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lunes, 17 de septiembre de 2018

Las medidas del empobrecimiento, por @garciasim




Simón García 16 de septiembre de 2018
@garciasim

Aunque Nicolás Maduro insista en llamar plan al conjunto de decisiones económicas que ha adoptado, los economistas y expertos en políticas públicas expresan un consenso: acciones parciales, desarticuladas y contradictorias que carecen de consistencia para su éxito.

Pero no es en la interpretación específicamente económica donde nos interesa detenernos, sino más bien en su rebote social, que ya se está sintiendo en la vida cotidiana de la mayoría y en el análisis de sus motivaciones y efectos políticos.

No se puede ignorar que las medidas fueron presididas por una, de alto contenido progresista,  como fue el aumento inusitado del salario, en línea totalmente contraría a los convencionales programas de ajuste que concentran la austeridad en reducir salarios. Sorprendió una decisión, efectivamente dirigida a proteger a quienes viven de su trabajo y que, por primera vez, ponía a los salarios a subir por el ascensor. También por primera vez, el régimen parecía girar hacia una superación de su vacía retórica de justicia social y daba una señal, de valorización del trabajo, como una de las bases de recuperación del país. .

Pero las buenas intenciones son insuficientes, si carecen de medidas estructurales para frenar la hiperinflación y si una flexibilización económica no se corresponde con la flexibilización del sistema político y una reconstrucción de condiciones democráticas en materia de procesos electorales y en términos de acatar los mandatos de la Constitución Nacional, cuya vigencia esta suspendida de facto..

Respecto a intencionalidad política habría que precisar: 1. Al adoptar las medidas, Maduro reafirma su posición preminente en la macolla de intereses que conforman el poder en Venezuela. 2. La flexibilización económica es un falso paso atrás, porque en vez de iniciar algún viraje en el modelo, se propone reforzarlo por otras vías.3. Se intenta consolidar la hegemonía y el control del régimen sobre la sociedad destruyendo las bases que sostienen a la clase media y empobreciendo a la mayoría de los trabajadores, fijados a un salario techo que es el más bajo de América Latina y que está perdiendo aceleradamente su capacidad de compra. 4. El envoltorio progresista del aumento salarial es rasgado por una segunda intencionalidad autoritaria: liquidar lo que aun queda de sindicalización y asociación independiente al régimen. 5. La aparente flexibilización en las reglas económicas apareja una ofensiva contra los centros de transmisión y producción de conocimientos que afectan gravemente a las Universidades, instituciones culturales y a la libertad de formación e información.

Un hecho, a la vez esperanzador y preocupante, es que la reacciones concretas a la intención conservadora de las élites en el poder; afanadas en ganar tiempo, encontrar fuentes de financiamiento indiferentes al respeto de la Constitución y a  eludir el urgente cambio de modelo, provienen del movimiento social. Allí se siente el golpe contra la cultura democrática que anula la contratación colectiva en todo lo relativo a la remuneración, no sólo como medio de reproducción de la existencia sino como estímulo al desarrollo humano.

Los partidos siguen dominados por un silencio que ojalá obedezca a debates reflexivos y críticos. Sin su concurso unitario y adecuado a las modificaciones producidas en las tecnologías autoritarias, el cambio será más lento e incompleto. Pero cambio habrá.

Simón García
@garciasim

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