cuales saldremos de este infierno en el que nos han metido. Pero para eso es fundamental que nuestra gente sepa, entienda, divulgue. Y nos toca hacerlo desde nuestras posibilidades de la comunicación.

Háganle saber a cada militante del oficialismo, a cada familia chantajeada por las bolsas de comida, a cada militar que conozcan, a cada policía, a cada funcionario público, a cada obrero, a cada vecino, que apenas el avión en el que Nicolás Maduro fue a pedir cacao a China toque tierra en Venezuela todos vamos a estar con más hiperinflación, más endeudados y más pobres.

Aquí muy pocos se salvan de las consecuencias de este cruel experimento económico que ha decidido llevar adelante Nicolás Maduro. Sólo se salvarán ellos y sus bolsillos llenos. Ellos y sus mercados de comida hechos afuera. Ellos y sus cómplices, detrás de la mentira de una producción de petróleo que no pueden mantener. Pero no podrán huirle a las consecuencias por mucho tiempo. La mentira al final terminará desnuda frente a la verdad.

A esta locura sólo se le puede poner un parao desde la mayoría que somos, porque los más afectados con todos esos excesos cometidos por el gobierno son quienes menos tienen. La gente en los barrios. Los campesinos. Los pescadores. Los obreros. Las familias separadas y rotas por la violencia, por el éxodo y por la política. Los liderazgos en las comunidades. Los jubilados, Las enfermeras. Los funcionarios públicos maltratados. La tropa honesta. Los militares con mística. Nos están destrozando el futuro desde la economía, engañando y mintiéndole a quienes van a ver empeñado su futuro.

No dejemos que la frustración nos duerma. No dejemos que la rabia nos haga perder el objetivo. Es el momento de que juntos le demos un parao a estos. Sólo juntos podremos. Sólo juntos. No hay otra manera ni otra respuesta. Hay que reaccionar, cada día todo empeora y nuestro deber como hijos de esta patria es evitar que Venezuela siga cayendo y que nos quede un país en escombros.

¡Qué Dios bendiga hoy y siempre a Venezuela!

16-09-18





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico